EFFATHA

DJN
 
Encontramos la palabra únicamente en las dos narraciones cuasimágicas que sólo nos ofrece Marcos (7, 31-37), milagro de curación «laborioso», separando al enfermo de la gente, recurriendo al contacto fí­sico de las partes enfermas del sordo y tartamudo; prescindimos de la otra, 8, 22-26; curación de un ciego. No hace falta afirmar que Jesús rehusaba toda apariencia de magia, tanto en los gestos como en las palabras. Por el contrario, en esta curación del sordomudo, parece que todo ocurre como en un caso clásico de taumaturgia mágica: toma aparte al enfermo, le mete los dedos en las orejas, esputa y con la saliva le toca la lengua. Precisamente así­ es como actuaban los antiguos taumaturgos.

El proceso «laborioso» de curación termina en que Jesús, mirando al cielo, dio un suspiro y le dijo , que significa «ábrete». Así­ es como actuaban los antiguos taumaturgos. Es el mismo rito que la Iglesia ha conservado y aplica -al menos en algunas regiones sigue haciéndose- en las celebraciones del bautismo. Los gestos realizados por Jesús no pueden ser considerados mágicos. Son indicativos de lo que Jesús pretende. Indica las partes a las que debe llegar su poder curativo para concienciar al enfermo de lo que Jesús iba a hacer con él.

No podemos olvidar que se trata de un sordomudo, cuya capacidad intelectual estaba condicionada por esta mutilación nativa. Jesús no quiere hacer magia, solamente quiere dirigirse a la conciencia de aquel que iba a ser objeto del prodigio. En otros casos bastaban las palabras; aquí­, por el contrario, al tratarse de un sordomudo, hacen falta los gestos. La aplicación de la saliva apunta en la misma dirección. ¿Acaso no recurrimos nosotros a ella cuando nos hemos hecho alguna herida? La aplicación de la saliva es indicadora de la intención curativa, por muy precientí­fico que sea el recurso a ella.

En todo caso, el poder curativo no llegó al enfermo por los medios indicados, sino por la palabra que Jesús le dijo. Es ella la que tiene el poder y la eficacia de abrir lo que estaba cerrado: , es decir, se abre aquello que estaba cerrado; el alienado en sus facultades es liberado por la orden divina que le saca de aquella esclavitud; el espí­ritu esclavizador es vencido por el Espí­ritu liberador. El aplauso de la gente reconoce que Dios está en acción en Jesús: «Todo lo ha hecho bien; a los sordos los hace oí­r, y a los mudos hablar».

En la sordera y en la mudez, ¿no habí­a una referencia a la obligación de posibilitar la audición y la locución a aquellos que se encuentran con la palabra de Dios para que la comprendan y sean capaces de transmitirla? > enfermedad.

F. Ramos

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Expresión semí­tica que significa †œsé abierto†. Jesús la usó cuando curó a un sordo que además tení­a un impedimento en el habla. (Mr 7:32-34.)

Fuente: Diccionario de la Biblia