v. Mirar, Observar
Gen 1:31 vio Dios todo lo que había hecho, y he
Gen 11:5 descendió Jehová para ver la ciudad y la
Gen 16:13 tú eres Dios que ve .. ¿No he visto
Gen 32:30 porque dijo: vi a Dios cara a cara, y
Exo 3:7 he visto la aflicción de mi pueblo que está
Exo 19:21 traspase los límites para ver a Jehová
Exo 24:10 vieron al Dios de Israel; y había debajo
Exo 33:20 no podrás ver mi .. no me verá hombre
Num 14:23 no verán la tierra de la cual juré a
Deu 3:25 pase yo, te ruego, y vea aquella tierra
34:4
A. VERBOS 1. blepo (blevpw, 991), tener vista. Se emplea de visión corporal (p.ej., Mat 11:4) y mental (p.ej., Mat 13:13,14); (a) percibir (p.ej., Mat 13:13); (b) prestar atención (p.ej., Mc 13.23,33, traducido «mirad»); indica entonces una viveza mayor que jorao (véase Nº 2), expresando mayor inten ción, una contemplación intensa. En Luk 6:41 se dice de contemplar la mota en el ojo de un hermano, «miras». En Luk 24:12, de contemplar los lienzos de lino en tumba vacía: «vio»; Act 1:9, de la mirada de los discípulos cuando Señor ascendía: «viéndolo ellos». La mayor intensidad de la acción es en ocasiones comunicada con el verbo mirar. Véase MIRAR, Nº 1, y también GUARDAR. 2. jorao (oJravw, 3708), con la forma eidon, que sirve como tiempo aoristo, y opsomai para su tiempo futuro (voz media), denota ver, de visión física (p.ej., Joh 6:36); y mental (p.ej., Mat 8:4); se dice de Cristo viendo al Padre (Joh 6:46), y de lo que El había visto con el Padre (8.38). Indica de manera especial la dirección del pensamiento hacia el objeto visto. Véase MIRAR, Nº 10. Nota: «Jorao y blepo denotan ambos el acto físico: jorao en general; blepo, la mirada misma; jorao destaca la mente que discierne, blepo el modo o punto particulares. Cuando el significado físico no es el primario, jorao denota percepción en general (como resultado primario de la visión) †¦ blepo, por otra parte, cuando el significado físico no es el primario, recibe un significado puramente externo, mirar (abrirse, inclinarse) hacia [como de una situación]» (Schmidt, Grimm-Thayer). 3. aforao (ajforavw, 872), con apeidon empleado como su tiempo aoristo, apartar la mirada de algo a fin de poder ver otra cosa (apo de, desde, y Nº 2), como en Heb 12:2 «puestos los ojos en Jesús» significa tan solo ver en Phi 2:23 «yo vea» (RV: «viere»).¶ 4. kathorao (kaqoravw, 2529), lit., mirar abajo (kata, y Nº 2) denota discernir con claridad (Rom 1:20 «se hacen claramente visibles; RV: «se echan de ver»).¶ En la LXX, Num 24:2; Job 10:4; 39.26.¶ 5. diablepo (diablevpw, 1227), ver claramente (dia, a través, y Nº 1). Se emplea en Mat 7:5 «verás bien» (RV: «mirarás»); Mc 8.5: «hizo que mirase» (RV, RVR; VM: «miró fijamente»; pasaje en el que se emplea el Nº 6 en la siguiente cláusula; en Nº 1 en el v. 24, y el Nº 2 en la última parte); Luk 6:42 «verás bien».¶ 6. emblepo (ejmblevpw, 1689), mirar (en, en, y Nº 1). Se emplea de mirar con concentración. Se traduce con el verbo «ver» en Mc 8.25; «yo no veía» (Act_22 11); véase MIRAR, Nº 4. 7. anablepo (ajnablevpw, 308), mirar arriba, denota también recibir o recobrar la vista (relacionado con anablepsis, para lo cual véase VISTA); se traduce con el verbo ver en Mat 11:5 «los ciegos ven» Luk 7:22, ídem; 18.43: «vio»; véase VISTA, y también LEVANTAR, MIRAR, OJO, RECIBIR, RECOBRAR. 8. theaomai (qeavomai, 2300), examinar con atención, ver con admiración, deseo o consideración, destaca más especialmente la atención de la persona que contempla, como el Nº 1, en contraste con el Nº 2. Se emplea en Mat 11:7 «a ver», en tanto que en la preguntas en los dos siguientes versículos se emplea idein, infinitivo de eidon (véase bajo Nº 2). En el v. 7 se destaca el interés del espectador, mientras que en los vv. 8 y 9 la atención es dirigida de un modo especial al objeto contemplado. Se traduce con el verbo ver, además de en el pasaje mencionado, en Mat 6:1; 22.11; 23.5 (RV, «ser mirados»); Mc 16.11,14; Luk 5:27; 7.24; 23.55; Joh 1:14,32, 38; 6.5; 8.10; 11.45; Act 1:11; 8.18; 21.27; 22.9; Rom 15:24; 1 Joh 4:12,14; con el verbo mirar en Joh 4:35 «mirad los campos»; en 1 Joh 1:1 «hemos contemplado» (RV: «hemos mirado»). La traducción más apropiada de este verbo sería contemplar. Véanse CONTEMPLAR, MIRAR, Nº 17.¶ 9. theoreo (qeorevw, 2334), denota ser un espectador de, indicando el cuidadoso examen de los detalles del objeto observado. Señala, de manera especial, como el Nº 1, la acción de la persona que contempla, p.ej., Mat 28:1 «vinieron †¦ a ver el sepulcro». Se traduce en varias ocasiones como «mirar» y en Heb 7:4 «considerad». La diferencia entre este verbo y los Nº 1 y 2 queda patente en Joh 20:5,6,8; en el v. 5 se emplea blepo, de la percepción por parte de Juan de los lienzos de lino en la tumba, sin haber entrado en ella; vio en el acto que el Señor no estaba allí. En el v. 6 la observación más detenida de Pedro queda expresada por el verbo theoreo. Pero en el v. 8 se expresa la comprensión por parte de Juan del significado de los lienzos no perturbados por medio del verbo eidon (véase Nº 2, y véase ENVOLVER, Nº 4 y 5). 10. faino (faivnw, 5316), hacer aparecer, y en la voz pasiva, aparecer, ser manifiesto. Se traduce «ser vistos» en Mat 6:5; «nunca se ha visto cosa semejante» (Mat 9:33); «de lo que no se veía» (Heb 11:3); véase APARECER, Nº 3, y también ALUMBRAR, BRILLAR, MOSTRAR, PARECER, RESPLANDECER. 11. jistoreo (iJstorevw, 2477), de jistor, erudito en alguna materia; denota visitar con el fin de hacer conocimiento de (Gl 1.18: «para ver a Pedro», VM: «para conocer»).¶ 12. fantazo (fantavzw, 5324), hacer visible. Se emplea en su forma participial (voz media), con el artículo neutro, como equivalente a un nombre (Heb 12:21 «lo que se veía» (RV, RVR; RVR77: «espectáculo»).¶ Notas: (1) diafero, traducido «no tengo que ver» en Gl 2.6 (RVR: «importa»), se trata bajo IMPORTAR, Nº 1; véanse también ATRAVESAR, DIFERIR, DIFUNDIR, LLEVAR, MEJOR (SER), A TRAVES, VALER. (2) dokeo, para lo cual véase PARECER, A, Nº 1, se traduce «que se ven» en Mc 10.42 (RV; RVR: «que son tenidos por»). Véase también TENER POR, etc. (3) Para oida, conocer, entender, y traducido «viendo Jesús sus pensamientos» (Mat 9:4, RV; RVR: «conociendo»; Luk 9:47, RV: «viendo los pensamientos»; RVR: «percibiendo»), véanse CONOCER, A, Nº 2, SABER, A, Nº 3, y también ENTENDER, PERCIBIR, RECONOCER. (4) epiblepo, mirar sobre (epi, sobre, y Nº 1), que en el NT significa considerar con favor, se traduce «que veas» en Luk 9:38; véanse MIRAR, Nº 5, RESPETAR, A, Nº 3. (5) ginosko, conocer, traducido «como vieron la gracia», (RV; RVR: «reconociendo»), se trata bajo CONOCER, A, Nº 1; véanse también CERCIORAR, ENTENDER, INFORMAR, RECONOCER, SABER, etc. 6) katanoeo, considerar, observar, se traduce «velan una ensenada» (Act 27:39). Véase CONSIDERAR, Nº 4, y también COMPRENDER, OBSERVAR, etc. (7) Para proorao, prever, ver anticipadamente (Act 2:25,31; 21.29; Gl 3.8), véase PREVER, Nº 1.¶ (8) adelos, adjetivo que se traduce «que no se ven» (Luk 11:44), se trata bajo INCERTIDUMBRE, B. (9) Para autoptes, testigo ocular, traducido libremente «lo vieron con sus ojos» en Luk 1:2, véase OCULAR (TESTIGO), Nº 1.¶ (10) epoptes, que se traduce libremente en 2Pe 1:16 «habiendo visto con nuestros propios ojos», se considera bajo OCULAR (TESTIGO), Nº 2.¶ (11) Para blemma, traducido «viendo» en 2Pe 2:8, véase C más adelante.¶ (12) Para idou, «ved» en Mat 26:46, véanse MIRAR, Nº 21, etc. B. Nombre blemma (blevmma, 990), primariamente una mirada, un vistazo (relacionado con A, Nº 1), denota vista (2Pe 2:8), traducido como verbo: «viendo» (RV, VM: «ver»). Algunos lo interpretan como significando «mirada». Moulton y Milligan ilustran este significado mediante los papiros; pero parece difícil tomar la siguiente palabra «oído» (en la estructura gramatical correspondiente) de esta manera. Cf. F. Lacueva: «al ver y oír el justo»; Nuevo Testamento Interlineal.¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
Al paso que los *ídolos «tienen ojos y no ven» (Sal 135,16), Dios ve «todo lo que está bajo el cielo» (Job 28, 24), en particular a «los hijos de Adán» (Sal 33,13s), cuyos «riñones y corazones sondea» (7,10). Pero para el hombre es «un Dios escondido» (Is 45,15), «al que nadie ha visto ni puede ver» (ITim 6,16; 1,17; lJn 4, 12). Sin embargo, Dios se escogió un pueblo «al que se hizo ver» (Núm 14,14) hasta a aparecerle en la persona de su Hijo único (Jn 1,18; 12, 45) antes de introducirlo un día en el *cielo para que «vea su rostro» (Ap 22,4).
AT. I. EL DESEO DE VER A DIOS. Ver a Dios «con los propios ojos» (Is 52,8) es el *deseo más profundo del AT. La nostalgia del *paraíso que domina toda la Biblia es en primer lugar la conciencia de haber perdido el contacto inmediato y familiar con Dios, es el *temor permanente de su *ira, pero es también la *esperanza infatigable de descubrir su *rostro y de verlo sonreir. Las dos grandes experiencias religiosas de Israel, la experiencia de la *presencia de Dios en el *culto y la experiencia de su *palabra en los *profetas están orientadas ambas hacia esta experiencia privilegiada: ver a Dios.
1. Las teofanías proféticas representan la cima de la existencia y de la misión de los profetas. *Moisés y *Elías conocieron esta experiencia en su forma más alta. Y sin embargo, a Moisés que pide a Dios: «Hazme ver tu *gloria» (Ex 33,18), le responde el Señor aun escuchando su ruego: «Yo te cubriré con mi mano mientras paso…, me verás de espaldas, pero mi rostro no se puede ver» (33,22s). Elías, al aproximarse Yahveh, «se vela el rostro» y sólo oye una voz (IRe 19,13. Nadie puede ver a Dios si Dios no se da a ver. El privilegio de Moisés tiene algo de único, «mira la *imagen de Yahveh» (Núm 12,8). Los profetas, a diversos niveles, pero muy inferiores, «en sueños y en visiones» (12,6), ven algo que no es de este mundo (Núm 24, 4.16; 2Par 18,18; Arel 9,1: Ez 1-3; Dan 7,1; etc.). También *Abraham y Jacob conocieron experiencias semejantes (Gén 15,17; 17,1; 28.13), e igualmente Gedeón (Jue 6,11-24), Manoah y su mujer (13.2-23). Incluso los setenta ancianos de Israel tienen hasta cierto punto parte en el privilegio de Moisés y sobre la montaña «contemplan al Dios de Israel» (Ex 24,10), pero los LXX traducen: «vieron el lugar en que se hallaba Dios».
2. El culto, en los lugares en que Dios se ha hecho presente (Ex 20.24) suscita en los mejores el deseo de ver a Dios, de «buscar su rostro» (Sal 24,6), de «ver su suavidad» (27,4). «su poder y su gloria» (63,3), de mirar, aunque sea de lejos, al *templo (Jon 2,5). La visión de Isaías, tan próxima a las teofanías que tuvo Moisés, hace coincidir la visión profética, centrada en una *palabra y en una *misión, y la visión cultual, centrada en la *presencia (Is 6; cf. 2Par 18,18; Ez 10-11).
II. VER Y CREER. Si el deseo inextinguible de ver a Dios es satisfecho tan raras veces y tan parcialmente, es porque Dios es «un Dios oculto» (Is 45,15) que se revela a la *fe. Para *conocerle hay que *escuchar su palabra y ver sus *obras; porque en las maravillas de su creación «se deja ver lo que tiene de invisible» (Rom 1,20); viendo el *cielo y la belleza de los astros resulta claro que sobrepuja infinitamente todo lo que el hombre puede imaginar (Is 40,25s). Sobre todo viendo las maravillas que ha desplegado para su pueblo (Ex 14,13; Dt 10,21; Jos 24,17), a través de signos, cuales no se han visto nunca (Ex 34,10), Israel «vio su *gloria» (Ex 16,7); debió comprender que «Yahveh es único» (Dt 32, 39) y que si se ha oído su voz sin ver ninguna forma, es que nada en el mundo le es comparable ni la puede representar (Dt 4,12-20). Así, conocer a Dios es «ver sus altas gestas» y (comprender quién es» (Sal 46, 9ss; cf. Is 41,20; 42,18; 43,10), ver sus proezas y creer en él (Ex 14,31; Sal 40,4; Jdt 14,10). Pero, como los *ídolos estúpidos, los hombres son sordos y ciegos (Is 42,18), «tienen ojos y no ven nada; oídos y no oyen nada» (Jer 5,21; Ez 12,2), tanto que los signos y los dones de Dios, que normalmente se hacen para iluminarlos, los *endurecen en su ceguera; la predicación de los profetas acaba por «engravecer el corazón de este pueblo, por taparle los ojos para que sus ojos no vean… y su corazón no comprenda» (Is 6,10).
NT. I. DIOS VISIBLE EN JESUCRISTO. 1. En Jesucristo hace Dios ver las maravillas inauditas prometidas por los profetas (Is 52,15; 64,3; 66, 8) las cosas «nunca vistas» (Mt 9,33). Simeón puede partir en paz: «[sus] ojos han visto la salvación» (Lc 2,30). «Dichosos los ojos que ven», los gestos de Jesús: ven «lo que muchos profetas y justos desearon ver y no vieron» (Mt 13,16s); ven de cerca lo que Abraham vio «de lejos» (Heb 11,13) y de que ya se regocijaba, «el *día» de Jesús (Jn 8,56). Son dichosos a condición de no *escandalizar-se de Jesús y de ver lo que sucede en realidad: «los ciegos ven… el Evangelio se anuncia…» (Mt 11,5s). Porque muchos, no obstante operar-se ante ellos tantos signos, no pueden creer (Jn 12,37) y son incapaces de ver (Mt 13,14s; Jn 12,40, cf. Is 6,9s). Para ellos la *luz del mundo (Jn 8,12; 9,5) se convierte en tinieblas, la clarividencia se convierte en ceguera: «Si fuerais ciegos, no tendriais pecado; pero vosotros decís: «Nosotros vemos.» Vuestro pecado permanece» (Jn 9,39s).
2. Dios es visible en Jesucristo. No sólo los *cielos se abren sobre el Hijo del hombre (Jn 1,51; cf. Mt 3, 16) y los *misterios de Dios se revelan, la vida se da a los que creen en él (Jn 3,21.36), sino que la *gloria misma de Dios, la que Moisés no había podido contemplar sino en forma pasajera y parcial (Ex 33,22s; 2Cor 3,11), irradia constantemente y sin velo de la persona del Señor (2 Cor 3,18): «Nosotros vimos su gloria» (Jn 1,14). Ahora bien, «esta gloria es la del Hijo único» (1,14) y por eso «quien [le] ha visto, ha visto al Padre» (14,9; 1,18; 12,45).
II. VER A DIOS COMO ES. Ni siquiera la encarnación del Hijo de Dios puede colmar nuestro deseo de ver a Dios, pues Jesús en tanto no ha retornado a su Padre (Jn 14,12.28) no ha revelado todavía toda la gloria que le corresponde (17,1.5). Jesús debe desaparecer, volver al mundo invisible de donde viene, el mundo «de las realidades que no se ven» y que son la fuente de las que vemos (Heb 11,1s), el mundo de Dios. Por eso es necesario que no se le vea ya (Jn 16,10-19), que los hombres le *busquen sin poderle encontrar (14, 19). Sin embargo, desde el seno mismo de ese mundo invisible de la gloria puede Jesús aparecer, «hacer-se ver» (lCor 15,5-8; Act 13,31) a algunos *testigos escogidos (Act 10,40s), comer y beber con ellos, probarles que sigue siendo exactamente el mismo que habían conocido, a fin de que, al verlo sustraído a sus miradas por su *ascensión en la *nube divina, puedan testimoniar que volverá tal como lo han visto desaparecer (Act 1,9ss). La *esperanza cristiana no puede disociar estas dos esperas: unirse con el Señor para estar siempre con él (1Tes 4,17; Flp 1,23) y «ver a Dios» (Mt 5,8), «verle tal cual es» (lJn 3,2), en su misterio inaccesible, dado enteramente a sus hijos.
-> Conocer – Rostro – Fe – Puro Revelación.
LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teología Bíblica, Herder, Barcelona, 2001
Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas