IMPUESTO

Rom 13:7 pagad a todos .. al que i, i; al que respeto


Impuesto (para la etimologí­a véase Tributo). Dinero, producto o propiedad que se paga al poder gobernante de acuerdo con una ley. Moisés requirió un impuesto de los israelitas para uso del tabernáculo (2Ch 24:6; cf Exo 30:13-16; Lev 27:2-8). Se habí­a abandonado ese pago, pero el rey Joás lo reestableció (2Ch 24:8-10). De acuerdo con Josefo, los judí­os lo pagaban en la tesorerí­a, aun cuando estaban en la cautividad de Babilonia. El rey Joaquí­n, de Judá, impuso un impuesto al pueblo para pagar el tributo al faraón Necao (2Ki 23:35). Psamético I (663-610 a.C.), de Egipto, percibí­a una renta del 20% pagada por la población, pero exceptuó de la misma a los sacerdotes y a los soldados. En el sistema persa, los impuestos se pagaban en parte con productos como trigo, vino, aceite y sal (Ezr 7:21, 22), y cada provincia debí­a remitir a la corte real la porción más escogida de su producción. Los judí­os de la provincia persa de Judá pagaban impuestos muy pesados a sus gobernantes en dí­as de Nehemí­as (cf Neh 9:37), y muchos de ellos tuvieron que hipotecar sus propiedades o pedir dinero prestado 575 para pagarlos (5:4). Durante la fiesta que celebraba la elevación de Ester como reina de Persia, el rey canceló o disminuyó los impuestos a las provincias (Est 2:18). El «censo» de Luk 2:2 (gr. apografe, «registro») sin duda constituyó la base para imponer un tributo o impuesto sobre las propiedades. Leví­ Mateo, un cobrador de impuestos judí­o designado por el gobierno, fue llamado por Jesús para ser su discí­pulo (Mat 9:9; Mar 2:14; Luk 5:27). Cristo desaprobó la práctica general de exigir cantidades mayores que el impuesto oficial (Luk 3:12, 13); sin embargo, se ganó la reputación de ser «amigo de los publicanos»* (Mat 11:19; cf 9:10-13). Cuando se le preguntó si era lí­cito pagar impuestos a César, Jesús aprobó la práctica, pero usó la ocasión para ordenar el cumplimiento de las obligaciones hacia Dios, estableciendo el principio de los deberes separados del cristiano hacia Dios y hacia el Estado (22:17-22). Véase Templo, Impuesto del. Bib.: FJ-AJ xviii.9. 1.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Véase TRIBUTO.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(-> denario, economí­a). La Biblia contiene diversas reflexiones y leyes sobre los impuestos, tanto polí­ticos como religiosos. Los impuestos polí­ticos están vinculados al surgimiento de la monarquí­a y aparecen en un plano más bien negativo, como en el discurso de Samuel sobre los derechos del rey (1 Sm 8,11-18) y en los disturbios que siguen a la muerte de Salomón (1 Re 12,1-16). Los impuestos religiosos están vinculados al mantenimiento de los sacerdotes y del templo (cf. Nm 18,21-28; Neh í0,36-40; 12,44). También el Nuevo Testamento habla de los impuestos polí­ticos, pidiendo a los cristianos que los paguen (cf. Rom 13,6-7) o que salgan del espacio social que está determinado por los impuestos (Apocalipsis*, idolocitos*). En este contexto hay dos pasajes especialmente significativos.

(1) Denario del cesar (Mc 12,13-17 par). Se trataba de un impuesto polí­tico, dedicado a la administración del imperio, aunque tení­a (como supieron los celotas* y muchos fariseos) un rasgo también religioso: el emperador podí­a aparecer y aparecí­a como signo de Dios sobre la tierra y su dinero puede hallarse destinado al culto. A pesar de eso, Jesús no rechaza el tributo, sino que dice «dad al césar lo que es del césar» . La única manera de evitar los tributos serí­a no tener ningún dinero del césar, no aprovecharse de ninguno de sus servicios. Desde el momento en que el hombre se vincula a los «servicios» del césar tiene que pagarlos.

(2) Didracma del templo (Mt 17,2426). Se trata del impuesto religioso de los judí­os. El texto dice así­: «Cuando llegaron a Cafarnaum vinieron a Pedro los que cobraban la didracma y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí­. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles…». Este pasaje nos sitúa ante una profunda disonancia significativa: Jesús sabe que le van a pedir la vida y que va a regalarla, gratuitamente, danto todo lo que tiene (cf. Mt 17,2223). Pues bien, mientras él habla de eso llegan los recaudadores del impuesto religioso para el templo de Jerusalén y le preguntan si paga la didracma (más o menos el salario de dos dí­as de trabajo). Esta es, sin duda, una escena parabólica, construida tras la pascua, en un tiempo en que los cristianos discutieron sobre la obligación de pagar el impuesto religioso judí­o (una didracma, es decir, medio siclo por año), para mantener el culto del templo. En principio, Jesús responde de forma negativa: la relación del hombre con Dios no se expresa en claves económicas: nada le debemos, nada nos exige; no hay impuesto religioso, no hay obligaciones sacrales con respecto a Dios. Eso significa que los fieles no deben mantener un tipo de culto que sea oneroso, pues el único culto cristiano es la vida filial y fraterna. De esa forma cesan todas las obligaciones económicas en relación con Dios. Pero, en un momento determinado, para evitar el escándalo, dentro de comunidades que no son maduras, los creyentes más espirituales pueden ceder, contribuyendo al desarrollo del culto religioso.

Cf. E. W. STEGEMANN y W. STEGEMANN, Historia social del cristianismo primitivo. Los inicios en el judaismo y las comunidades cristianas en el mundo mediterráneo, Verbo Divino, Estella 2001.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Nota: Para kensos, traducido «impuestos» en Mat 17:25 (VM,: «tributo»; RV: «censo»), véase bajo TRIBUTO.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento