La palabra hebrea para «juez» es šōp̄ēṯ; parece haberse referido originalmente a aquel que pronunciaba un oráculo, esto es, a uno que hablaba por Dios. Esto es claro por Ex. 18:13, 15, 16. Pero en el mismo capítulo, versículos 25–26, se hace evidente que finalmente se nombraron ancianos para que cuidasen de los muchos casos que se levantaban donde se necesitaba consejo. En consecuencia, la palabra vino a tener más tarde un significado más amplio del que tuvo al principio. Las regulaciones de las responsabilidades del juez eran por demás claras (Ex. 23:6–8; Dt. 16:19). La decisión del juez debía ser sin prejuicios o parcialidad. Él tenía que ver que se hiciese perfecta justicia, debía rechazar el soborno y guardarse contra la influencia de la opinión popular para que no afectase su juicio. En el período de los jueces la justicia era administrada por líderes en los que el pueblo confiaba (Jue. 4:5). Samuel organizó un tribunal ambulante para juzgar (1 S. 7:16). Una de las responsabilidades del rey era juzgar (1 S. 8:20; 2 S. 15:1–6).
La idea de juicio aparece en varios contextos en el NT, por lo común en la esfera ética: (1) krinō significa «juzgar», «dar un veredicto» (Lc. 7:43; Hch. 15:19), (2) diakrinō, «distinguir», «discriminar» (1 Co. 11:31; 14:29), (3) anakrinō, «investigar», «escudriñar» (1 Co. 4:3). La conciencia cristiana hace que los juicios éticos sean algo inevitable e imperativo. «El espiritual juzga todas las cosas» (1 Co. 2:15). Parece que el NT enseñara que el cristiano no debía juzgar a su hermano. Jesús da el mandamiento, «no juzguéis» (Mt. 7:1). Pablo dice que aquel que es espiritual no es juzgado por ninguno (1 Co. 2:15). Pero un examen de los contextos de estos pasajes demuestra que lo que Jesús tenía en mente es que uno no debe juzgar a otro sin primero juzgarse a sí mismo, y que Pablo quiere decir que una persona espiritual no puede ser juzgada por un hombre natural en las cosas espirituales. Es imposible hacer un juicio ético sin a la vez hacer un juicio sobre aquel que realiza el acto. Jesús hizo tales juicios (Mt. 16:23; Jn. 1:47; 6:70). El juicio del cristiano debería reflejar la mente de Cristo y debería empezar con un examen de uno mismo (Mt. 7:3–5).
Arnold C. Schultz
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (341). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología