A. VERBOS 1. basileuo (basileuvw, 936), reinar. Se utiliza: (I) literalmente: (a) de Dios (Rev 11:17; 19.6, pasajes en los que el tiempo aoristo, en el último traducido «reina», es «ingresivo», destacando el punto inicial); (b) de Cristo (Luk 1:33; 1Co 15:25; Rev 11:15); como rechazado por los judíos (Luk 19:14, 27); (c) de los santos, en el más allá (1Co 4:8b), donde el apóstol, haciendo un reproche sobre el inoportuno ejercicio de autoridad por parte de la iglesia de Corinto, mira con expectación el tiempo oportuno para ello en el futuro (véase Nº 2); Rev 5:10; 20.4, donde el aoristo no es simplemente de un carácter «puntual», sino «constativo», esto es, considerando una acción completa como habiendo tenido lugar, sin distinguir ninguna etapa en su progreso (en este caso el aspecto es futuro); v. 6; 22.5; (d) de potentados de la tierra (Mat 2:22; 1Ti 6:15), donde «reyes» es, lit. «los que reinan»; (II) metafóricamente: (a) de creyentes (Rom 5:17), donde «reinarán en vida» indica la actividad de la vida en comunión con Cristo en su poder soberano, que alcanzará su plenitud en el más allá; 1Co 4:8a, de la soberbia carnal que pretendía un poder que no debe ser ejercido hasta el más allá; (b) de la gracia divina (Rom 5:21); (c) del pecado (5.21; 6.12); (d) de la muerte (5.14,17).¶ 2. sumbasileuo (sumbasileuvw, 4821), reinar juntamente con (sun, con, y Nº 1). Se utiliza del futuro reinado de los creyentes juntamente y con Cristo en el Reino de Dios en manifestación (1Co 4:8c: «para que †¦ reinásemos también juntamente con vosotros»); de aquellos que sufren con Cristo (2Ti 2:12 «Si sufrimos, también reinaremos con El»; cf. Rev 20:6).¶ B. Nombre basileia (basileiva, 932), es primariamente un nombre abstracto, que denota soberanía, poder regio, dominio, p.ej., Rev 17:18, traducido «que reina», lit. «tiene (eco) reino (basileia)», como también se traduce en RV (VM: «tiene el imperio»); luego, por metonimia, un nombre concreto, denotando el territorio o pueblo sobre el que reina un rey (p.ej., Mat 4:8; Mc 3.24). Este término se utiliza especialmente del Reino de Dios y de Cristo. «El Reino de Dios es: (a) la esfera del gobierno de Dios (Psa 22:28; 145.13; Dan 4:25; Luk 1:52; Rom 13:1,2). No obstante, debido a que esta tierra es la escena de una rebelión universal contra Dios (p.ej., Luk 4:5, 6; 1 Joh 5:19; Rev 11:15-18), el Reino de Dios es (b) la esfera en la cual, en cualquier momento dado, se reconoce su gobierno. Dios no ha cedido su soberanía frente a la rebelión, sea esta demoníaca o humana, sino que ha declarado su propósito de afirmarla (Dan 2:44; 7.14; 1Co 15:24,25). En el interim, buscando obediencia bien dispuesta, El dio su Ley a una nación y designó reyes para que administraran su Reino sobre dicha nación (1Ch 28:5). Israel, sin embargo, aunque declarando todavía una adhesión nominal, se unió a la rebelión general (Isa 1:2-4), y, después de que hubieran rechazado al Hijo de Dios (Joh 1:11; cf. Mat 21:33-43), fueron «excluidos» (véase Rom 11:15,20,25). Desde entonces Dios llama a los hombres en todos lugares, sin distinción de raza ni de nacionalidad, para que se sometan voluntariamente a su gobierno. Por ello se dice del Reino ahora que es «en misterio» (Mc 4.11), esto es, no se halla dentro del campo de los poderes de observación naturales (Luk 17:20), sino que se discierne espiritualmente (Joh 3:3; cf. 1Co 2:14). Cuando, en el futuro escatológico, Dios afirme su gobierno de una manera universal, entonces el Reino lo será en gloria, esto es, será manifiesto para todos; cf. Mat 25:31-34; Phi 2:9-11; 2Ti 4:1,18. «Así, hablando de una manera general, las referencias al reino caen en dos categorías, la primera, en la que se lo contempla como presente, e involucrando sufrimiento por parte de aquellos que entran en El (2Th 1:5); la segunda, en la que se lo contempla como futuro y está asociado con recompensas (Mat 25:34), y gloria (13.43). Véase también Act 14:22: «El principio fundamental del Reino es declarado en las palabras del Señor dichas en medio de un grupo de fariseos: «el Reino de Dios está entre vosotros» (Luk 17:21); esto es, allí donde está el Rey, allí está el Reino. Así, en este tiempo presente, y por lo que a esta tierra respecta, el lugar donde el Rey se encuentra y donde se reconoce su gobierno es, primeramente, el corazón del creyente individual (Act 4:19; Eph 3:17; 1Pe 3:15); y luego en las iglesias de Dios (1Co 12:3,5,11; 14.37); cf. Col 1:27, donde en lugar de «en» se debe leer «entre». «Y ahora, siendo que el Rey y su gobierno son objeto de rechazo, aquellos que entran en el Reino de Dios entran en conflicto con todos los que rechazan adherirse a El, así como con el deseo de comodidad, y con la aversión al sufrimiento e impopularidad, consustanciales a todos. Por otra parte, los súbditos del Reino son objeto del cuidado de Dios (Mat 6:33), y del Rey rechazado (Heb 13:5). «La entrada al Reino de Dios es por el nuevo nacimiento (Mat 18:3; Joh 3:5), porque nada que el hombre pueda ser de naturaleza, o que pueda alcanzar por cualquier tipo de cultivo de sí mismo, sirve en el reino espiritual. Y como la nueva naturaleza, recibida por el nuevo nacimiento, se hace evidente en la obediencia, se dice además que solo aquellos que hacen la voluntad de Dios entrarán en su Reino (Mat 7:21), donde, sin embargo, el contexto muestra que la referencia es al futuro, como en 2Pe 1:10,11. Cf. también 1Co 6:9,10; Gl 5.21; Eph 5:5: «La expresión «Reino de Dios» aparece cuatro veces en Mateo, donde el término usual es «Reino de los Cielos». Este último no aparece en ningún otro lugar del Nuevo Testamento, con la excepción de 2Ti 4:18 «su Reino celestial». Este reino es idéntico al Reino del Padre (cf. Mat 26:29 con Mc 14.25), y con el Reino del Hijo (cf. Luk 22:30). Así, hay tan solo un reino, descrito de varias maneras; del Hijo del Hombre (Mat 13:41); de Jesús (Rev 1:9); de Cristo Jesús (2Ti 4:1); «de Cristo y de Dios» (Eph 5:5); «de nuestro Señor y de su Cristo» (Rev 11:15); «de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo» (12.10); «de su amado Hijo» (Col 1:13). «Con respecto al futuro, el Señor enseñó a sus discípulos a orar así: «Venga tu reino» (Mat 6:10), donde el verbo se halla en tiempo puntual, lo que impide la noción de un progreso y desarrollo gradual, e implicando una catástrofe repentina como se declara en 2Th 2:8: «Por lo que respecta al presente, el hecho de que alguien pertenezca al Reino de Dios no se evidencia en la observancia puntillosa de ordenanzas, que son externas y materiales, sino en cosas más profundas del corazón, que son espirituales y esenciales, esto es, «justicia, y paz, y gozo en el Espíritu Santo» (Rom 14:17)» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 68-70). «Por lo que respecta a las expresiones «el Reino de Dios» y el «Reino de los Cielos», en tanto que a menudo se emplean de una manera indistinta, no sigue de ello que en cada caso signifiquen exactamente lo mismo y que sean totalmente idénticas. «El apóstol Pablo se refiere a menudo al Reino de Dios, no dispensacionalmente, sino en lo moral (p.ej., Rom 14:17; 1Co 4:20), pero nunca de este modo del Reino de los Cielos. «Dios» no es equivalente a «los cielos». El está en todas partes y por encima de todas las dispensaciones, en tanto que «los cielos» se distinguen de la tierra, hasta que el Reino venga en juicio, poder y gloria (Rev 11:15) cuando el gobierno en los cielos y sobre la tierra vendrán a quedar unificados en uno solo. «Así, en tanto que la esfera del Reino de Dios y del Reino de los Cielos son en ocasiones idénticas, no se puede, sin embargo, utilizar ambos términos como indiscriminadamente sinónimos. En el «Reino de los Cielos» (32 veces en Mateo), el cielo está en antítesis a la tierra, y la frase se limita al reino en su aspecto terreno para el tiempo presente, y se utiliza solo dispensacionalmente y en relación con Israel. En el «Reino de Dios», en su más amplio aspecto, Dios está en antítesis a «hombre», y el término significa la completa esfera del gobierno y actuación de Dios en relación con el mundo. Tiene un sentido moral y espiritual y es el término genérico para el reino en todo tiempo. El Reino de los Cielos es siempre el Reino de Dios, pero el Reino de Dios no está limitado al Reino de los Cielos, hasta que en su forma final vengan a ser uno y lo mismo; p.ej., Rev 11:15; Joh 3:5; Rev 12:10″ (Extracto).
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento