(-> David, altar, templo). Fue un jebusita de Jerusalén, cuya era compró David para edificar allí un altar, en el lugar donde, según su visión, había cesado la peste. El nombre puede tener origen hitita o ugarítico (y significaría «noble, señor»). Algunos lo han vinculado con el indoeuropeo tiranos, «cielo», convirtiéndole en signo de una divinidad celeste (como Váruna en la India). Teniendo en cuenta los matices y variantes del texto hebreo (2 Sm 24,16-23), muchos han supuesto que Arauna fue el último rey jebusita de Jerusalén y que David consagró para Yahvé su era (que solía ser un lugar sagrado, junto al templo). Sea como fuere, el nombre y función de Arauna está vinculado a un relato etiológico, que explica y justifica la función expiatoria del templo de Jerusalén, donde se ofrecen sacrificios que aplacan a Dios, que así perdona los pecados de su pueblo. David había querido contar el número de los israelitas, ejerciendo un control sobre el pueblo elegido. Dios ha respondido con la peste, para así mostrarse señor y dueño de los súbditos del rey, que van muriendo, en gran número, desde Dan hasta Berseba (en toda la tierra prometida). «Y el ángel (portador de la peste) extendió su mano contra Jerusalén para asolarla. Pero Yahvé se arrepintió del castigo y dijo al ángel que estaba asolando al pueblo: ¡Basta! ¡Detén tu mano! Y el ángel de Yahvé se hallaba junto a la era de Arauna, el jebuseo… Y Gad (el profeta) fue a decirle a David aquel día: Vete a edificar un altar a Yahvé en la era de Arauna, el jebuseo… Así compró David la era, construyó un altar y ofreció sacrificios… y Yahvé se aplacó y cesó la mortandad en Israel» (2 Sm 24,15-25; cf. 1 Cr 21). El patriarca Abrahán había aparecido vinculado con Melquisedec*, rey/sacerdote jebuseo de Salem. David, descendiente de Abrahán, se relaciona con Arauna, posible rey/sacerdote de la ciudad, también jebuseo, dueño de la era sagrada de Jerusalén, antes de la conquista judía. Pues bien, según el texto, David ha querido sustituir de alguna forma a Dios, contando a su pueblo, y Dios le ha respondido con la peste, que se ha detenido precisamente ante la era de Arauna, lugar sagrado donde se trilla el trigo de la vida (y se ofrecen sacrificios por la cosecha). En la vieja ciudad jebusea, sobre la roca del trigo, revela Dios su misericordia salvadora, en la parte alta de la antigua ciudad de Jerusalén, en el lugar de reunión y culto donde se celebra la fiesta del trigo (la trilla). Pues bien, asumiendo la sacralidad jebusea del pan, que Arauna celebra en su era, edificará David su nuevo altar israelita y Salomón su templo.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra