El nombre se deriva del hebreo. En el AT la palabra «pobre» implicaba la idea de humildad, sufrimiento por causa de la justicia. La secta se desarrolló lógicamente de los judaizantes de los días de Pablo. Mantuvieron enteramente la ley mosaica poniendo especial atención en la circuncisión y en el Sabbath, y reverenciaban a Jerusalén como si hubiera sido la morada de Dios. Para ellos, Jesús era el último y más grande de los profetas, el hijo natural de José y María, pero no el eterno Hijo de Dios. «Después de su bautismo, Cristo descendió sobre él en la forma de una paloma», pero se apartó de él antes de su crucifixión. Jesús murió y resucitó, pero Cristo permaneció impasible, siendo por naturaleza espiritual (Ireneo Adv. haer. I, XXVI, 1, 2). Solamente se usaba el evangelio de Mateo y Pablo fue rechazado como un apóstata de la Ley (Eusebio iii. 27).
La destrucción del templo en el año 70 d.C. fue un golpe fatal para todos los cristianos judíos. Cesaron de ejercer cualquier influencia porque fueron separados de los principales centros de actividad que eran exclusivamente gentiles. Ellos se desorganizaron y el remanente fue absorbido por el islam. Su concepto imperfecto de Cristo ha reaparecido de tiempo en tiempo en la historia cristiana.
Algunos eruditos afirman que la comunidad de Qumrán consistía de judíos cristianos del tipo ebionita.
BIBLIOGRAFÍA
H.J. Schonfield, Secrets of the Dead Sea Scrolls; F.F. Bruce, Second Thoughts on the Dead Sea Scrolls; A. Dupont Sommer, The Jewish Sect of Qumrah and the Essenes; Charles F. Pfieffer, The Dead Sea Scrolls.
Richard E. Higginson
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (199). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología