TEOLOGIA NEGRA

DicEc
 
La teologí­a negra tiene tres fuentes relacionadas entre sí­: el movimiento de los derechos civiles de la década de 1950 en Estados Unidos, una de cuyas figuras clave fue Martin Luther King, Jr.; el movimiento Black Power de la década de 1960, que se inició con el movimiento de los derechos civiles, pero que cambió de curso; y la publicación de un libro de Joseph R. Washington en 1964. La intención del autor era criticar a las Iglesias blancas por no haber integrado a las sociedades religiosas negras en la corriente principal del protestantismo americano. Seguí­a luego cuestionando la existencia de una auténtica teologí­a negra, considerándola más bien un instrumento de progreso social. Se produjeron diversas reacciones, pero serí­a James H. Cone, un metodista episcopaliano americano, quien escribirí­a el libro más importante sobre la teologí­a negra, convirtiéndose en uno de los portavoces destacados del movimiento.

La teologí­a negra se desarrolló rápidamente y pronto adoptó algunos de los planteamientos fundamentales de las >teologí­as de la liberación. Trató en primer lugar de explicar a los negros lo que significaba ser negro y cristiano, y sólo más tarde se dirigió al mundo católico en general. La teologí­a negra consideró desde una fase temprana que no sólo los cristianos blancos como individuos, sino las mismas Iglesias blancas, tuvieron su parte en las estructuras opresivas. En la experiencia de la formación de la esclavitud, los negros vieron en las Iglesias blancas las instituciones de sus amos, mientras ellos encontraban a Dios en las historias, los cantos y la oración.

La teologí­a negra pronto echó raí­ces en ífrica, prohibiéndose inmediatamente un primer libro en Sudáfrica. Como algunas de las teologí­as de la liberación, la teologí­a negra pretende transformar la Iglesia demandando de ella que muestre en frutos de justicia su origen trascendente en Jesucristo. Esta ha de convertirse en agente de la liberación que predica. En la cristologí­a se resalta el hecho de que Jesús fuera negro, no por la pigmentación de su piel, sino por llevar las cargas de todos los negros a la cruz y transformarlas por medio de su resurrección. La teologí­a negra es asumida también en la perspectiva especial de la teologí­a del >feminismo.

La teologí­a negra sólo ha sido aceptada dentro del catolicismo muy lentamente, aunque Pablo VI dijo proféticamente en 1969: «Debéis ahora ofrecer los dones de vuestra condición de negros a toda la Iglesia».

Existe el peligro real de la mentalidad sectaria si la teologí­a negra se convierte en patrimonio exclusivo de determinados grupos, como los pertenecientes a etnias negras, o si su núcleo no incluye los valores fundamentales del cristianismo, como algunos comentadores protestantes han señalado.

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología