v. Cerviz, Corazón, Duro
Exo 4:21; 7:3
Endurecer (el corazón). Traducción de varias palabras hebreas y griegas que denotan en sus contextos una resistencia obcecada y persistente a someterse a la voluntad revelada de Dios. La palabra hebrea más común es qâshâh, que significa «endurecer», «ser severo», «ponerse caprichoso» (Exo 7:3; Psa 95:8). En forma similar se usa kâbed, «ser pesado», «ser insensible», «ser indiferente», «no responder» (Exo 8:15, 32; 9:34; 10:1), y jâ5aq, «afirmar», «ponerse fuerte» (4:21; etc.). Las palabras griegas correspondientes son pí‡róí‡, «endurecer», «petrificar», «volver insensible» (Mar 8:17; Joh 12:40), y skl’rúní‡, «endurecer», «poner rígido» (Rom 9:18; Heb 3:8, 15; 4:7). Los escritores bíblicos atribuyen este acto tanto a Dios (Exo 4:21, Rom 9:18) como al hombre (Exo 8:15; Heb 3:8). Casi la mitad de los pasajes que se refieren al endurecimiento del corazón se relacionan con la negativa de Faraón y de los egipcios de liberar al pueblo escogido de Dios de la esclavitud. Qâshâh, kâbed y jâ5aq se suelen intercambiar, tanto acerca del endurecimiento que Dios hizo en el corazón de Faraón (Exo 4:21; 7:3; 9:12; 10:1, 20, 27; 11:10; 14:4, 8) como del acto de Faraón de endurecer su propio corazón (8:15, 32; 9:34; 13:15). Cada manifestación sucesiva del poder divino fortalecía la decisión del altivo monarca de hacer lo que le parecía mejor. Despreció y rechazó la luz del deber hasta que llegó a ser insensible a ella, y ésta finalmente se retiró de él. Fue su resistencia a los designios divinos lo que endureció su corazón. Dios era responsable por el proceso de endurecimiento sólo en el sentido de que había provisto la luz y eventualmente la retiró, confirmando así al rey en su mal camino. La Biblia a menudo representa a Dios como si hiciera lo que no impide. Aun los paganos reconocieron que Faraón y los egipcios fueron responsables por el endurecimiento de su corazón (1Sa 6:6). Dios no se complace en el sufrimiento y la muerte de los impíos, pero desea que todos se arrepientan y salven (Eze 33:11; 1 Tit 2:4; 2Pe 3:9). Hace todo lo posible por inducir a los hombres a escoger el camino de la salvación (ls, 5:4), y no hace nada para desanimar a las personas o apagar el menor deseo de la gracia divina (42:3). La misma manifestación de misericordia divina que conduce a algunos hombres a encontrar la salvación en Cristo resulta en la condenación y muerte de los que resisten y rechazan esa misericordia. A veces se alega que Rom 9:18 significa que Dios extiende la salvación a algunos y deliberadamente la retiene de otros. Sin embargo, el contexto deja en claro que Pablo no se refiere a la gracia que trae la salvación como tal, sino a la cooperación con Dios en el progreso de su voluntad sobre la tierra. El resultado eventual de rehusar 378 cooperar con la voluntad de Dios en la historia es la pérdida de la oportunidad de hacerlo, y esa pérdida se puede considerar como un nuevo endurecimiento del corazón.
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico