v. Caballo
Gen 45:19 tomaos de la tierra de Egipto c para
Exo 14:25 quitó las ruedas de sus c, y los .. trastornó
Num 7:3 trajeron .. seis c cubiertos y doce bueyes
Jdg 1:19 que habitaban en los llanos .. tenían c
1Sa 6:7 haced .. ahora un c nuevo, y tomad dos
2Sa 6:3 pusieron el arca de .. sobre un c nuevo
2Ki 2:11 un c de fuego con .. apartó a los dos
2Ki 2:12; 13:14
Carro (heb. agâlâh [del egip. g3rt]; rekeb [Eze 23: 24; etc.]; merkâbâh; merkâb; hôtsen; etc.; gr. hárma; rhéd’ [de origen gaélico o celta, introducido al gr. por medio del lat.]). En contraste con el carro liviano que se usaba en la guerra y servía para el traslado dignatarios en ocasiones especiales, el carro común era un vehículo empleado en ocupaciones pacíficas y para propósitos domésticos. Estaba hecho de madera (1Sa 6:14), y en la mayoría de los casos tenía 2 ruedas, como muestran las pinturas antiguas. El carro tirado por una vaca que usaron los filisteos para transportar el arca (vs 7-14) posiblemente era como el que se ve en los muros del templo de Ramsés III en Medinet Habu, Aparece tirado por bueyes, y consiste en una rústica caja de madera unida a un eje que tiene en sus extremos 2 ruedas de madera maciza. Es muy probable que los que José envió a su padre para la mudanza a Egipto eran también carros de 2 ruedas (Gen 45:19, 21, 27; 46:5). Seis carros cubiertos, cada uno tirado por 2 bueyes, se usaron en el desierto para transportar el tabernáculo (Num 7:3-8). Un carro que lleva a una mujer hebrea cautiva fue grabado en un relieve asirio en piedra que ilustra la conquista de Laquis por Senaquerib. Tiene 2 ruedas de 8 rayos cada una y es tirado por bueyes. El carro sobre el cual trasportó David el arca hasta Jerusalén (2Sa 6:3; 1Ch 13:7) fue probablemente como el del relieve de Laquis. La carreta de Isa 28:28 sugiere que en Judá a veces los carros eran tirados por caballos y usados para trillar en lugar de los trineos corrientes. En Amo 2:13 se menciona el uso de carros para levantar la cosecha de granos. Véase Carro de guerra. Carro de guerra. Vehículo de guerra que, junto con los caballos, fue introducido en Canaán y Egipto por los hicsos. Era liviano, de 2 ruedas, tirado por 2 caballos. En los primeros tiempos las ruedas tenían 4 rayos, más tarde 6, y finalmente 8. La caja del carro se construía de material liviano, a veces cubierta con metal, y se ponía sobre el eje (cf Jos 17:16, 18; figs 67, 115, 291, 312). Las figuras de los carros egipcios siempre muestran 2 ocupantes -un conductor y un guerrero-, pero los asirios y los hititas con frecuencia tenían un 3er, hombre que llevaba un escudo. Los carros hebreos también habrían tenido 3 ocupantes, como probablemente lo indica el heb. shalîsh, literalmente «el tercero [en el carro]» (2Ki 9:25, DHH; etc.). La 1ª mención de ellos en el AT aparece en el relato de José (Gen 41:43). Como él estuvo muy probablemente en Egipto durante el período de los hicsos, la referencia a esos rodados estaría en completa armonía con los hechos históricos. 115. Carro del rey Tutankamón exhibido en el Museo de El Cairo. Cuando los israelitas entraron en Canaán, encontraron que los cananeos tenían carros (Jos 17:16, 18; Jdg 1:19; 4:3). No fue hasta el tiempo de Salomón Cuando formaron parte del equipo militar corriente de los hebreos (1Ki 1:5; 10:26, 29). Fueron tan populares que 215 un siglo después de Salomón, Acab tenía más carros que ninguno de sus aliados que participaron de la batalla de Qarqar contra Salmanasar III. En realidad, sus 2.000 unidades eran más que el total de los que suministraron los otros reyes juntos. Además de los carros de los israelitas, la Biblia menciona carros de los egipcios (ls. 31:1), los etíopes (2Ch 16:8), los sirios (2Ki 5:9), los hititas (7:6) y los asirios (Nah 2:3, 4; 3:2). La palabra traducida «carros» en Rev 18:13 describe vehículos de 4 ruedas y se debería traducir como carretas, a menos que el escritor estuviera pensando en los carros de la antigua Babilonia. Bib.: AWBL, pp 74, 75, 86-90, 284-287, 297-302; ANET 278, 279.
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
(heb., rekhev y derivados, de una raíz que significa montar y cabalgar). Un vehículo de dos ruedas tirado por dos caballos, que se menciona frecuentemente en la Escritura (Gen 41:43; Gen 50:9; Exo 14:7—Exo 15:19; 1Sa 13:5; 2Sa 8:4; 1Ki 1:5; 1Ki 9:19; 1Ki 10:28-29). Ambos reinos divididos usaban carros en la guerra (1Ki 16:9; 1Ki 22:34; 2Ki 23:30). Elías fue honrado al ser escoltado al cielo por un carro de fuego (2Ki 2:11) y su manera de irse se convirtió en un proverbio (2Ki 2:12; 2Ki 13:14). A Dios se le representa como teniendo miles de carros, mostrando su poder (Psa 68:17). Confiar en carros es vano comparado con la confianza en Dios (Psa 20:7).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Vehículo de tracción animal. Se hacían de diversas formas para muchos usos, pero la mayor cantidad de referencias en la Biblia es a aquellos que tenían fines militares ( †¢Armadura y armas). Los patriarcas no usaron c., que aparecen mencionados por primera vez en la historia de José (Gen 41:43; Gen 45:19; Gen 46:29). Se sabe que fue un pueblo llamado los hicsos quienes introdujeron en Egipto el uso de la rueda. Por tanto, la mencionada historia debe colocarse en tiempos de la dominación de dicho pueblo, o después.
El c. para fines civiles era de madera, halado por caballos o por bueyes. Podía tener dos o cuatro ruedas y su uso era mayormente para carga. Se sabe que en la peregrinación por el desierto los israelitas tenían c., porque †œlos príncipes de Israel … trajeron sus ofrendas delante de Jehovᆠen †œseis c.†, los cuales Moisés entregó a los levitas para uso en su ministerio (Num 7:2-8). Los filisteos, para devolver el †¢arca a los israelitas, la pusieron sobre un c. al cual uncieron dos vacas (1Sa 6:1-10). En el primer intento de traslado de dicha arca a Jerusalén, la pusieron sobre †œun carro nuevo†, halado por bueyes (2Sa 6:1-7). Durante la cosecha, las gavillas eran cargadas en un c., de donde sale la expresión de Amo 2:13 (†œ…yo os apretaré en vuestro lugar; como se aprieta el c. lleno de gavillas†). El profeta Isaías habló de que †œJehová vendrá con fuego, y sus c. como torbellino, para descargar su ira con furor† (Isa 66:15). La idea de fuego y torbellino se relacionan a veces con una manifestación gloriosa de la presencia de Dios. En la ascensión de Elías, †œun c. de fuego con caballos de fuego† lo separó de Eliseo y el profeta †œsubió al cielo en un torbellino† (2Re 2:11). En la descripción de †œla visión de la semejanza de la gloria de Jehovᆠque tuvo Ezequiel se incluyen las ideas de †œviento tempestuoso … nube … fuego envolvente … resplandor … relámpagos….† y también de cuatro †œruedas† (Eze 1:1-28). En esta visión Dios aparece en su trono. Como en el Sal 99:1 Dios aparece †œsentado sobre los querubines†, en la interpretación bíblica de los judíos se pensaba que los querubines eran †œel c. de Dios† y †œel trono de Dios†. El Sal 18:10 dice que él †œcabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento†. Esta idea se repite exactamente en el 2Sa 22:11.
uso de la figura del c. en la profecía lo hace Zacarías, que recibió una visión sobre cuatro c., que †œson los cuatro vientos de los cielos† (Zac 6:1-8), que la mayoría interpretan como una alusión a la acción del Espíritu Santo, en el caso de la visión de este profeta, que se movía en la ejecución de juicios divinos. La imagen de †œlos cuatro vientos† es usada también en Apo 7:1-3.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, UTEN EJER
vet, Esta palabra castellana puede designar dos vehículos muy diferentes entre sí: (a) Vehículo de dos ruedas de diversas formas, tirado por caballos (2 S. 8:4), empleado con fines bélicos (Ex. 14:9; 1 S. 15:1; 1 R. 1:5); por los dignatarios(Gn. 41:43; 2 S. 15:1; 1 R. 1:5); para fines privados (Gn. 46:29; 2 R. 5:9; Hch. 8:28). El piso del carro que estaba abierto por atrás se apoyaba directamente sobre el eje de las ruedas, sin muelles. Las ruedas no eran de burda fabricación; frecuentemente eran metálicas, y tenían llantas, radios y cubo. Los carros no eran adecuados para el accidentado terreno de Palestina, donde se empleaban poco, pero los cananeos de la llanura los empleaban mucho (Jos. 17:16; Jue. 4:3), como también los egipcios (Is. 31:1); en Etiopía (2 Cr. 16:8), en Siria (2 R. 5:9), los heteos (2 R. 7:6) y los asirios (Nah. 2:4, 5; 3:2). Los carros de guerra tenían generalmente un conductor (2 Cr. 18:33) y en ocasiones un escudero ademas del combatiente. Un tercer ocupante, posiblemente el caballerizo, se encontraba en el carro hebreo (2 R. 9:25). Este carro de guerra era en ocasiones de hierro o chapado de hierro (Jos. 17:16, 18; Jue. 1:19; 4:3). Los persas herraban unas proyecciones de los ejes y en ocasiones del piso. Bajo los seleucidas se abatieron sobre Palestina terribles carros de este tipo (2 Mac. 13:2). Es posible que en Ap. 18:13 se trate de vehículos de 4 ruedas. (b) El vehículo empleado en tiempos de paz era diferente del carro de guerra. Era de madera (1 S. 6:14), cubierto o descubierto; en Nm. 7:3 el término hebreo designa un carro de 4 ruedas tirado por bueyes (Nm. 7:7; 2 S. 6:6), o por vacas (1 S. 6:7); sin embargo parece que en ocasiones se usaban caballos para tirar carros de trillar (Is. 28:28) en lugar de trillar con palos (Is. 28:27); este carro servía en ocasiones para transportar mercancías (2 S. 6:3), para el transporte de cereales (Am. 2:13) y para el transporte de personas (cp Gn. 45:19). En Egipto el carro tenía dos ruedas macizas como las que se siguen empleando en el Asia Menor occidental. En los bajorrelieves asirios figuran carros asiáticos; tienen 2 ruedas de 4, 6, 8 radios cada una, y son tirados por bueyes, mulas, o por dos hombres.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
Vehículo de dos ruedas tirado por caballos, concebido sobre todo para el frente más bien que para el traslado de tropas detrás de las líneas de batalla. Los cuatro términos hebreos que hacen referencia al †œcarro† (mer·káv, 1Re 4:26; mer·ka·váh, Gé 41:43; ré·kjev, 1Re 1:5; rekjúv, Sl 104:3) vienen del verbo raíz ra·kjáv, que significa †œcabalgar; montar†. (Gé 24:61; 1Sa 25:42; 1Re 18:45.) El término griego es hár·ma. (Hch 8:28.) El carro suministraba un medio de transporte rápido en el combate, daba a los soldados una plataforma móvil desde la que disparar y causaba un impacto psicológico cuando cargaba sobre la infantería. En monumentos antiguos aparecen representados carros de abundantes y variados diseños, lo que deja constancia tanto de su antigüedad como de su extendido uso.
El carro consistía básicamente en una plataforma montada sobre un solo eje. Los laterales de la caja llegaban a la altura del muslo del ocupante. Estaba cerrado por delante y por los lados, mientras que la parte trasera quedaba libre para una rápida y fácil entrada. Iba tirado por caballos uncidos a un yugo de madera que se sujetaba a la lanza del carro por medio de correas. Solía estar equipado con aljabas, estuches para arcos, escudos y lanzas. Las hoces de hierro que a veces salían de los cubos de las ruedas suponían otra amenaza para los soldados de a pie. (Jos 17:16, 18; Jue 1:19.) Cuando en el carro iba un solo combatiente, este sostenía las riendas alrededor de la cintura o de las caderas a fin de tener las manos libres para las armas. Los carros más grandes y más pesados —con varias parejas de caballos— acomodaban de dos a cuatro combatientes: un conductor, uno o dos guerreros y quizás un escudero. (Ex 14:7, nota.)
Con el transcurso del tiempo se mejoraron aspectos tan importantes como la velocidad, la manejabilidad y la estabilidad. Por ejemplo: con el traslado del eje hacia la parte posterior se consiguió mayor manejabilidad y estabilidad. Reemplazando las ruedas sólidas por ruedas con radios se aligeró el peso y se aumentó la velocidad. (1Re 7:33.) La rueda de seis radios llegó a ser la más común, aunque algunas contaban con cuatro, ocho o más. El usar maderas de poco peso —con solo las guarniciones de cuero, bronce o hierro— permitió que los carros fuesen lo suficientemente ligeros como para que uno o dos hombres pudieran llevarlos a cuestas por terreno accidentado o cuando vadeaban riachuelos.
Los carros de guerra formaban parte del equipo militar de muchas de las naciones paganas que se opusieron a Israel. En 1513 a. E.C., Jehová destruyó en el mar Rojo la fuerza militar de Faraón, que contaba con 600 carros de guerra especiales †œy todos los demás carros de Egipto†. (Ex 14:6, 7; 15:4, 19; Jos 24:6.) Cuando los israelitas conquistaron la Tierra Prometida, pusieron en fuga al enemigo y quemaron muchos de los carros que capturaron. (Jos 11:4-9.) Jabín, el rey de Canaán, mantuvo en esclavitud a los israelitas durante veinte años, hasta que Jehová inmovilizó y destruyó en el valle torrencial de Cisón los 900 carros de Sísara equipados con hoces de hierro. (Jue 4:2, 3, 13, 15, 16; 5:28.) Durante el período de la monarquía israelita, en un momento u otro, los filisteos, egipcios, etíopes, sirios, asirios y babilonios batallaron contra Israel con numerosos carros de guerra, en una ocasión tantos como 32.000. (1Sa 13:5; 2Sa 1:6; 1Cr 19:6, 7, 18; 2Cr 12:2, 3; 14:9; 16:8; Isa 37:21, 24.) Cuando los profetas vaticinaron calamidades venideras, en ocasiones hicieron mención de los carros de los que estas naciones se enorgullecían. (Jer 50:37; 51:21; Miq 5:10, 15.)
Los lugares más llanos, como las llanuras de Filistea y el amplio valle de Jezreel, eran más indicados para utilizar los carros que las regiones montañosas. En una ocasión los sirios se jactaron de que sus carros vencerían a Israel si podían sacarle de las montañas y pelear en tierra llana, pues pensaban que †œel Dios de ellos [era] un Dios de montañas†. Sin embargo, la gran derrota que sufrieron demostró que Jehová es también †œun Dios de llanuras bajas†. (1Re 20:23-30.)
Hasta el tiempo de Salomón no se formó en Israel ninguna fuerza nacional de carros importante, en gran medida debido a la advertencia de Dios de que el rey no acumulara caballos como si la seguridad de la nación dependiera de ellos. Este mandato limitó el número de carros de Israel, ya que estos vehículos eran tirados por caballos. (Dt 17:16.) Sin embargo, cuando Samuel advirtió al pueblo de las cargas que los reyes humanos colocarían sobre ellos, les dijo: †œA los hijos de ustedes los tomará y los pondrá como suyos en sus carros†. (1Sa 8:11.) Cuando intentaron usurpar el reino, tanto Absalón como Adonías mandaron hacerse un carro y pusieron a cincuenta hombres que corriesen delante de él. (2Sa 15:1; 1Re 1:5.) Después que David derrotó al rey de Zobá, conservó †œcien caballos de carro†. (2Sa 8:3, 4; 10:18.)
Cuando el rey Salomón amplió el ejército de Israel, elevó a 1.400 el número de carros. (1Re 10:26, 29; 2Cr 1:14, 17.) Además de Jerusalén, había otras poblaciones conocidas como ciudades de los carros, preparadas para el cuidado de todo este material bélico mecanizado. (1Re 9:19, 22; 2Cr 8:6, 9; 9:25.)
Después de la muerte de Salomón, los carros llegaron a ser comunes tanto en el reino septentrional como en el meridional. El que en el reino norteño hubiese un †œjefe de la mitad de los carros† indica que existían dos divisiones principales de carros. (1Re 16:9.) Se decía del rey Jehú que conducía su carro †œcon locura†. (2Re 9:20.) A varios reyes de Judá e Israel, a saber, Acab, Jehoram, Ocozías y Josías, se les hirió de muerte en sus carros. (1Re 22:34-38; 2Re 9:21, 24, 27; 2Cr 18:33, 34; 35:23, 24.)
El profeta Isaías declaró a la nación rebelde de Israel: †œÂ¡Ay de los que bajan a Egipto por auxilio, los que se apoyan en simples caballos, y que cifran su confianza en carros de guerra, porque son numerosos, y en corceles, porque son muy poderosos, pero que no han mirado al Santo de Israel y no han buscado a Jehová mismo!†. (Isa 31:1.)
El carro era fundamentalmente un instrumento bélico, aunque también se usaba para la caza de animales salvajes. En ocasiones se utilizaba para propósitos pacíficos. José, como administrador de alimentos de Egipto, iba en un carro de honor, que solo era menos importante que el de Faraón. Cuando su padre Jacob llegó a Egipto, José salió a su encuentro montado en el carro. (Gé 41:43; 46:29.) Asimismo, hubo muchos carros en la procesión funeral que llevó los restos mortales de Jacob desde Egipto hasta Macpelá, el lugar de entierro que Abrahán había comprado. (Gé 50:7-14.) Los reyes Rehoboam y Acab, Naamán, el jefe del ejército sirio, y el oficial etíope que invitó al evangelizador Felipe a subir con él en el camino que llevaba a Gaza, emplearon los carros como medio de transporte. (1Re 12:18; 18:44, 45; 2Re 5:21, 26; Hch 8:28-31, 38.) A los gobernantes victoriosos se les llevaba en procesiones en carros cubiertos lujosamente decorados. Por otra parte, los gobernantes apóstatas de Judá dedicaron a la adoración del Sol los carros sagrados y los caballos que tiraban de ellos. (2Re 23:11.)
Uso figurado. En sentido figurado y profético, los carros son símbolos de guerra, tal como el arco y la espada. (Isa 21:7, 9; Zac 9:10.) Se dice que †œlos carros de guerra de Dios se cuentan por decenas de millares, millares repetidas veces†, lo que denota el poder invencible de Dios para destruir a sus enemigos. (Sl 68:17; 2Re 6:17.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
1. jarma (arma) (arma, 716), relacionado con ararisko, unir. Denota un carro de guerra con dos ruedas (Act 8:28,29,38; Rev 9:9).¶ 2. rede (rJedh, 4480), carromato o carreta con cuatro ruedas, usado principalmente en viajes (Rev 18:13).¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
I. En el antiguo Cercano Oriente
Para la guerra y actos ceremoniales en el S de Mesopotamia se utilizaban en el 3º milenio a.C. vehículos con pesadas ruedas tirados por asnos, como lo demuestran los descubrimientos en Ur, Kis, y Tell Agrab. El verdadero carro, sin embargo, de construcción ligera y tirado por caballos, por ser más veloces, no apareció hasta el 2º milenio. Es probable que el caballo (* Animales de la Biblia) fuera introducido por los pueblos de la estepa meridional de Rusia, que precipitaron muchos movimientos migratorios en el 2º milenio, y la posibilidad de que el término que designa el caballo en muchas de las lenguas del antiguo Cercano Oriente, incluyendo el heb. (sûs), derivara de un idioma indoeuropeo, sugiere que estos pueblos tuvieron un papel importante en su introducción. En las inscripciones cuneiformes “caballo” comúnmente aparece escrito con un logograma que significa “asno foráneo”, pero la escritura fonética (sisû), que también aparece, se comprueba por primera vez (lo que resulta muy significativo) en las tablillas del ss. XIX descubiertos en Kültepe en Asia Menor, lo que indica quizás la influencia lingüística de los antecesores de los nómadas septentrionales, que poco tiempo después entraron en el Cercano Oriente en gran número. Quizás como resultado de estos primeros contactos, los pueblos del N idearon el carro de guerra ligero tirado por caballos, y cuando en la primera mitad del milenio entraron nuevos pueblos en el mundo antiguo, los hititas en Anatolia, los casitas en Mesopotamia, y los hicsos en Siropalestina y Egipto, este tipo de carro entró con ellos.
El carácter extranjero del carro se evidencia por el hecho de que en muchos de los idiomas sem. del mundo antiguo el término correspondiente a carro se formó de la raíz rkb, ‘cabalgar’, lo que dio, por ejemplo, en
Ya en la segunda mitad del 2º milenio las dos grandes potencias, los hititas y los egipcios, estaban equipados con carros tirados por caballos, como indudablemente lo estaban también muchas de las pequeñas ciudades-estados arameas y cananeas de Siropalestina, y fue en este ambiente en el que se encontraron los israelitas cuando conquistaron Palestina. En el 1º milenio los asirios perfeccionaron este vehículo como la base de una de sus principales armas, e indudablemente se convirtió en un elemento esencial de la guerra en las llanuras.
En general, el carro era de construcción muy ligera, con un extenso empleo de la madera y el cuero, y sólo las guarniciones necesarias eran de hierro o bronce. Este carruaje generalmente era abierto en la parte posterior, y los dispositivos para los escudos, como también los receptáculos para las lanzas y el equipo de los arqueros, estaban colocados en la parte exterior de los paneles frontales o laterales. Las ruedas generalmente tenían seis rayos, aunque ocasionalmente eran de cuatro, mientras que algunos de los carros asirios posteriores tenían ocho. Habitualmente las ruedas llegaban a la altura de la cintura de un hombre, pero en un bajo relieve de Asurbanipal se puede observar un vehículo con ruedas de ocho rayos de la altura de un hombre, con una llanta, probablemente de hierro, tachonada de clavos. La práctica de fijar guadañas a las ruedas posiblemente no se introdujo hasta la época de los persas. Generalmente eran tirados por dos caballos—aunque en la época de Asurnasirpal II los asirios colocaban un tercer caballo que iba al lado como reserva, práctica que posteriormente se abandonó—uncidos a cada lado de la vara, que se curvaba hacia arriba desde el nivel del piso del carro. El yugo, que se empleaba para los bueyes, no era adecuado para los caballos, pero la collera, más práctica para estos animales, comenzó a usarse ya avanzada la era cristiana.
La dotación variaba entre dos y cuatro hombres. Los egipcios preferían dos, un carretero y un guerrero, pero los asirios agregaron el šalšu rakbu, tercer ocupante’, que manipulaba un escudo para proteger a los otros. Este era el número más usual, y también fue empleado por los hititas, pero en la época de Asurbanipal a veces se incluía un cuarto hombre en los vehículos asirios.
Resulta obvio que el carro prestaba su mejor servicio en las campañas en terreno llano, y podía resultar desventajoso en terreno irregular, como puede verse en los portones de bronce de Salmanasar III, que muestran las dificultades con que se tropezó en una campaña a las fuentes del Tigris.
II. En el Antiguo Testamento
Junto con los otros pueblos de habla semítica de la antigüedad, los hebreos principalmente describieron los carros por medio de derivados de rkb. La forma más común, utilizada más de 100 veces, es reēeḇ; merkaḇâ se emplea alrededor de 44 veces; y riēbâ (Ez. 27.20) y reēûḇ (Sal. 104.3, °vrv2 “carroza”) una vez cada una. La palabra merkāḇ, aunque se emplea como carro en 1 R. 4.26, parece tener más el significado de “silla de montar” en Lv. 15.9 (°vrv2 “montura”) y en Cnt. 3.10 (“asiento” °vrv2; °vrv1 “cielo”). Tamb. de rkb se formó rakkāḇ, “cochero”, que es la forma que se utiliza en 1 R. 22.34; 2 R. 9.17 (“jinete” debido a “caballo” en vv. 18–19, °vrv1, pero puede haber sido un “cochero” a caballo); y 2 Cr. 18.33. De los términos no derivados de rkb, es probable que el más común, ˓aḡālâ, generalmente signifique *carreta, aunque en una frase poética en el Sal. 46.9 parece significar carro. En Ez. 23.24 se habla sobre una invasión de guerreros que “vendrán contra ti hōṣen reēeḇ …” donde hōṣen es un hapaxlegómeno de significado incierto. °vrv2 traduce estos términos como “carros, carretas”. °vm tiene “armas, carros de guerra y carretas”; °vp “gran número de carros”; °bj “desde el norte, con carros y carretas”. La trad. de reēeḇ como carros en lugar de carretas es preferible. Un hapaxlegómeno más, ˒appiryôn en Cnt. 3.9, se trad. “carroza” en °vrv2, pero es posible que pueda significar “palanquín” o “litera”, quizás como préstamo del iranio.
Como sería de esperar, todas las referencias a carros en el Pentateuco se relacionan con los egipcios. En su elevación de rango, José llegó a ser poseedor de uno (Gn. 41.43; 46.29; 50.9), y los israelitas que huían fueron perseguidos con ellos (Ex. 14; cf. Ex. 15.4, 19; Dt. 11.4). La única excepción es Dt. 20.1, y esto hace referencia anticipada a las cosas que encontrarían durante la conquista. Si bien desde el punto de vista militar los carros tuvieron poco uso en las zonas montañosas, y pareciera que los israelitas que no tenían estos vehículos, tomaron primero esta parte del país, los “carros herrados” (
III. En el Nuevo Testamento
Los carros no figuran mucho en el NT; la referencia más conocida es aquella en la que el eunuco etíope fue evangelizado por Felipe (Hch. 8). La voz gr. que se utiliza allí, harma, el término común para “carro” en Homero, aparece en la LXX generalmente para reēeḇ. En el Apocalipsis se encuentran dos referencias a carros: 9.9 (harma) y 18.13 (rheda).
Bibliografía. °R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985; E. Drioton, J. Vandier, Historia de Egipto, 1981; G. Cornfeld, Arqueología de la Biblia, 1980.
I.
II.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico