Jdg 14:12 les dijo: Yo os propondré ahora un e
Dan 5:12 sueños y descifrar e y resolver dudas
Enigma (heb. jîdâh [del verbo jûd, «retorcer», «hablar de modo intricado»]; melîtsâh [del verbo lûts, «bromear», «alterar»];aram. ‘ajîdâh). Los términos originales denotan «dichos oscuros» (Dan 8:23; Psa 49:4), «dichos ambiguos», «cosas escondidas» (78:2), «enigmas» (Jdg 14:12-19; Dan 8:23), «figuras» (Num 12:8; Eze 17:2), «preguntas difíciles» (1Ki 10:1). Aparentemente Sansón siguió la costumbre corriente de proponer un enigma al grupo de amigos en su fiesta de bodas (Jdg 14:12-18). El enigma de Ezequiel (Eze 17:2-10) evidentemente estaba dirigido a llamar la atención, pues la explicación clara y completa sigue en los 11-24. En la mitología de diversos pueblos hay registros de enigmas de cuya respuesta pendía la suerte de quienes debían descifrarlos.
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
Expresión que denota misterio, pero que puede ser descifrado. Conjunto de palabras arregladas con artificio para que su comprensión sea difícil, pero no imposible. A veces en la Biblia se da la apariencia de cierto paralelismo con las adivinanzas o acertijos, como en el caso de Sansón, que propuso un e. a los filisteos, y fue traicionado por su mujer (Jue 14:14-18). Junto con los proverbios o refranes de sabiduría, se recitaban también e. (Sal 49:4). En ambas cosas era famoso el rey Salomón (1Re 10:1-3). Daniel era experto en descifrar e. (Dan 5:12). Hay muchos e. en el Apocalipsis. Un ejemplo de ello es el número 666 que representa el nombre de la bestia (Apo 13:18).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
vet, Hablar de modo intrincado, retorcer, alterar. Es la expresión de un pensamiento en forma oscura, cuyo verdadero sentido resulta sorprendente. Este medio ha sido, a veces, usado para recibir revelaciones (Nm. 12:8; Jer. 23:28; Dn. 5:12). A veces se expresaba en frases ingeniosas, o también con acertijos; el ejemplo típico de enigma bíblico es el de Sansón: «Del que come salió comida y del fuerte salió dulzura», con el que se refería a la miel que había encontrado en las fauces de un león muerto. Fue su mujer la que reveló el enigma, y Sansón replicó a la deslealtad también en forma de enigma (Jue. 14:14-18). En el Apocalipsis S. Juan propone a la sagacidad de sus lectores el enigma de averiguar el nombre de la bestia a través del número que la representa (Ap. 13:18). Salomón llegó a ser famoso por sus enigmas y por su sabiduría (1 R. 10:1-3).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
[010]
Misterio, secreto, sorpresa oculta o dato reservado que no se puede comunicar fácilmente y que es preciso esconder con habilidad.
Los pueblos antiguos, sobre todo egipcios, estaban muy dados a los misterios ocultos y reservados para una interpretación sólo de iniciados.
En la Escritura aparece en ocasiones enigmas o interrogantes reservados de los que es típico el de Sansón a los Filisteos (Jue. 14.14) y en el Nuevo Testamento los que abundan a en el Apocalipsis.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Dicho de sentido encubierto difícil de entender o interpretar. La palabra hebrea para enigma también puede traducirse †˜dicho ambiguo†™ o †˜pregunta que causa perplejidad†™. (Compárese con Da 8:23, nota; 2Cr 9:1.) Los enigmas contrastan con el habla clara y fácil de entender. (Nú 12:8.) A veces este término se utiliza como sinónimo de †œexpresión proverbial†, porque un enigma muy bien puede ser una declaración llena de significado pero expuesta en un lenguaje oscuro. (Sl 49:4.) La formulación de un enigma a menudo se basa en una analogía oscura pero exacta, y su solución requiere una mente despierta que tenga facilidad para relacionar los términos; por esta razón la Biblia dice que los enigmas son propios de personas sabias y que tan solo un hombre de entendimiento puede desentrañarlos. (Pr 1:5, 6.)
La Biblia contiene enigmas que tienen que ver con los propósitos de Jehová. (Sl 78:2-4.) Hay declaraciones que en un principio tal vez dejen perplejo al lector; quizás sean oscuras intencionalmente, presentando comparaciones llenas de significado, pero escritas sin la pretensión de que las entendiesen las personas que vivían cuando se escribieron. Por ejemplo, en Zacarías 3:8 Jehová se refiere de manera profética a †œmi siervo Brote†, pero no explica que este sea un brote o prole del linaje real de David, ni que en realidad el †œBrote† sea el propio Hijo de Dios que entonces estaba en los cielos y que nacería de una virgen descendiente del rey David. Y en Revelación 13:18 se dice que †œel número de la bestia salvaje† es †œseiscientos sesenta y seis†, pero el pasaje no explica el significado de ese número.
A veces los enigmas se utilizaban para despertar el interés y hacer el mensaje más vívido, no para desconcertar a los oyentes. Este fue el caso del enigma relativo a las dos águilas y a la vid que el profeta Ezequiel propuso a la casa de Israel. (Eze 17:1-8.) Inmediatamente después de presentar el enigma, Jehová le mandó a Ezequiel que preguntase al pueblo si lo habían entendido y que luego lo explicara.
En algunas ocasiones eran los hombres quienes proponían los enigmas con el fin de que otras personas los adivinasen. Solían hacerlo en verso, como en el caso del enigma que Sansón planteó a los filisteos. (Jue 14:12-18.) Utilizó a propósito comparaciones de difícil comprensión cuando dijo: †œDel que come salió algo de comer, y del fuerte salió algo dulce†. Este enigma se basaba en una experiencia que él mismo había tenido poco antes, cuando raspó miel del cadáver de un león, donde un enjambre de abejas la había depositado. (Jue 14:8, 9.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
La palabra del AT para un dicho enigmático es ḥîḏāh, quizás de la raíz ʾḥḏ, retener o cubrir. Traducido «enigma», ḥîḏāh describe la disputa de Sansón con sus huéspedes filisteos en la boda (Jue. 14:12–19). Los enigmas eran un asunto serio (Pr. 1:6; cf. posiblemente Pr. 30:15–16, 24–28); y Salomón tuvo éxito en responder los ḥîdāh, «preguntas difíciles», de la reina de Saba (1 R. 10:1).
La parábola de las águilas de Ezequiel es también un ḥîḏāh (17:2). Así, esta palabra podría identificar cualquier asunto que requiera interpretación (Nm. 12:8; cf. 1 Co. 13:12), por ejemplo, un proverbio con predicción (Hab. 2:6, «refrán»). Describe un asombroso problema moral (Sal. 49:4), cuando la retribución alcanza al malo solamente después de la muerte (v. 15); y Daniel predijo que Antíoco IV iba a ser entendido en enigmas (8:23), esto es, sería hábil en tratar con dobleces. Sal. 78:2, sin embargo, «hablaré cosas escondidas», es seguido de un poema completamente histórico; y este versículo es citado por Mt. 13:35 con respecto a la enseñanza parabólica de Cristo.
BIBLIOGRAFÍA
- Barton Payne
HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics
JewEnc Jewish Encyclopaedia
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (207). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología