ORDO SALUTIS

Parece que esta frase la introdujo un luterano, Jacob Karpov, al uso teológico en 1737. Pero la doctrina de un ordo salutis («orden de salvación») es mucho más antigua. Necesariamente, hay una amplia divergencia entre los puntos de vista católico y reformado en conexión con esto, porque aunque ambos concuerdan en que no puede haber salvación aparte de la obra de Cristo, la Iglesia Católica Romana enseña que ella es la dispensadora nombrada divinamente para dar la gracia salvadora a través de los sacramentos, los cuales, de sí mismos, conceden gracia a los recipientes. Las etapas del ordo salutis romano están marcadas por sus sacramentos de (a) bautismo, en el cual se regenera el alma; (b) confirmación, en el cual las personas bautizadas reciben el don del Espíritu Santo; (c) la eucaristía, en donde participan de la sangre y cuerpo mismo de Cristo en la hostia transubstanciada; (d) penitencia, por la que los beneficios de la muerte de Cristo se aplican a los que han caído después del bautismo; y (e) la extremaunción, la que prepara al recipiente para la muerte y lo limpia de los pecados que le quedan.

El ordo salutis de Lutero consistía simplemente en arrepentimiento, fe y buenas obras; pero el orden luterano fue elaborado después por teólogos luteranos en algo bastante parecido al orden reformado. Sin embargo, descansa sobre la suposición que la muerte de Cristo en la cruz tenía la intención de salvar a todos los hombres, y que la gracia es resistible.

El ordo salutis reformado puede encontrarse bosquejado en la Institución de Juan Calvino, III; pero, otra vez, este orden fue elaborado un poco más por teólogos reformados posteriores. En el concepto reformado, la aplicación de la redención comprada por Cristo en la cruz es una actividad del Espíritu Santo, y puede delinearse en una serie de acciones o procesos hasta que se alcance el perfecto estado de bendición. El orden reformado puede decirse que es: (a) llamamiento eficaz, el que resulta en (b) regeneración, (c) fe, la que lleva a (d) la justificación y (e) la santificación, la que al final resulta en (f) la glorificación. Algunas de estas experiencias son sincrónicas y, en este caso, estas etapas deben considerarse como en una secuencia lógica, más bien que cronológica.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Kuiper, By Grace Alone; J. Murray, La redención consumada y aplicada (Grand Rapids: Desafío).

George N.M. Collins

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (438). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología