El helenismo se puede definir como la cultura, el idioma y la filosofía de vida que prevalecían en el mundo greco romano durante el tiempo de Cristo.
La fe cristiana tiene una gran deuda con un aspecto del helenismo. El cristianismo usó el idioma griego para la difusión de la fe cristiana a través del mundo mediterráneo—el mismo idioma que sirvió para divulgar el helenismo a través del mismo territorio. Ciertos elementos tuvieron papeles estratégicos en el helenismo: costumbres comunes, rasgos culturales, lazos religiosos, libre intercambio de ideas en filosofía, religión y política. El helenismo, aunque nacido en Grecia, era de carácter inherentemente internacional. El teatro, los concursos deportivos o atléticos, la escultura, la arquitectura, la literatura, todos ellos fueron productos del helenismo. El helenismo encarnaba la expresión espontánea del individuo en las esferas de lo social, lo político, lo económico o lo filosófico. Esta libertad de acción y de pensamiento condujo a quienes estaban «helenizados» a una nueva forma de vida. Aunque hubo grupos o individuos que se negaban a aceptar mucho de lo que el helenismo traía consigo, no podían quedar sin ser alcanzados por él. Los judíos que hablaban griego son llamados helenistas. Los que vivían fuera de Palestina tenían que hablar el griego. Ellos estaban completamente con los judíos palestinos que hablaban arameo en cuanto a las verdades teológicas básicas del AT. Sin embargo, el idioma y la cultura griegos les dio una perspectiva diferente.
El sustantivo Hellas significa Grecia. En el uso popular designaba la provincia romana conocida oficialmente como Acaya (Arndt, p. 251). Éste es su significado en Hch. 20:2.
Otro nombre Hellēn (usualmente se encuentra en plural) aparece veintiséis veces. Dos veces se emplea para referirse a un hombre de cultura e idioma griegos. Pablo es deudor a griegos y bárbaros (Ro. 1:14). Aquí la humanidad se divide entre los que hablan griego y los que no hablan griego. Es una división lingüístico-cultural. El nuevo hombre se va renovando hacia el conocimiento sobre la base de la imagen del que lo creó. Donde existe tal renovación, no hay griego ni judío, esto es, no hay divisiones culturales, ni circuncisión ni incircuncisión, ni división ceremonial ni religiosa, ni bárbaro ni escita, ni persona de cultura no griega ni un salvaje, ni esclavo ni libre, ni divisiones sociales (Col. 3:11). Estos contextos sugieren que una persona inmersa en la cultura griega era un exponente entusiasta de este modo de vida.
En un sentido más libre, Hellēnes (griegos) se refiere a todo aquel que queda bajo la influencia de la cultura griega.
La expresión se usa en dos partes para referirse a los prosélitos (véase), es decir, gentiles temerosos de Dios que se habían convertido del paganismo al judaísmo. Algunos representantes de ellos buscaban a Jesús casi al final de su ministerio (Jn. 12:20–21). Tales personas estaban abiertas al mensaje cristiano. Muchos de ellos fueron persuadidos a hacerse cristianos por la enseñanza de Pablo (Hch. 17:4).
En un sentido más libre, la palabra Hellēnes se usa para referirse a los gentiles (es decir a los paganos), así como a todos los que hablaban griego y, por lo tanto, daban muestras de algún contacto con la cultura griega. En ciertos contextos en Hechos, refiriéndose a la obra misionera de Pablo en las ciudades (Hch. 14:1; 18:4; 19:10, 17), y en Romanos, los hombres son divididos en judíos y gentiles (Ro. 1:16; 2:9, 10; 3:9; 10:12). Gentil se refiere a los no judíos. En categorías tan amplias, la denotación cultural de Hellēnes se debilita o se pierde, mientras la palabra judío retiene su significación religioso-cultural.
En otros contextos, donde Hellēnes debe traducirse «gentil», es clara la sugerencia de la cultura griega. Los judíos especulaban que Jesús se iría a enseñar a los griegos (Jn. 7:35). Hombres de Chipre y Antioquía hablaron a los gentiles en Antioquía (Hch. 11:20). Algunos textos dicen «judíos de habla griega» en lugar de gentiles, pero el contexto ciertamente favorece «gentiles». Los matrimonios mixtos enfatizan las diferencias culturales. La madre de Timoteo era judía y su padre era gentil (Hch. 16:1, 3), lo que significa que hablaba griego como representante de la cultura griega. Esto no significa necesariamente que era de origen griego. Pero traducir Hellēnos como «griego» implica esto. Por otra parte, cuando Pablo dice que los judíos piden señales y los Hellēnes buscan sabiduría, la traducción «griegos» es tan buena como «gentiles», o quizás mejor. Aunque el contexto indica una doble división de la humanidad, la búsqueda de la sabiduría favorece la traducción «griegos» (1 Co. 1:22, 24).
El sustantivo Hellēnistēs designa a un judío de habla griega. Así, todos los judíos que vivían en la dispersión eran helenistas. Aun en Palestina había algunos. La iglesia cristiana primitiva tuvo muchos convertidos de entre ese grupo. Los judíos de habla griega y su murmuración contra los judíos de habla aramea amenazaron la unidad de la iglesia (Hch. 6:1); pero la sabia designación de siete judíos de habla griega como diáconos, produjo armonía y un poder aumentado. Los judíos helenistas que no respondieron al mensaje cristiano eran muy hostiles (Hch. 9:29–30). Los que sí respondieron fueron muy buenos elementos misioneros especialmente entre los gentiles (Hch. 11:20).
Cuando Pablo dijo a los Corintios que fuesen sin ofensa a los judíos, a los gentiles y a la iglesia de Dios (1 Co. 10:32), hablaba de las dos divisiones principales que existían antes de la encarnación de Cristo, y de la iglesia como que está formada por un tercer orden obtenido de las dos primeras categorías. En la iglesia se derribaba definitivamente la barrera entre judío y gentil (Ef. 2:11–22).
BIBLIOGRAFÍA
Arndt; Windisch, JWNT, II, pp. 501–514; W.W. Tarn, Hellenistic Civilization, 3a edición.
- Berkeley Mickelsen
Arndt Arndt-Gingrich, Greek-English Lexicon
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (288). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología