BUENO, EL BIEN, BONDAD

En el AT «bueno» es la traducción de la palabra hebrea ṭôḇ. Su sentido en germen es «agradable». Tiene implicación ética solamente en sentido derivado. Bueno, en el sentido de bondad moral, emerge progresivamente en la Biblia. Dios es amor, es la culminación de la revelación de Dios en Jesucristo.

La palabra «bueno» tiene una gran variedad de usos en las Sagradas Escrituras. Se ve que la obra de Dios en la creación se considera buena (Gn. 1). Un sentido más ético hace que sea equivalente a recto (Dt. 6:18). El sentido de «bien» en Job 2:10 es «beneficios». En el NT las palabras griegas agazos y kalos se traducen «bueno». Ninguno de estos usos conlleva un pleno contenido ético.

En contraste con la ética griega, la Biblia centra la bondad en Dios. Es verdad que Platón y Aristóteles hacen que el «bien» sea central en sus sistemas de pensamiento. «La Forma esencial del Bien es el objetivo esencial de la ciencia» (Platón, La República, Libro VI). «Si es cierto que en la esfera de acción hay un fin que nosotros deseamos por amor a él mismo, y por causa de lo cual queremos todo lo demás, es claro que ello será el bien o el sumo bien» (Aristóteles, Etica, Libro 1). Aunque son muy nobles, las ideas de la naturaleza del Summum Bonum no conducen a un Dios personal viviente como el fundamento del bien. Sin embargo, en la Biblia se declara que Dios es bueno por sus actos de amor redentor. Esta no es una conclusión a la que se llega por medio del pensamiento conceptual, sino por una percepción religiosa personal por parte de quienes han sido iluminados y levantados por la gracia de Dios mediada a través de Cristo.

  1. La bondad y los valores. La belleza, la verdad y la bondad a veces son señalados como los tres valores finales. Muchos teólogos cristianos consideran que esta tríada se puede reducir a un valor fundamental, esto es, la bondad. Surgen dudas respecto del valor de ciertas verdades. Pueden ser triviales, o carentes de valor, o dañinas. No todas las cosas bellas deben necesariamente existir. Pero la bondad, en su sentido más pleno, es un valor absoluto. «Lo que tiene sentido en estos valores es precisamente el bien del cual tienen participación común» (F.R. Barry, Relevance of Christianity, Nisbet, Londres, 1936, p. 172).
  2. Dios y el bien. El bien moral solamente puede existir para mentes personales. El ideal del bien absoluto solamente puede existir en una mente de la cual deriva toda realidad. El bien no puede ser explicado sobre bases naturalistas o evolucionistas. Es distinto de lo que es útil y de lo agradable. Aun cuando no siempre seguimos el bien, reconocemos que tiene una exigencia absoluta sobre nosotros.

Cuando decimos que Dios es bueno, queremos decir que es bueno en el mismo sentido en que nosotros aplicamos esta palabra a los hombres, aunque en un grado superior. La bondad de Dios siempre promueve activamente la verdad y la justicia. Se necesita la severidad para hacer que el hombre pecador sea bueno.

BIBLIOGRAFÍA

Platón, La República; H.E.C. Welldon, Ethics of Aristotle; G.E. Moore, Principia Ethica; A.E. Ewing, Ethics; P.H. Nowell Smith. Ethics; Sir W. David Ross, Foundations of Ethics.

Albert Victor M’Callin

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (90). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología