MONTE, CORDILLERA

har (rh’ , 2022), «cordillera; región montañosa; monte». Este vocablo aparece además en ugarí­tico, fenicio y púnico. Se halla también en hebreo bí­blico unas 558 veces durante todos los perí­odos. La primera vez que aparece en la Biblia, har se refiere a la «cordillera» sobre la que el arca de Noé reposó (Gen 8:4). En su modalidad singular la palabra puede significar una «cordillera» o las «montañas» de alguna región: «Y se dirigió al monte [la región montañosa] de Galaad» (Gen 31:21). Jacob huí­a de Labán hacia las «montañas» donde pensaba esconderse. Esta acepción puede abarcar también una región predominantemente montañosa; el término apunta a un territorio más amplio que las montañas que forman parte de ello: «Les dieron en la región montañosa de Judá, Quiriat-arba, que es Hebrón, con sus campos de alrededor. (Arba fue el padre de Anac.)» (Jos 21:11 rva). El vocablo puede aplicarse a alguna «montaña» en particular: » [Moisés] llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios» (Exo 3:1). En este caso, el «monte de Dios» es Horeb. En otros pasajes es Jerusalén: «¿Por qué observáis, oh montes altos, al monte que deseó Dios para su morada?» (Psa 68:16). Har se aplica también a poblaciones ubicadas sobre cerros y en laderas de montañas: «También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades» (Jos 11:21). En cuanto a esto, compárese Deu 2:37 «Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegamos; ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios habí­a prohibido». Al comparar Jdg 1:35 con Jos 19:41 comprobamos que el «monte de Heres [Ir-semes]» equivale a la ciudad de Heres. La literatura poética del Antiguo Testamento refleja la cosmovisión de sus tiempos. En Deu 32:22 los montes tienen sus fundamentos en «las profundidades del Seol» y sostienen la tierra (Jon 2:6). Los picos de las montañas alcanzan hasta el cielo en que mora Dios (Isa 24:21; en Gen 11:4 los que levantaron la torre de Babel pensaron falsamente que alcanzarí­an la morada de Dios). Aunque serí­a erróneo concluir que Dios reacomoda esta comprensión de la creación, pero con todo usó estas imágenes en la explicación de su Palabra a los hombres de la misma manera que usó otras ideas contemporáneas. Puesto que los «montes» se asociaban con los dioses (Isa 14:13), Dios escogió a los «montes» como el escenario de sus grandes manifestaciones con el fin de enfatizar la solemnidad y autoridad de su mensaje (Deu_27; Jos 8:30-35). Los «montes» también se usaban como plataformas muy visibles desde donde, a viva voz, se hací­an anuncios importantes a grandes multitudes (Jdg 9:7; 2Ch 13:4). Los «montes» eran a menudo sí­mbolos de fuerza (Zec 4:7) por su significado mitológico, puesto que muchos los percibí­an como lugares sagrados (Jer 3:22-23) y también porque en sus cimas se construí­an fuertes (Jos 10:6). Sin embargo, aun los «montes» tiemblan delante del Señor porque El es más poderoso que ellos (Job 14:18).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento