CRISTOLOGIA FUNDAMENTAL

Es una sección de la teologí­a fundamental que se propone el estudio de la persona de Jesucristo con ciertas peculiaridades de método y de investigación, que le son propias. En efecto, la cristologí­a pertenece por la naturaleza misma de su objeto a la esfera más amplia de la investigación interdisciplinar. La teologí­a fundamental, en el momento de aplicarse a la cristologí­a, lleva consigo ciertas caracterí­sticas propias, que se interesan por alcanzar unos datos que no se refieren solamente a la fe de los creventes, sino que pueden comunicarse – también fuera del horizonte de la fe.

Más directamente, la cristologí­a fundamental toma en consideración cinco puntos principales:

1. La historicidad de Jesús de Nazaret.- Es el elemento primero y determinante que ha de adquirir – cualquier cristologí­a. Historicidad no indica solamente la obtención de datos históricos que permitan tener un conocimiento adecuado de la vida y de la persona de Jesús; se extiende también al conocimiento de la cultura de su tiempo, de las condiciones sociales, económicas, culturales y religiosas que marcaron su existencia. Se llega de este modo a captar la mentalidad de la época y las caracterí­sticas de los contemporáneos de Jesús. Historicidad significa, además, la composición de elementos que, obtenidos a través de una metodologí­a histórica, permiten conocer los rasgos constitutivos de la personalidad de Jesús de Nazaret y – , lo que es más importante, su manera de situarse ante el sentido de su vida y de su muerte.

En esta etapa. la investigación teológico-fundamental. una vez superada la doble crí­tica a las fuentes neotestamentarias, la de Bultmann y la de Kierkegaard, atraviesa los divérsos pasos de la Traditionsgeschichte y obtiene datos históricos indiscutibles, aunque no inmediatos, de la fe de la comunidad primitiva.

2. La unidad del misterio pascual. Un segundo elemento que permite establecer la cristologí­a fundamental es el nexo entre el acontecimiento de la pasión, muerte y resurrección del Señor como acontecimiento históricosalví­fico. El misterio pascual se convierte en el signo que constituye la credibilidad de la misma revelación.

Apologéticamente, la cristologí­a presentará el valor de la muerte como expresión última mediante la cual Dios sabe expresar todo lo que es y todo su amor, en lenguaje humano. Dogmáticamente, se hará evidente la unicidad de la resurrección como acontecimiento que parte de la historia para anticipar escatológicamente el futuro de todo creyente.

3. Jesús de Nazaret y la Iglesia.- Un tercer dato es la relación que mantiene unidos a Jesús y a la Iglesia: una relación que no puede limitarse al tiempo después de los hechos pascuales, sino que está ligado constitutivamente con la actividad terrena del Maestro. La teologí­a fundamental, basándose en su metodologí­a, es capaz de establecer el ví­nculo entre una serie de actividades, gestos y palabras de Jesús, que revelan su idea central de querer formar un grupo de personas que después de él continuasen su obra de anunciar el Reino y de llamar a la conversión. En este horizonte, se habla de «fundación» de la Iglesia por obra de Jesús: no debe entenderse como un acto jurí­dico que da comienzo a la Iglesia; se trata más bien de un conjunto de hechos que permiten vincular directamente a la Iglesia con Jesucristo como su fundador (LG 5).

4. El valor universal de la persona de Jesús.- Otra caracterí­stica que corresponde a la cristologí­a fundamental es la invención de datos que garanticen la justificación de la pretensión de universalidad del acontecimiento Jesucristo. En la medida en que la teologí­a fundamental estudia la revelación en todos sus elementos, tendrá que presentar también la peculiaridad de la persona y de la obra de Cristo ante las otras religiones que tienen la misma pretensión.

5. Cristologí­a y epistemologí­a.- El último elemento que se percibe como caracterí­stico de una cristologí­a fundamental es el estudio de la relación entre cristologí­a y teologí­a en su estatuto epistemológico. Este dato resulta tanto más importante cuanto que la teologí­a se sitúa en el plano de las otras ciencias a la hora de justificar el objeto de su investigación. Puesto que la teologí­a estudia el misterio de Dios, tendrá que evaluar de qué manera habrá de pasar inevitablemente a través del acontecimiento Cristo para alcanzar ese misterio. En la medida en que la teologí­a tiene como referente a la fe cristiana, tendrá que presentar además las razones que la justifican como religión de una fe que se profesa en la persona histórica de Jesucristo.

Así­ pues, la teologí­a fundamental se presenta como la reflexión teológica que no se limita al estudio solamente del dogma o de la exégesis: partiendo más bien del dato de la revelación, lee e interpreta estos elementos en la unidad de un doble referente epistemológico: el de la identidad entre la revelación y el revelador que se realiza en Jesús, y el de una lectura histórica y exegética de los datos que se integran sin embargo en el conocimiento de la fe. En una palabra, en esta etapa descuella el realismo de la encarnación, donde el misterio asume la condición personal e histórica con vistas a la comunicación de sí­ mismo para la comunión.
R. Fisichella

Bibl.: R. Latourelle – O’Collins, Problemas y perspectivas de teologí­a fundamentaL Sí­gueme, Salamanca 1982 (parte III: «Aproximaciones cristológicas»), 197-368: R, Latourelle, Teologí­a de la revelación, Sí­gueme, Salamanca 1982; íd» A Jesús. el Cristo, por los evangelios. Sí­gueme, Salamanca 1989; R. Fisichella, Cristologí­a fundamental, en DTF, 226-232; íd., Introducción a la teologí­a fundamental, Verbo Divino. Estella 1993; K. Rahner Problemas actuales de cristologí­a. en Escritos de teologí­a. 1, Taurus, Madrid 1967 167-221; íd,. Cristologí­a. Estudio teológico y exegético. Cristiandad, Madrid 1974.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico