A. Verbo guí†r (rWG , 1481), «morar como un forastero, un transeúnte». Este término solo se encuentra en semítico septentrional y en hebreo extrabíblico únicamente como nombre. En hebreo bíblico el vocablo guí†r aparece 84 veces y durante todos los períodos de la lengua. Esta acepción de guí†r debe distinguirse de otra que significa «temer» (Num 22:3). El verbo quiere decir «morar en una tierra como huésped». El primer caso del término está en Gen 12:10, donde se narra que Abram viajó a Egipto y moró allí como huésped. En Gen 21:23, Abraham pacta con Abimelec, quien le advierte: «Conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en donde has morado». B. Nombres ger (rG» , 1616), «huésped; extranjero». Ger se encuentra unas 92 veces en todos los períodos del hebreo bíblico. Un ger no era un simple forastero (nakréí†) ni extranjero (zar). Era un residente permanente que, siendo ciudadano de otra tierra, emigró a un nuevo país de residencia. A menudo, ha abandonado a su tierra natal en circunstancias difíciles, como cuando Moisés huyó a Madián (Exo 2:22). Ya sea que la razón de su viaje fuera para huir de alguna dificultad o solo porque buscaba un nuevo lugar de residencia, el ger andaba en busca de aceptación y refugio. Por consiguiente, podría llamársele también un toí†shab, un colono. Ni el colono ni el «huésped» podían poseer tierras. En la tierra de Canaán la posesión de tierra se limitaba a miembros o descendientes de las tribus originales. Únicamente ellos tuvieron plena ciudadanía con todos los privilegios, lo que significaba disfrutar de lleno de la herencia de los dioses y antepasados, privilegios y responsabilidades feudales (cf. Eze 47:22). En Israel un ger, al igual que un sacerdote, no podía poseer tierras y gozaba de los privilegios del tercer diezmo. Cada tres años el diezmo de la cosecha debía depositarse en la entrada de la ciudad ante los ancianos para que se ditribuyera entre «el levita que no tiene parte ni heredad contigo, el forastero, el huérfano y la viuda que haya en tus ciudades» (Deu 14:29 rva). En el escatón tales «huéspedes» se trataban como verdaderos ciudadanos: «Haréis el sorteo de ella para que sea heredad para vosotros y para los forasteros que residen entre vosotros, quienes han engendrado hijos entre vosotros, y que son para vosotros como nativos entre los hijos de Israel. Ellos participarán con vosotros en el sorteo para tener posesión entre las tribus de Israel» (Eze 47:22 rva). Bajo la Ley Mosaica, los extranjeros no eran esclavos sino más bien estaban generalmente al servicio de un israelita de cuya protección disfrutaban (Deu 24:14). Esto, sin embargo, no siempre era el caso. A veces un «huésped» era rico y los israelitas podían estar a su servicio (Lev 25:47). Al ger se le trataba (excepto por privilegios y responsabilidades feudales) como un israelita amparado por la ley: «Oíd la causa de vuestros hermanos y juzgad con justicia entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él» (Deu 1:16 rva); «Pero vosotros, guardad mis estatutos y mis decretos, y no hagáis ninguna de todas estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que habita entre vosotros» (Lev 18:26 rva); «Habrá una misma ley para vosotros, tanto para el extranjero como para el natural; porque yo soy Jehová vuestro Dios» (Lev 24:22 rva). Los ger también disfrutaban del descanso del sábado (Lev 25:6) y de la protección divina (Deu 10:18). Dios ordena a Israel amar al extranjero como a sí mismo (Lev 19:34). El ger podía circuncidarse (Exo 12:48) y así gozar de todos los privilegios de la religión verdadera: la Pascua (Exo 12:48-49), el Día de Expiación (Lev 16:29), presentar ofrendas (Lev 17:8) y asistir a todas las fiestas (Deu 16:11). Tenía la obligación de guardar todas las leyes de la pureza (Lev 17:15). Dios dice a Israel que El es el verdadero dueño de toda la tierra y que su pueblo, como «huésped», es vasallo suyo (Lev 19:34; Deu 10:19). Se les advierte que deben tratar a los «huéspedes» con justicia, equidad y amor porque, como Abraham (Gen 23:4), fueron «huéspedes» en Egipto (Exo 22:21). En casos jurídicos, el «huésped» podía apelar directamente a Dios el gran Señor feudal (Lev 24:22). Hay otros dos nombres relacionados con guí†r que son meguí†réí†m y geruí†t. Meguí†réí†m se encuentra 11 veces y se refiere «al estado o la condición de ser un huésped» (Gen 17:8) y también «al lugar en que un huésped mora» (Job 18:19). Geruí†t aparece una vez para referirse también a «donde un huésped habita» (Jer 41:17). Algunos peritos piensan que el vocablo es más bien un nombre propio que forma parte del nombre de un lugar.
Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento