La palabra comer (AT ʾāḵal y otras; NT esziō) se emplea con una variedad de significados. La primera prueba del género humano se centra en una prohibición de comer (Gn. 2:16, 17). Puesto que Dios había dado a Adán y Eva todas las cosas, ésta era la mejor prueba de su obediencia. La caída llegó a ser un hecho histórico cuando Adán comió del fruto prohibido (Gn. 3:6; Ro. 5:12). En los días de Noé existía la prohibición de comer sangre (Gn. 9:4 y Hch. 15:19, 20). La prohibición de algunas comidas se instituyó como una manera de enfatizar la separación de Israel de las naciones paganas, de manera que pudiera mantenerse ajena a las prácticas idólatras y siendo un canal limpio para la venida del Mesías (Lv. 11 y Dt. 14). Es bien conocido el hecho de que el rabinismo judío sobrepasó estas prescripciones hasta llegar a poner una pesada carga sobre el pueblo de Israel (Mr. 7:1–8; Hch. 15:10). Se establecieron meticulosas prescripciones para la comida sacrificial de la Pascua (Ex. 12:4ss.).
La manera de comer y beber de un hombre expresan su forma ordinaria de vida (Mt. 11:19; Lc. 7:34) como en los días de Noé (Lc. 17:27). El aspecto de esta actividad está contenido en una serie de prescripciones y prohibiciones sobre la manera, tiempo y artículos que se pueden comer.
El comer juntos significa tanto adopción (2 S. 9:7; Jer. 52:33) como el entrar en pacto (Jer. 41:1). Ex. 24:11 revela que el concepto de una relación de pacto subraya la comida sacrificial. Se consideraba una perfidia y una traición el romper un pacto establecido mediante una comida sacrificial (Sal. 41:9; Jn. 13:18).
Cuando la comida no estaba relacionada con la vida espiritual, no satisfacía (Ez. 12:18; Mi. 6:14). Comer «completamente» significa destruir (Sal. 53:4). El excederse en la comida se condena a través de la Biblia (Ec. 10:16, 17; Is. 5:11, 12; 1 Co. 6:13; Fil. 3:19). También se condena el descuido personal (Mt. 24:49; Lc. 12:19). Se prohíbe la ansiedad por la provisión de comida (Mt. 6:24–34; Lc. 12:22–34).
De los relatos acerca de la institución de la Cena del Señor, únicamente Mt. 26:26–28 tiene el mandato de comer, aunque 1 Co. 11:26 menciona el hecho de la comida sin un imperativo. El pan, que simboliza el cuerpo de Cristo entregado vicariamente por el hombre pecador, debe ser recibido y comido por el comulgante. Aunque la jerarquía romana excluyó a los laicos de la participación de la copa desde la Edad Media, comer del pan fue siempre una parte indispensable en la celebración de la Eucaristía. Los seguidores de Cristo comerán con él en su reino (Lc. 22:30).
En Jn. 6:35–50, Cristo se señala a sí mismo como el pan de vida. Él es el alimento espiritual de los creyentes a través de la obra redentora en su muerte. Ya sea que se nos permita ver aquí una referencia a la Cena del Señor, o no, se indica claramente la comunión con Cristo en su obra redentora y el apropiarse por fe de dicha obra. En la comunión con Cristo se obtiene poder que sustenta la vida.
Un examen del libro de los Hechos revela la importancia de la comida de comunión, tanto si se hacía en un servicio regular de comunión o ágape (Hch. 2:42; 1 Co. 11:20, 21), como en la conmemoración de la Cena del Señor (1 Co. 11:28). Tan significativas como fueron al principio estas reuniones para los creyentes judíos, fueron aun más vitales para estrechar los lazos entre judíos y gentiles. Así que, Pablo tenía razón para estar profundamente preocupado de la conducta de Pedro en Antioquía (Gá. 2:11–13).
La cuestión de la libertad cristiana se expone ampliamente en el hecho que si se debía comer lo sacrificado a los ídolos (1 Co. 8:10) o alimentos que repugnaran a otros creyentes (Ro. 14). La apropiación de la verdad es a veces ilustrada por el acto de «comer» el mensaje que debe ser proclamado o predicado (Ez. 2:8; 3:3; Ap. 10:10).
BIBLIOGRAFÍA
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Charles L. Feinberg
HDCG Hastings’ Dictionary of Christ and the Gospels
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Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (110). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología