La ley mosaica se gozaba en la caridad que debía mostrarse hacia el pobre y afligido, tanto en hechos como en actitud (cf. Dt. 15:7; 24:13). Confería derechos y privilegios que incluían el espigueo o recolección (Lv. 19:9, 10; Dt. 24:19, 21), los beneficios del año sabático y el jubileo (Ex. 23:11; Lv. 25:6, 25–30, 39–42, 47–54; Dt. 15:12–15), porciones especiales (Dt. 14:28; 26:12, 13), el pronto pago del salario (Lv. 19:13), el estar libre de la usura y retención de prenda (Lv. 25:35, 37; Ex. 22:25–27), y la participación provechosa en fiestas de júbilo (Dt. 16:11, 14; cf. Neh. 8:10). El concepto bíblico de ṣәḏaqāh se asocia bíblicamente con todos aquellos que expresan la actitud y actividad mandadas (Dt. 25:13). La misma asociación se manifiesta en Mt. 6:1 donde la Vulgata y algunos manuscritos griegos leen dikaiosunēn «justicia» en lugar de eleēmosunēn, «limosna». La palabra eleēmosunēn aparece por lo menos catorce veces en el NT. Del término ṣәḏaqāh, los rabinos desarrollaron la expresión ḡemîlaṯ ḥăsadîm, esto es, «efectuar acciones de benevolencia», y declararon que tales acciones eran uno de los tres fundamentos de la economía social (Aboth 1:2). La enseñanza del Talmud interpretaba la «justicia» como la entrega de limosna. Así interpretaban, p. ej., Gn. 18:19; Sal. 17:15; Is. 54:14. Por medio de una expansión del sentido de Pr. 10:2, los rabinos introdujeron en la costumbre de dar limosna una connotación religiosa intensa. La era mesiánica llegaría más pronto si se practicaba universalmente la entrega de limosnas o ṣәḏaqāh (Baba Bathra 10a). En el período posterior al cautiverio se desarrolló la costumbre de dar limosna en una forma sistemática y hasta exigida por la fuerza, aunque se reconocía la importancia de una motivación pura (Suk. 49b). La persona beneficiada debía ser respetada, y no debía entregarse la limosna en tal forma que humillara o desconcertara al recipiente. Se tomaba como un hecho deplorable la ostentación en la entrega de la limosna; pero al ser demasiado celosos en la realización de las prácticas religiosas, algunas de las sectas de los fariseos cayeron en este tipo de manifestaciones impropias (Mt. 6:2). Nacidos de la asociación temprana de caridad y justicia, se desarrollaron nobles instituciones judías que hicieron préstamos de dinero sin interés y seguridad tangible, que condujeron entierros, y que aun proveyeron dotes y ajuares para novias pobres. El cuidar de los pobres era un mandato mesiánico (Mt. 6:1–4; Lc. 14:13) y una costumbre cristiana (Gá. 2:10; Hch. 11:27–30; Ro. 15:16; 1 Co. 16:14).
BIBLIOGRAFÍA
Lawrence Duff-Forbes
JewEnc Jewish Encyclopaedia
LXX Septuagint
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (361). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología