Dios Pastor, Jesús el Buen Pastor
El tema de Dios Pastor, con diversos matices, es frecuente en la Sagrada Escritura. Es el mismo Dios quien se proclama pastor de su pueblo (Is 40,11) y, por esto, se lamenta de los
malos pastores (Ez 34,1-31) que dejan al rebaño de las ovejas sin pastor (Zac 10,2; Num 27,17). Dios anuncia un futuro pastor que tendrá cuidado de su pueblo (Jer 23,1-6).
Jesús se llamó a sí mismo y se describió como el «Buen Pastor», que conoce por el nombre a cada una de sus ovejas, las guía a buenos pastos, las defiende del lobo y da la vida por ellas porque «son suyas» (Jn 10,1-16). La imagen se repite en la parábola de una oveja perdida, a la que busca «hasta que la encuentra» (Lc 15,1-4). La analogía aparece indirectamente, refiriéndose a la doctrina veterotestamentaria, cuando «se compadeció» ante una muchedumbre porque «eran como ovejas sin pastor» (Mt 9,36; cfr. Num 27,17; Zac 10,2).
La caridad del Buen Pastor
El amor o caridad del Buen Pastor se resume en la expresión de «dar la vida por las ovejas» (Jn 10,11). En la práctica cotidiana equivaldrá a su actitud de pobreza como quien se da a sí mismo (Mt 8,20), de obediencia al Padre como quien no se pertenece (Jn 4,34; 10,17), de sintonía esponsal como de quien corre la misma suerte (Mt 9,15). Es un amor de totalidad, el «amor más grande» porque «da la vida por sus amigos» (Jn 15,13), «en rescate por todos» (Mc 10,45). Un día sus ovejas formarán «el único rebaño del único pastor» (Jn 10,16).
Los apóstoles hicieron uso de la misma imagen aplicada a Cristo, puesto que él es el «pastor y guardian» (1Pe 2,25), el mayoral o «príncipe de los pastores» (1Pe 5,1-4). Por esto comparan a la Iglesia con una «grey adquirida con su propia sangre» (Hech 20,28). Muerto en cruz, el Buen Pastor ha curado a las ovejas «con sus propias llagas» (1Pe 2,24).
La interioridad de Jesús Buen Pastor se manifiesta exteriormente con gestos de «compasión» (Mt 9,36; Mc 6,34), de deseo ardiente de reunir a las «otras ovejas» (Jn 10,16), de llamada universal a un encuentro de «consolación» (Mt 11,28). El objetivo de la misión de Jesús y de su «caminar decididamente hacia Jerusalén» (Lc 9,51), era el de «salvar» a todos (Lc 9,56). Y de estos amores quiere contagiar a «los suyos» (Jn 13,1).
Referencias Caridad, caridad pastoral, consejos evangélicos, espiritualidad misionera, Juan, seguimiento evangélico.
Lectura PO 12-17; PDV 21-24.
Bibliografía J. CAPí“, Jesús como Pastor, modelo y tipo del sacerdote pastor (Vitoria 1978); J. ESQUERDA BIFET, Signos del Buen Pastor (Bogotá, CELAM, 1991) cap. II; M. PEINADO, Solicitud pastoral (Barcelona, Flors, 1967); P. XARDEL, La flamme qui dévore le berger (Paris, Cerf, 1969); S. VERGES, Dios es amor. El amor de Dios revelado en Cristo según Juan (Salamanca, Secretariado Trinitario, 1982). Ver comentarios al evangelio según san Juan.
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización
->Pastor (Jesús, el)
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret