La disconformidad apunta al rehusarse a adherirse a la norma aceptada. Así, los cristianos no deben conformarse al mundo, de modo que sus creencias y conducta y actitudes deben ser distintas a las que normalmente se adoptan. Sin embargo, también podría ser que los cristianos no quieran conformarse a las creencias o prácticas de la iglesia con la que ellos están en desacuerdo en varios puntos. De esta forma, el término se usa a menudo, particularmente, en la historia de la iglesia de Inglaterra, para disidencia eclesiástica. Los primeros disidentes en este sentido fueron los puritanos o separatistas, quienes, abierta o prácticamente, rehusaron seguir las formas de culto establecidas por la Comunidad Reformada Inglesa (a los católicos romanos se les dio el nombre especial de recusantes). Después, el término se usó para disidentes de todas clases, como bautistas, quáqueros, congregacionalistas, metodistas. El asunto es difícil ya que se podría argumentar que por un lado, las decisiones mayoritarias legítimas deberían ser autoritativas hasta que se muestre legítimamente que son erróneas, mientras que, por otro lado, se puede alegar que los individuos o aun la minoría no debieran actuar contra la consciencia si la pureza o práctica evangélica pareciera estar en peligro. Es posible que la causa de la disidencia inevitable esté en la búsqueda de una uniformidad demasiado rígida y detallada.
Véase también Separación.
Geoffrey W. Bromiley
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (186). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología