EMANACION

Esta palabra se deriva del latín y significa «fluir», siendo éste un término común en el gnosticismo (segundo siglo d.C.). Éste juega un papel importante en el intento de solucionar el problema del mal. El mundo material era considerado malo en sí mismo. El Ser Supremo debía estar separado de tal degradante conexión. Una serie de emanaciones o (aeones) llevaba así a interponerse entre él y el creador del universo material llamado el Demiurgo, o dios del AT. El término también es usado por los místicos medievales para aquellos estados de la mente que se consideraban etapas en el ascenso hacia Dios. Tales escalas graduadas de virtud eran el producto de la imaginación.

Richard E. Higginson

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (203). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología