Es el nombre dado a la costumbre de aplicar aceite o aceite perfumado sobre personas o cosas. En el AT se usan principalmente dos raíces: māšiaḥ y sûḵ (la última sólo nueve veces); en el NT se usa aleifō y chriō, además de sus formas compuestas (de donde se deriva el nombre Cristo). Comúnmente la referencia es al ungimiento de reyes y sacerdotes. Lo que principalmente se usaba era aceite de olivo. También se entregan las indicaciones para su composición con perfumes, a fin de usarlo con propósitos religiosos (Ex. 30:22–25).
La primera vez que se menciona un ungimiento es en Gn. 31:13, donde Jacob ungió la piedra o pilar que conmemoraba el lugar donde había soñado. Éxodo, Levítico y Números entregan instrucciones detalladas para ungir el Tabernáculo, sus utensilios, y a Aarón y a sus hijos. En esta forma, ellos eran santificados, y los sacerdotes habiendo sido santificados así, no debían contaminarse a sí mismos con los muertos, o en ninguna otra forma.
En Samuel es común el ungimiento para el reinado (aunque ya se hizo mención de esto anteriormente en Jue. 9:8 y 1 S. 2:10, 35). Samuel ungió a Saúl, y el Espíritu de Jehová vino sobre él. Cuando más tarde Samuel ungió a David, el Espíritu de Jehová vino sobre David, apartándose de Saúl. Por estas circunstancias se puede ver cuál era el significado del ungimiento. Simbolizaba la venida del Espíritu Santo sobre los siervos de Dios para capacitarlos para su obra, fuese sacerdote, rey o profeta (1 R. 19:16). En Is. 61:1 se dice que el Mesías está ungido por el Espíritu del Señor; y, en efecto, cuando Jesús entró en su ministerio mesiánico, el Espíritu descendió sobre él visiblemente (Lc. 3:22).
Después del establecimiento de la monarquía, predominan las referencias al ungimiento de los reyes. Dado que las profecías mesiánicas apuntaban más claramente a la simiente de David «el Ungido,» māšiaḥ, primero llegó a ser una descripción, pero después un título del Mesías (véase) venidero. Casos como estos pueden verse en Sal. 45:7, y sobre todo en Dn. 9:25, 26. Si la palabra se usa aquí como una descripción («el ungido») o título no es tan importante como darse cuenta que, sea como fuere, es una profecía sobre el rey venidero de la línea de David (cf. Jn. 4:25). El título estaba muy diseminado en la literatura intertestamentaria y en el material encontrado en el Mar Muerto.
También se usaba el aceite para ungir en contextos no religiosos. Is. 21:5, y probablemente también 2 S. 1:21, hablan de ungir un escudo. No se dice con qué fin se hace. Quizá servía como anticorrosivo si el escudo era de cuero o hierro. El ungir con aceite o aceite perfumado también tenía sus propósitos de belleza, servía como cosmético (Ap. 3:18; Dn. 10:3), cuya práctica se asocia con excesos de lujuria en Amós 6:6. Éste es el uso que el NT le da a aleifō (Mt. 6:17). Los pies de Jesús fueron ungidos con mirra (Lc. 7:38), y con nardo (Jn. 12:3). Aparentemente, ungir con aceite era un remedio casero (cf. Mr. 6:13; Stg. 5:14; y Lc. 10:34). Alford aboga por un uso sacramental del aceite en Stg. 5:14. El comentario de Meyer remite la sanidad a la oración, haciendo notar que «Santiago no establece» el propósito del aceite. Tal como Alford lo ha demostrado, el uso católico romano de este pasaje para apoyar la extremaunción, es totalmente descabellado.
BIBLIOGRAFÍA
B.B. Warfield, Counterfeit Miracles; Arndt; «Anoint» y «Messiah» en DDB; Alf. en James; W.E. Biederwolf, Whipping-post Theology, pp. 97–108.
- Laird Harris
DDB Davis Dictionary of the Bible
Alf. Alford’s Greek Testament
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (623). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología