La palabra prosélito se deriva del griego prosēlutos (lit. «uno que ha llegado a un lugar» por lo tanto «un extraño»). Se usa en la LXX para identificar a un residente extranjero (heb. gēr) dentro de las fronteras de Israel (Ex. 12:49; Dt. 5:14; 31:12, etc.). El gēr que no se identificaba a sí mismo con todos los requisitos religiosos de Israel era un residente en Israel por tolerancia únicamente y sin derechos civiles. La palabra gēr, sin embargo, llegó a aplicarse a los extranjeros que se convertían en adoradores de Jehová y adoptaban el ceremonial religioso judío, como Nicolás (Hch. 6:5). A estos convertidos al judaísmo (véase) se les otorgaba igualdad legal y religiosa, aunque no necesariamente social. Se les conocía técnicamente como prosélitos. Estos eran judíos en todo el sentido de la palabra y esto no es invalidado por Hch. 2:10 que meramente distingue entre los judíos nacidos y los gentiles que habían adoptado el judaísmo. Las condiciones culturales en los últimos siglos que precedieron la era cristiana estimularon al judaísmo a un intenso celo misionero (cf. Mt. 23:15). J. Klausner (From Jesus to Paul, New York, 1943, p. 33) estima que había más de tres millones de judíos, la mayoría de los cuales debió de haber sido prosélitos, los que participaron en la Diáspora. Las persecuciones y las restricciones legales después de la destrucción de Jerusalén iniciaron una declinación en el esfuerzo misionero o proselitismo.
Un problema especial surge en el NT por los adherentes de Jehová conocidos como los hoi foboumenoi o «temerosos de Dios». Estos incluyen al Centurión de Capernaum (Lc. 7:5), el eunuco etíope (Hch. 8:27s.), y Cornelio de Cesarea (Hch. 10). Estos eran popularmente identificados como «prosélitos de la puerta» o semiprosélitos, distinguiéndolos de los prosélitos propiamente tales o «prosélitos de la justicia», quienes habían llegado a ser judíos en todo el sentido de la palabra. E. Schuerer (Geschichte des Juedischen Volkes, 3 ed., Leipzig, 1898, Vol. III, 124ss.) cuestiona la identificación, y muchos eruditos están de acuerdo que la idea de prosélitos a medias plantea un conflicto con los principios básicos del judaísmo. Como un resultado del énfasis misionero del judaísmo, el término gēr comenzó gradualmente a asociarse con los convertidos al judaísmo. Para evitar confusiones entre este término aplicado a los prosélitos y el término aplicado a los residentes extranjeros que no habían adoptado el judaísmo, se adoptó la expresión gēr tôšāḇ. Las discusiones judías posteriores aplicaron distinciones técnicas, que surgieron de la experiencia misionera judía, a la terminología bíblica. Los rabinos pusieron en tela de juicio si los «prosélitos de la puerta» (cf. Dt. 5:14) eran gēr haṣṣeḏeq (un prosélito de la justicia) o gēr tōšāḇ (un residente extranjero). Pero el Talmud no sabe nada de alguna condición a medias, y según Schuerer (op. cit., III, p. 127), el Talmud no usa la expresión gēr hašaʿar. Detalles acerca del ceremonial conectado con la recepción de los prosélitos se encuentran en The Talmud, Yebamoth 47a (Londres, Socino Press, 1936), I, pp. 310ss.
BIBLIOGRAFÍA
Arndt; E. Schuerer, Geschichte des Juedischen Volkes, 3rd ed., III, pp. 102–135; J. Klausner, From Jesus to Paul, pp. 31–49; G.F. Moore, Judaism, I, pp. 323–353; Tacitus, History, V, 5; Juvenal, Satires, XIV, pp. 96–104.
Frederick W. Danker
LXX Septuagint
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (496). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología