FIESTAS Y TIEMPOS SAGRADOS

(-> sábado, Pascua, Pentecostés, Tabernáculos). La institución temporal y la fiesta más importante ha sido y sigue siendo para los israelitas el sábado*. Pero la misma Ley añade que Dios creó las grandes lumbreras del cielo (sol y luna) para señalar las fiestas, los dí­as y los años (cf. Gn 3,14). Hay un ritmo religioso temporal, que se vincula al sol (solsticio de invierno y verano) y a la luna (neomenias).

(1) Las tres fiestas. Pero la religión de Israel ha destacado tres fiestas principales, que aparecen ya fijadas en el Código de la Alianza: «Tres veces al año me celebrarás fiesta: Guardarás la fiesta de los Azimos. Durante siete dí­as comerás ázimos en el mes de Aviv. También guardarás la fiesta de la Siega, de las primicias de tus trabajos, de lo sembrado en el campo. Y la fiesta de la Recolección al fin del año, al recoger del campo los frutos de tu trabajo (Ex 23,14-16). Son fiestas agrí­colas, vinculadas al principio de la cosecha (Azimos-Pascua), a la culminación de la siega de los cereales (fiesta de las Semanas o Pentecostés) y al final de la recolección (fiesta del otoño, Tabernáculos), (a) Fiesta de los Panes ázimos (sin levadura), con la Pascua o sacrificio de los corderos, recordando la liberación de Egipto (fiesta de primavera), (b) Fiesta de las Semanas o Pentecostés (verano), en la que recuerdan la revelación del monte Sinaí­, cuando Dios habló con Moisés y le dio su Ley. (c) Fiesta de los Tabernáculos, que es la fiesta de la vendimia, del vino y del fin del año en otoño. Con esa última fiesta se une también la del Yom Quippur o de la expiación*, en que se pide perdón por los pecados (cf. Ex 23,14-19; Dt 16; Lv 16; 23). Esas fiestas, que han empezado teniendo un sentido agrario y pastoral, vinculado a las primeras espigas y corderos (Pascua), a la cosecha de cereales (Pentecostés) y a la vendimia (Tabernáculos), recibieron después una interpretación histórica, en lí­nea israelita: la Pascua es liberación del éxodo, Pentecostés es alianza del Sinaí­, Tabernáculos es paso por el desierto y plenitud escatológica. La celebración compartida de estas fiestas ha ido forjando la identidad israelita, de manera que «quien no guarde penitencia el dí­a de la expiación será excluido de su pueblo» (cf. Lv 23,29). Muchí­simos judí­os subí­an cada año, para celebrarlas en Jerusalén, no sólo desde Palestina, sino de la diáspora, fortaleciendo así­ sus lazos de identidad social y religiosa.

(2) Otras fiestas. La misma Biblia recuerda además otras dos fiestas: (a) La de Purim, que es una especie de fiesta de las Suertes, de tipo popular y ruidoso (como un carnaval) en la que se recuerda la protección de Dios, que liberó a los judí­os en tiempos de Ester (cf. Est 9,26-32). (b) La fiesta de la Consagración y dedicación del templo (llamada en hebreo Hanuka), vinculada a la reconstrucción y purificación del altar y templo de Jerusalén, tras la conquis ta de los macabeos (cf. 1 Mac 4,52-61). Esta fiesta dura ocho dí­as y se celebra en torno al mes actual de diciembre y se caracteriza por el signo de la luz (la nueva luz), simbolizada por la hanukkiya o candelabro* de nueve brazos, que se distingue de la Menórah tradicional (cf. Ex 25,31-36; Zac 4,2.11).

Cf. R. DE Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1985; T. Maertens, Fiesta en honor a Yahvé, Cristiandad, Madrid 1964; E. Otto y T. Schramm, Fiesta y gozo, Biblia y Catequesis 3, Sí­gueme, Salamanca 1983.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra