(-> conquista, federación de tribus). Algunos autores han supuesto que, al rechazar el feudalismo de los estados cananeos y de las monarquías militares del oriente, en el tiempo de la federación de tribus (siglos XII-XI a.C.), los israelitas condenaron toda forma de poder político. Ciertamente, como supone el libro de los Jueces y el comienzo de 1 Sm, ellos se opusieron al ejército centralizado y clasista de los reyes de Canaán, pero no para negar el poder, sino para mantenerlo en manos de todo el pueblo, creando así un ejército unido de federados de Yahvé (cf. 1 Sm 8,10-22; Je 9,7-15). El poder no era privilegio de una clase militar, sacerdotal o administrativa, sino responsabilidad del pueblo. Muchos suponen que el poder es ciego o destructivo y que, si quedara en manos de una «masa», acabaría desembocando en la violencia pura o en la batalla universal y por eso quieren concentrarlo en manos de unos pocos (reyes, clases superiores, militares). Pero los israelitas no fueron masa informe, sino pueblo bien estructurado, de manera que el poder se hallaba en manos del conjunto de las familias y tribus federadas, al servicio de la justicia. Las guerras* de Yahvé no eran eclosión de violencia irracional, ni deseo de conquista militar, sino expresión de fe al servicio de la constitución pacífica del pueblo. Todos asumían y defendían un proyecto económico-social de libertad tribal o comunitaria, bajo la inspiración y ayuda de Yahvé. En esa línea de «anarquismo» de Yahvé se sitúa según muchos el mensaje y camino de Jesús, con los valores y riesgos que ello implica, aunque superando la mediación militar y los medios de violencia.
Cf. N. K. GOTTWALD, La Biblia hebrea. Una introducción socioliteraria, Seminario Reformado, Barranquilla 1992; G. E. MENDENHALL, «The Hebrew Conquest of Palestine», BibArch 25 (1962) 66-87; The Tenth Generation. The Origins of the Biblical Tradition, Baltimore 1973.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra