CARIDAD PASTORAL

Caridad del Buen Pastor y de sus apóstoles

La caridad pastoral es la imitación y prolongación en el apóstol de la caridad del Buen Pastor. Se puede decir que es la máxima expresión de la disponibilidad para la misión. Es el amor o celo apostólico de darse a sí­ mismo, sin pertenecerse y como consorte (esposo). Por esto la caridad pastoral del Buen Pastor se expresa en la pobreza (Mt 8,20), la obediencia (Jn 4,34) y la virginidad (Mt 9,15; 19,29). El Buen Pastor, amando así­, «da su vida en redención por todos» (Mc 10,45).

La caridad del apóstol, especialmente del sacerdote ministro, consiste en la «ascesis propia del pastor de almas» (PO 13). Por la actitud de donación en la acción apostólica, ésta se convierte en fuente de santificación para el mismo apóstol. Por esto, la espiritualidad del evangelizador está en í­ntima relación con la acción apostólica, si ésta se realiza «en el espí­ritu de Cristo» (PO 13).

Unidad de vida en las virtudes apostólicas

La caridad unifica el corazón y la vida, eliminando la dicotomí­a entre la vida interior y la acción externa. Entonces se realiza la «unidad de vida», porque es «unión a Cristo en el conocimiento de la voluntad del Padre y donación de sí­ mismo por el rebaño confiado». Por esto, el «ví­nculo de la perfección» se encuentra «en el ejercicio de la caridad pastoral», la cual «fluye, sobre todo del sacrificio eucarí­stico» (PO 14).

Las virtudes apostólicas, como toda virtud, derivan de la caridad que es su fuente «La caridad es madre y raí­z de todas las virtudes» (Santo Tomás, I-II, q.62, a. 4). Esta caridad abarca todo el ser y la vida del apóstol. Su modo de pensar, de valorar las cosas y de tomar decisiones, está impregnado por la actitud del Buen Pastor que «da la vida por sus ovejas» (Jn 10,11).

La caridad pastoral del sacerdote ministro y, analógicamente de todo apóstol, especialmente de vida consagrada, se concretará en una donación al estilo de Cristo, a quien, de algún modo, representa y prolonga. La donación se expresa con el desprendimiento de la pobreza (darse a sí­ mismo), la fidelidad a los signos de la voluntad de Dios (obediencia) y la sintoní­a con el amor esponsal de Cristo (castidad o virginidad).

La caridad pastoral, especialmente del sacerdote ministro, constituye su razón de ser, es decir, hacerse «epifaní­a y transparencia del Buen Pastor que da la vida» (PDV 49). Por esto «la vida espiritual del sacerdote queda caracterizada, plasmada y definida por aquellas actitudes y comportamientos que son propios de Jesucristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia y que se compendian en la caridad pastoral» (PDV 21).

Donación sacrificial al servicio de la misión

La caridad es donación sacrificial, como de «crucificado con Cristo» (Gal 2,19), puesto que «Jesucristo, que en la cruz lleva a perfección su caridad pastoral con un total despojo exterior e interior, es el modelo y fuente de las virtudes de obediencia, castidad y pobreza, que el sacerdote está llamado a vivir como expresión de su amor pastoral por los hermanos» (PDV 30). Así­ se vive «el sentido de la cruz, que es el centro del misterio pascual» (PDV 48).

Es donación de totalidad al servicio de la Iglesia, puesto que «el don de nosotros mismos, raí­z y sí­ntesis de la caridad pastoral, tiene como destinataria a la Iglesia. Así­ lo ha hecho Cristo «que amó a la Iglesia y se entregó a sí­ mismo por ella» (Ef 5,25)» (PDV 23). La acción apostólica consiste en cuidar con amor «de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su propio Hijo» (Hech 20,28).

Celo apostólico Sintoní­a con los amores de Cristo

Es relación í­ntima con Cristo y sintoní­a con sus sentimientos (Fil 2,5). La respuesta de caridad pastoral «implica a toda la persona en su adhesión a Jesucristo, que llama a su intimidad de vida y a participar en su misión salví­fica… es respuesta personal a la pregunta fundamental de Cristo «¿me amas?» (Jn 21,15)…. la respuesta no puede ser sino el don total de su vida» (PDV 42).

Es celo apostólico de sintoní­a con los amores de Cristo, hasta «modelar el propio corazón a imagen del suyo… El Corazón de Cristo sigue hoy teniendo compasión de las muchedumbres y dándoles el pan de la verdad, del amor y de la vida (cfr. Mc 6,30ss), y desea palpitar en otros corazones» (PDV 82). La acción apostólica, por tratarse de «apacentar la grey del Señor», es «oficio de amor» (San Agustí­n, Trat. in Ioan. 123,5).

Referencias Acción apostólica, Buen Pastor, caridad, consejos evangélicos, espiritualidad sacerdotal, evangelización, ministerios.

Lectura de documentos PO 12-17; PDV 21-24; Directorio 43-44.

Bibliografí­a J. DUPONT, Le discours de Milet, testament pastoral de Saint Paul (Paris, Cerf, 1962); J. ESQUERDA BIFET, Teologí­a de la espiritualidad sacerdotal ( BAC, Madrid, 1991) cap. IX (n.2 la caridad pastoral); A. FEUILLET, La mission de l’amour divin dans la théologie johannique (Paris, Gabalda, 1972); J. GARAY, La caridad pastoral (Vitoria, Unión Apostólica, 1977); J. LOEWE, Perfil del apóstol de hoy (Estella, Verbo Divino, 1966); J.L. MORENO, «Amoris officium» la caridad pastoral a la luz de la interpretación patrí­stica de Jn 21,15-17 Surge, 54 (1996) 3-24; G. PASINI, La carití , dimensione essenziale della missione della Chiesa Lateranum 51 (1985) 41-59; M. PEINADO, Solicitud pastoral (Barcelona, Flors, 1967); P. XARDEL, La flamme qui dévore le berger (Paris, Cerf, 1969.

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización