MILENARISMO / QUILIASMO

Con el nombre de milenarismo o quiliasmo (del griego kilias, millar) se designa una doctrina de origen judeocristiano que, apoyándose en algunos textos bí­blicos y apócrifos (cf. Ez 36,40; Ap de Baruc 39,4; Ap 19-20; 1 Tes 4. etc.) profesaba la existencia de un reino terreno de Cristo, que habrí­a de durar mil años, colocado entre la resurrección y el juicio final. El milenarismo constituye uno de los caracteres tí­picos de la » cultura cristiana asiática»‘, que se desarrolló en el Asia Menor en el siglo 11 y que se resentí­a de la influencia de las comunidades judí­as que allí­ existí­an.

La difusión que alcanzó esta doctrina fue tan grande que llegó a ser considerada como patrimonio común de fe. Así­ la considera Ireneo de Lyón, que cita a los presbí­teros y a Papias de Gerápolis como garantí­a de esta enseñanza, recibida de Juan, el cual a su vez afirmaba que se la habí­a oí­do al Señor (Adv. haer. Y, 33, 3. 4; Y 36, 1; etc.). Lo mismo que Ireneo, también Melitón de Sardes, Tertuliano y Justino sostuvieron el milenarismo. Pero este último nos indica que » hay muchos auténticos y devotos cristianos que no reconocen esta doctrina» (Dial. cum Triph. 80, 2). En efecto, al lado del milenarismo moderado de estos autores, apoyado en textos bí­blicos (cf Ap 20,21; 1s 65), se fue desarrollando otro, heterodoxo, excesivamente materializante, que insistí­a en el reino milenario caracterizado por la libertad sexual y por la persistencia de las observancias judí­as.

En el pensamiento antignóstico de Ireneo el milenarismo entraba en su concepción de la «historia de la salvación». era la última etapa en que el hombre -su carne- se prepararí­a para acoger la incorruptibilidad que proviene de la visión de Dios.

También los montanistas afirmaron un milenarismo que consideraban como ya iniciado. En reacción contra ellos y también debido a la afirmación progresiva de la cultura espiritualista alejandrina sobre la orientación teológica asiática, se fue reduciendo el quiliasmo, cada vez más sospechoso, hasta desaparecer. Sin embargo, todaví­a quedarán algunos restos en ciertos autores occidentales, pero más bien como expresión aislada de un arcaicismo teológico.
L. Padovese

Bibl.: M. Simonetti, Milenarismo, en DPAC, 11, 1442-1443; Milenarismo, en ERC. Y 404-410; E. Bettencourt, Milenarismo, en SM, 1V 605-608.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico