«Sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra.» Sentarse a los pies de alguien es la actitud del discípulo respecto al maestro. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, por ejemplo, cuando Pablo cuenta su vida, dice: «Yo de joven me sentaba a los pies de Gamaliel en Jerusalén», era discípulo suyo, él era mi maestro. Es interesante la actitud de María (la hermana de Marta), porque en el evangelio sólo vemos a los hombres como discípulos: los apóstoles. Aquí aparece una mujer como discípula que escucha las palabras del Maestro. Nos viene a la mente una expresión de Jesús: «Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica». María vive la bienaventuranza evangélica, la de la escucha de la Palabra. Es la imagen perfecta del discípulo, de la humanidad que escucha la Palabra de Dios, y es la imagen que inmediatamente evoca la figura de la perfecta discípula, María, la madre de Jesús, que dice: «Que me suceda según dices». De la hermana de Marta se puede decir lo que está escrito de María, la madre de Jesús: «Guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón». María de Nazaret y María de Betania son el modelo de la escucha, del discípulo que interioriza la Palabra, que sabe recibirla; el modelo de la contemplación, la imagen de la Iglesia que escucha poniendo como prioridad la Palabra de Dios, la escucha del Señor.
Carlo María Martini, Diccionario Espiritual, PPC, Madrid, 1997
Fuente: Diccionario Espiritual