De zeoforos (seguidor de Dios o nacido de Dios), este término parece haberse usado algunas veces entre los primeros cristianos como aquellos que poseían a Cristo o su Espíritu. Así, Ignacio de Antioquía (martirizado alrededor del año 110 d.C.) tuvo el título o nombre de Teóforo, aunque esto fue explicado por algunos como debido al hecho que él fuera uno de los niños bendecidos por Jesús. En la Edad Media se usó una forma adjetivada (teofórico) algunas veces para aquellos que cargaban la custodia que contenía la sagrada hostia, y por lo tanto, como se suponía, la sustancia del cuerpo del Hijo divino.
Geoffrey W. Bromiley
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (598). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología