(apokalyptein, apokalypsis, epiphaneia)
Apokalyptein, «quitar el velo, descubrir» y por tanto «revelar», y apokalypsis, «revelación», son términos raros en el lenguaje profano. Pablo los utiliza en un sentido religioso (véase el recuadro Escatología, apocalíptica, p. 27).
El evangelio (el mensaje de la salvación) no es una filosofía o una sabiduría humana que se aprenda o se descubra af final de largas especulaciones; es una revelación que se capta en la fe (Rom 1,17). El evangelio que os he anunciado no es del hombre y, por otra parte, no se me ha transmitido ni enseñado por un hombre, sino por una revelación de Jesucristo (Gal 1,11-12.16; 1 Cor 2,10; cf. también Ef 1,17; 3,3.5). Esta revelación tiene una dimensión escatológica: en Cristo, Dios revela la última palabra de su justicia (Rom 1,17; 16,25; Gal 3,23; cf. en un sentido negativo: Rom 1,18; 2,5). Pablo utiliza también este término para hablar de la vida cristiana, marcada por «revelaciones», que tienen siempre como finalidad la edificación de la comunidad (1 Cor 14,6; 26,30; Flp 3,15) o el servicio del evangelio (Gal 2,2; cf. 2 Cor 12,1.7).
«Revelación» describe más raramente en Pablo la manifestación de Dios en el último día (Rom 8,18-21; 1 Cor 1,7; 3,13). Este aspecto se desarrolla sin embargo en la tradición paulina (2 Tes 1,7; 2,3; 6,8). El lenguaje que se utiliza es entonces el de la manifestación o aparición (epiphainein, epipha-neia, phaneros), bien sea para señalar la encarnación de Cristo (Col 1,26; 1 Tim 3,16; 2 Tim 1,10; Tit 1,3; 3,4; cf. ya Rom 3,21; 16,26), bien para indicar su manifestación final en el último día (Col 3,4; 2 Tes 2,8; 1 Tim 6,14; 2 Tim 4,1.8; Tit 2,13).
E. Cu.
AA. VV., Vocabulario de las epístolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996
Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas