Con el término «cristologían se indica la reflexión teológica que realiza la comunidad creyente sobre la persona de Jesús de Nazaret, proclamado en la fe Cristo y Señor. A partir de esta única reflexión que realiza la Iglesia a la luz de la unidad del misterio, se han desarrollado y se siguen desarrollando investigaciones concretas que toman en consideración una lectura peculiar de la persona de Jesús; estas reflexiones teológicas desarrolladas a lo largo de los siglos se llaman cristologías. Deben distinguirse tanto a nivel de metodología como de contenido y deben considerarse, en todo caso, en su complementariedad. Podemos reconocer varias cristologías: aquí enumeraremos las más significativas.
La cristología bíblica surge en el momento en que se intenta conformar los datos de la exégesis con la teología típica de cada autor neotestamentario.
Se da una cristología bíblica global, entendiendo con ella los resultados que surgen del conjunto de los textos sagrados, y una cristología bíblica peculiar de Cada autor. Mientras que en la primera tienen que confluir las perspectivas de todos con vistas a la unidad del misterio de la persona de Cristo, en la segunda hay que valorar la originalidad típica de la teología de cada autor.
Por consiguiente, se podrá reconocer la cristología de Pablo, que se desarrolla sobre todo a la luz del misterio de la pasión y de la cruz, y la cristología de Juan, que presenta más bien el misterio de la encarnación y de la preexistencia en el Padre.
Por cristología patrística se entiende la reflexión que aparece en los diversos Padres de la Iglesia. También en este caso se estudia la perspectiva presente en los diversos Padres, junto con la visión global que se percibe en todo el período. Encierran un valor particular los datos contenidos en las cristologías de los siglos IV y Y en la escuela alejandrina y en la antioquena: son también vitales los que provienen del conocimiento de las disputas cristológicas que confluven más tarde en los concilios de Nicea, Constantinopla y – Calcedonia.
La cristología ontológica intenta precisar. a la luz de la reflexión especulativa, la realidad de la persona de Cristo. Insistiendo en el dogma de Calcedonia, establece el fundamento de la reflexión que ve a Jesús como Hijo de Dios, es decir, como verdadero Dios y verdadero hombre en virtud del mistério de la encarnación. Buscando las razones que conducen a la mente a comprender más de cerca el misterio, esta cristología justifica el dogma por el que » en una sola persona» hay – dos naturalezas (DS 302).
La cristología funcional debe esta especificación al hecho de que estudia la obra realizada por Cristo y más directamente su «funciónn salvífica, Surge particularmente como reacción frente a la absolutización de la visión ontológica, que parecía olvidar el obrar mismo de Jesús de Nazaret.
Cristología desde arriba y cristología desde abajo son dos ulteriores especificaciones que se han llegado a crear para designar la reflexión que destaca como punto de partida la Palabra de Dios y el misterio (desde arriba), o bien el obrar histórico y terreno de Jesús (desde abajo): esta distinción está sometida a una fuerte ambigüedad: en efecto, si es verdad que hay una prioridad objetiva del Jesús de Nazaret, también es verdad que existe una prioridad de la fe que lo anuncia y profesa como Cristo. En este mismo sentido se puede ver la distinción entre cristología ascendente y cristología descendente.
Con cristología desde dentro – fórmula propuesta recientemente por E. Biser – se intenta realizar una síntesis entre las dos tendencias anteriores, presentando la clave interpretativa a partir del mismo Cristo.
La cristologia existencial se refiere a la acentuación que llega a ponerse en la experiencia del creyente y en la provocación que la cristologia llega a suscitar en la vida personal. El punto de partida parece ser la experiencia que realizaron los discípulos de Cristo y la experiencia de cada uno de los creyentes. La cristologia de la liberación es una de las últimas tendencias que insiste en el aspecto de la liberación realizada por Jesús; se desarrolla mostrando el encuentro que se realiza entre el Cristo pobre con los pobres de hoy y supone el compromiso por una libéración «económica, social y política de los grupos oprimidos y dominados » (L. Boff). La cristología desde fuera se presenta como el intento de sistematizar la reflexión sobre Jesucristo, que se realiza fuera de la fe cristiana por obra de autores que se impresionaron por su mensaje y por su vida. En estos casos, como se trata de personas fuera del ámbito de la fe, es difícil poder hablar en sentido propio de cristologia; la investigación se mueve más bien en una perspectiva estética, filosófica o ética.
La cristologia llega a asumir otras varias especificaciones, determinadas por la acentuación de algunos aspectos de la vida de Cristo; los mismos nombres explicitan su contenido. Tendremos entonces una cristología kenótica, cuando se toma como punto de partida el texto de Flp 2,7. una cristologia pneumatológica, que insiste en la acción del Espíritu y prefiere la lectura de Lucas; escatológica, que centra su atención entre el «ya» realizado y el «todavía no» que ha de realizarse del Reino anunciado por Jesús; cósmica, en la lectura de Teilhard de Chardin, que ve el fin de todo el movimiento de la evolución universal en el punto omega, identificado con Cristo.
R. Fisichella
Bibl.: J Galot, Cristo, ¿tú quién eres? Madrid 1982; A. Schilson – W Kasper, Cristologie oggi. Brescia 1979; B, Mondin, Le cristologie modeme, Alba 1979; E. Schillebeeckx, Jesús, la historia de un cryente, Cristiandad, Madrid 1981; A. Calvo – A. Ruiz, Para leer una cristologia elemental, Verbo Divino, Estella ‘1994.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico