CARMELO

1Ki 18:19 congrégame a todo Israel en el monte C
Jer 50:19 Israel .. y pacerá en el C y en Basán


Carmelo (heb. Karmel, «jardí­n [parque]» o «huerto [vergel, viña, lugar fructí­fero]»). Cordón de montes y colinas de unos 24 km entre el Mediterráneo (Jer 46:18) y la llanura de Esdraelón (cf 1Ki 18:42-46). A lo largo de su lí­mite norte fluye el arroyo de Cisón (v 40). Antiguamente, formaba el lí­mite sur de Aser (Jos 19:26). Está entre las llanuras de Aco y de Esdraelón por el norte, y la de Sarón por el sur. La cumbre más alta tiene unos 531 m s.n.m., pero el promontorio en el extremo occidental sólo alcanza 170 m. En las muchas cuevas, a lo largo de sus laderas de material calcáreo, se han descubierto una cantidad de esqueletos y otros restos de los primeros pobladores. El cordón del Carmelo es seco y árido durante el verano, pero se cubre de hermosas flores y plantas verdes durante el invierno, motivo para que los escritores bí­blicos publiquen sus alabanzas (Son 7:5; Amo 1:2). Hay robles enanos, olivos silvestres y enebros en 212 los faldeos del monte, y muchas cisternas y prensas para vino y aceite hablan de su antigua fertilidad. Un Carmelo árido y estéril era, por tanto, una señal de gran carencia y destrucción ( Isa 33:9; Amo 1:2; Nah 1:4). 112. Parte final, la que da hacia el mar, del cordón montañoso del Carmelo junto a la ciudad de Haifa. Los egipcios llamaban al Carmelo «Cabo Sagrado», y los cananeos parecen haber tenido allí­ un santuario al aire libre, que Elí­as escogió para la demostración de la impotencia de Baal y del poder de Jehová (1Ki 18:17-46). Eliseo parece haber vivido en ese lugar por algún tiempo (2Ki 4:23 25). En el s IV a.C. los griegos lo llamaron «Monte santo de Zeus», y la base de una estatua recién descubierta (del s II o III d.C.) lleva la inscripción: «(Dedicado) al Zeuz Heliopolitano (del monte) Carmelo por G. Julio Euticos, colono de Cesarea». Esto muestra cuán tenazmente persistí­a el culto a un dios pagano. El nombre moderno de Carmelo es Jebel Karmel o Jebel Mâr Elyâs (figs. 112, 130, 185). Mapa II, B-3. Véase Carmel. Bib.: M. Avi-Yonah, IEJ 2 (1952): 118-124. Carmesí­; Carmí­n. Véase Escarlata.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

jardí­n de árboles. 1. Sierra al noroeste de Israel, de 21 km de longitud, tiene de 5 a 13 km de anchura. Se extiende hacia el noroeste desde el Esdrelón hasta la bahí­a de Acre, en el mar Mediterráneo, y la ciudad y puerto de Haifa. La altura máxima de la sierra llega a los 549 m sobre el nivel del mar. El territorio de la tribu de Aser llegaba hasta el C. por el oeste, Jos 19, 26. En el monte C. se enfrentó Elí­as a los profetas de Baal, que eran mantenidos por Jezabel, mujer de Ajab, rey de Israel 874-853 a. C., y los degolló a todos en el torrente de Quisón, 1 R 18, 20-39; 1 Cro 18, 16-40.

Eliseo, discí­pulo de Elí­as, tras el incidente con los niños que se burlaban de él y fueron devorados por los osos, que salieron del bosque, camino de Betel, se fue al monte C., y después volvió a Samarí­a, 2 R 2, 25; 4, 25. El territorio de Aser tocaba con el C. por el oeste, Jos 19, 26.

El C. se destaca en la Biblia por su fertilidad y la belleza del paisaje Is 33, 9; 35, 2; Jr 50, 19; Am 1, 2; Na 1, 4. Poéticamente, el novio le dice a su amante que su cabeza destaca como el C., Ct 7, 6. 2. Una de las ciudades, al sur de Hebrón, hacia la frontera de Edom, en el Nágueb, que correspondió a la tribu de Judá, Jos 15, 55. Tras triunfar sobre los amalecitas y perdonarle la vida al rey Agag, Saúl se erigió un monumento en C. 1 S 15, 12. Abigaí­l, mujer natural de C., fue tomada como su mujer por David, tras la muerte de su marido Nabal, castigado por Yahvéh, 1 S 25, 2-42; 27, 3; 30, 5; 2 S 2, 2; 3, 2; 1 Cro 3, 1. Jesray, uno de los Valientes de David, era de C., 2 S 23, 35; 1 Cro 11, 37. Carne, hebreo basar. En principio c. significa la materia corporal, lo visible, sea del animal o del hombre, más ampliamente el cuerpo, Gn 40, 19; Nm 8, 7; 1 R 21, 27; 1 S 17, 44; 2 R 4, 34; 5, 10; 9, 36; Jb 2, 5; 7, 5; 10, 11; Sal 16 (15), 9; 63 (62), 1; Pr 14, 30; Lm 3, 4. La c. del cuerpo Yahvéh la ha tejido en el seno materno, se modela en él, Jb 10, 11; Sb 7,1; Sal 139 (138), 13-16. En muchos pasajes del A. T. basar, c., cuerpo, significa hombre; es decir, basar encierra el concepto de aliento, nefés, Gn 2, 7; de aquí­ que †œmi nefes†, mi vida, en Sal 6, 5. El hombre en el A. T. es una unidad, no un compuesto, carne y espí­ritu, como entre los griegos. Por esta razón, basar no se emplea para designar un cadáver. Cuando se refiere a los animales, c. tiene significado de alimento o c. de sacrificio, Dt 12, 15 y 20; 1 R 17, 6; 19, 21; Ez 40, 43. Puede indicar todo ser viviente, la humanidad, Gn 7, 21; Jr 32, 27; 45, 5; Ez 21, 9. El hombre y la mujer unidos en matrimonio son una sola c., Gn 2, 21-24; Ml 2, 16; c. significa ví­nculo familiar, linaje, Gn 29, 14; 37, 27; Lv 18, 12-13 y 17; 20, 19; Jc 9, 2; 2 S 5, 1; 19, 13-14; 1 Cro 11, 1; Ne 5, 5. Con la muerte, la c. vuelve al polvo del que ha sido formada, Jb 10, 9; 34, 15; Qo 12, 7; se consume Pr 5, 11; es decir, la c. frente a Dios, eterno, es perecedera, frágil, Gn 6, 3; Sal 56 (55), 5; 78 (77), 39; Si 14, 18; Is 31, 3; 40, 6.

En el N. T. como el hebreo existe el término preciso cuerpo, se usan las palabras griegas sôma, cuerpo, que también puede indicar cadáver, y sárx, c., con su connotación de fragilidad, flaqueza, Mt 26, 41; Rm 6, 19; 7, 14- 18; 2 Co 7, 5; y pecado, Rm 7, 5; 2 Co 7, 1. La c. para el Apóstol es la sede del pecado, Rm 7, 5/14/18/25; 13, 14; 2 Co 7, 1; pues la c. tiene apetencias diferentes a las del espí­ritu, Ga 5 13-24; la c. tiende a la muerte, el espí­ritu, a la vida y a la paz, Rm 8, 1-12. Cristo venció esta tendencia maligna tomando la †œc. de pecado†, Rm 8, 3. El cristiano se libera de la c. si está unido a Cristo Rm 7, 5-6; Col 2, 11-13.

En la Escritura es corriente la expresión †œsegún la c.†, para referirse a lo humano en contraposición a lo divino, 1 Co 10, 18; 2 Co 1, 17.

Carnero, latí­n carnerus. Macho de la oveja, mamí­fero rumiante de cuernos oblicuos, arrugados y en espiral. Productor de carne para la alimentación Gn 31, 38; su piel serví­a para hacer cubiertas y toldos Ex 26, 14; su lana, para el vestido Pr 31 13; los cuernos, huecos, para trompetas Jos 6, 4-5. Se empleaba para el holocausto Gn 15, 9 y 22, 13; para el sacrificio por el pecado Lv 5, 15 y 25; Nm 5 8 y 23, 1; Is 1, 11; 34, 6; Mi 6, 7; se inmoló en la consagración sacerdotal de Aarón y sus hijos Ex 29, 1; Lv 8, 1; al cumplirse los dí­as del nazireato, se ofrecí­a un c. como sacrificio de comunión Nm 6, 14. Entre las ví­ctimas que ofreció Salomón cuando accedió al trono de David, habí­a mil carneros 1 Cro 29, 21.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(jardí­n).
1. La montaña prominente que sobresale y entra en el mar Mediterráneo justo al sur de la moderna ciudad de Haifa y directamente al oeste del mar de Galilea. Cuando la palabra ocurre con el artí­culo definido, generalmente se refiere al monte Carmelo y a menudo se usa para ilustrar un lugar hermoso y fructí­fero (Isa 35:2; pero ver 33:9 que pinta el juicio de Dios). En el Carmelo, Elí­as se enfrentó con 450 profetas paganos y los venció (1 Reyes 18). Eliseo también visitó el Carmelo (2Ki 2:25; 2Ki 4:25).
2. Un pueblo muy antiguo de Judá, cerca de 12 km. casi directamente al sur de Hebrón. Es mejor conocido como la residencia del rudo Nabal, quien rehusó bondad a David (1Sa 25:2-40) y cuya vida fue salvada por el tacto de su hermosa esposa Abigaí­l. Cuando Nabal murió, Abigaí­l llegó a ser la esposa de David.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

La cordillera del Carmelo, no muy alta ciertamente (la cima más elevada es de 552 m) pero que destaca por su posición entre el mar Mediterráneo y la llanura de Yizreel (con una longitud aproximada de 20 km), es un lugar antiquí­simo de asentamiento y culto. Ya en la edad de la piedra (antes del 4500 a.C.) estaban habitados los valles de la cordillera.
En los anales de piedra del faraón egipcio Tutmosis III se designa al Carmelo (es decir, †œel vergel†) como †œel cabo sagrado.† Eso quiere decir que ya hacia el 1450 a.C. se consideraba la montaña como un lugar de culto, aspecto que probablemente se remonta a la edad de la piedra. Los pobladores cananeos o los señores fenicios del Carmelo veneraron allí­ a un Baal, cuyo centro de culto fue recuperado para Yahveh por el profeta Elí­as durante el reinado de Ajab, soberano del reino del norte (875-854 a.C.). Véase 1Re 18. También los gobernantes posteriores mantuvieron allí­ el centro de culto: en el perí­odo helení­stico (desde el siglo IV a.C.) se veneró en el lugar al Zeus griego.
La fertilidad del Carmelo en vino y aceite fue proverbial en el perí­odo bí­blico. Las lluvias frecuentes, la abundancia de rocí­o y grandes cisternas compensaban la escasez de fuentes.
El Carmelo como †œmontaña del señor Elí­as† (árabe dyebel mar Elyás) se remonta al relato del juicio de Dios, que exalta al profeta Elí­as en su lucha contra los profetas baálicos. Es posible, sin embargo, que Elí­as hubiese vivido en el Carmelo aun fuera de aquella ocasión; al menos así­ se cuenta de su discí­pulo Eliseo (2Re 4:25).
El altar baálico en el que se celebró el juicio de Dios (1Re 18) se alzaba tal vez en la región de el-Muhragá (†œlugar de la cremación†). La posición en el extremo sudeste de la cima (514 m) brinda todo lo que el proceso requerí­a: un altar destacado, espacio para los peregrinos, una fuente, la proximidad del torrente Quisón, donde Elí­as mandó degollar a los profetas de Baal, y una distancia no muy grande de Yizreel, adonde Elí­as se adelantó al carro de Ajab (unos 20 km).

Fuente: Diccionario de Geografía de la Biblia

(Monte de la Vina).

Monte en la costa de Palestina, donde Elí­as venció a los falsos profetas: (1Re 18:19-45). Ahí­ nació un amor a la Madre de Jesús simbolizada en la «nuvecilla» que auguraba lluvia, y en el triunfo contra los falsos profetas.

Carmelitas: í“rdenes religiosas que surgieron del amor a la Virgen en el Carmelo. Fundada en Palestina por S. Bertol en 1154, la «Regla Original» fue hecha por Alberto de Vercelli, Patriarca de Jerusalén. Fue reorganizada por S. Simón Stock en 1265, y reformada por Santa Teresa y San Juan de la Cruz en el siglo XVI. Se entregan al Senor con votos de pobreza, castidad y obediencia, y se dedican a la contemplación, a la teologí­a y al trabajo misional, siendo Santa Teresita nombrada «Patrona de las Misiones» en l925.

Hay muchas órdenes, las más extensas son las «descalzas», de Santa Teresa y San Juan, con 3,500 miembros y las «calzadas» de San Simón, con 2,000.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(Jardí­n de frutas, o de árboles). Monte principal de una sierra de unos 20 km de largo, que se halla en la parte N de la llanura costera de Israel. En la conquista de la Tierra Prometida los israelitas vencieron al †œrey de Jocneam del C.† (Jos 12:22). Sirvió de punto de referencia para marcar la frontera de la tribu de Aser (Jos 19:26). Su forma imponente, especialmente cuando se ve desde el mar, hizo que muchos antiguos creyeran que era la habitación de un dios. C. está muy cerca de Fenicia. Se conoce una inscripción romana que dice que los fenicios adoraban allí­ a Hadad, Baal del C. Por tanto, la solicitud del profeta †¢Elí­as al rey †¢Acab: †œCongrégame a todo Israel en el monte C.† (1Re 18:19) fue un verdadero desafí­o al culto pagano.

Cuando Dios consumió con fuego el sacrificio de Elí­as, el pueblo aclamó a Jehová y el profeta mató allí­ 450 †œprofetas de Baal† (1Re 18:19-40). Se nos dice que †¢Eliseo viví­a en el C. (2Re 2:25; 2Re 4:25). En la esperanza de Sion se incluye que †œla gloria del Lí­bano le será dada, la hermosura del C. y de Sarón† (Isa 35:2). Esa belleza es tal que en Can 7:5 se dice a la esposa: †œTu cabeza encima de ti, como el C.† En el momento de su ira †œJehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén … y se secará la cumbre del C.† (Amo 1:2), cosa que nadie podrá evitar, porque †œsi se escondieren en la cumbre del C., allí­ los buscaré y los tomar醝 (Amo 9:3). Pero promete que volverá †œa traer a Israel a su morada, y pacerá en el C. y en Basán† (Jer 50:19). El monte C. tení­a exhuberante vegetación, lo cual explica las expresiones sobre secarse el monte por la ira de Dios, algo considerado como muy extremo o difí­cil. Asimismo, por la abundancia de árboles, podí­a ser refugio de alguien que quisiera esconderse, siempre y cuando no fuera Dios quien lo buscara.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CIUD

sit, a3, 325, 273

vet, = «campo fructuoso» o «parque». Ciudad de las montañas de Judá (Jos. 15:55), a unos 12 Km. al sudeste de Hebrón (1 S. 25; 30:5; 2 S. 23:35).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(Huerto).
Nombre de una cordillera y de una ciudad. La palabra hebrea kar·mél se usa para referirse a un †œhuerto†. (Isa 16:10; 32:15; Jer 2:7.)

1. La cordillera del Carmelo es una estribación en forma de cuña de la cordillera central de Israel, de la que sale en dirección NO. Su promontorio noroccidental llega a unos 180 m. del mar Mediterráneo. La cordillera completa mide más o menos 50 Km. de longitud, y se extiende desde el Mediterráneo hasta la llanura de Dotán, más allá de la cual están las montañas de Samaria. Tiene tres secciones distintas: las serraní­as del NO. y del SE., y la meseta central que las separa. La cumbre más alta está en la sección noroccidental, al NO. de `Isfiya, con una altitud de unos 545 m. sobre el nivel del mar. Hoy dí­a no es posible precisar si en los tiempos bí­blicos el nombre Carmelo aplicaba a la cordillera completa o solo a la serraní­a noroccidental, de 21 Km. de longitud. Hoy dí­a con el nombre monte Carmelo (Jebel el-Karmal; Har Karmel) se designa a esta última parte. Se dice que la ciudad real cananea de Joqneam, que se encontraba en el extremo SE. de esta sección, estaba †œen Carmelo†, mientras que no se dice lo mismo de Meguidó y Taanac, situadas en las laderas orientales de la sección SE. (Jos 12:22.)
La tierra donde se asentó Israel después de cruzar el Jordán puede dividirse geográficamente en tres secciones básicas, cada una de las cuales se extiende de N. a S. del paí­s: el valle del Jordán, la región montañosa y la llanura de la costa. Sin embargo, la cordillera del Carmelo rompe con la continuidad de las cadenas montañosas que van de N. a S. y forma el conocido valle de Jezreel o Esdrelón, situado al SE. de esta cordillera. De manera similar, el promontorio del Carmelo irrumpe en la llanura costera del Mediterráneo, y la divide en la llanura de Aser (al N. del Carmelo) y las llanuras de Sarón y Filistea (al S. del Carmelo). Justo al N. del Carmelo, el litoral retrocede abruptamente para formar la bahí­a de Akkó, donde la moderna Haifa constituye en la actualidad un importante puerto de mar. El Carmelo era uno de los lí­mites del territorio de la tribu de Aser. (Jos 19:24-26.)
El Carmelo formaba una barricada natural para las caravanas y los ejércitos que viajaban de Mesopotamia a Egipto. Las laderas orientales, que dan a la llanura de Aser y al valle de Jezreel, son muy empinadas; además, desde tiempos antiguos esta cordillera ha estado cubierta por una densa vegetación de árboles y arbustos que dificultaban el paso. Hay una franja estrecha de terreno entre la base del promontorio del Carmelo y el mar, pero tomar esta ruta significaba dar un rodeo considerable y también colocaba a los ejércitos que avanzaban en una posición vulnerable. Habí­a desfiladeros que atravesaban la cordillera desde el valle de Jezreel, junto a las ciudades fortificadas de Joqneam y Taanac, pero el desfiladero de Meguidó, situado entre los anteriores, era mucho más fácil de atravesar y por lo tanto más importante. Sin embargo, otra ruta principal iba hacia el S. desde la encrucijada de la ciudad de Meguidó, rodeaba el resto de la cordillera del Carmelo y luego giraba al O., hacia la costa, por la llanura de Dotán.
A menudo se asocia el Carmelo con otras regiones fértiles, como el Lí­bano, Sarón y Basán. (Isa 35:2; Jer 50:19.) El rey Uzí­as, †œamante de la agricultura†, tení­a labradores y viñadores en el Carmelo (2Cr 26:10), y allí­ se han encontrado los restos de numerosas prensas hechas de roca labrada para producir vino y aceite. En su descripción de los efectos desastrosos del juicio adverso de Jehová contra Israel, los profetas utilizaron como sí­mbolo el marchitamiento de la abundante vegetación del Carmelo. (Isa 33:9; Am 1:2; Na 1:4.) Sus laderas, barridas por los vientos marinos, todaví­a tienen huertos frutales, olivares y viñas, y en la primavera se cubren de flores. En El Cantar de los Cantares (7:5), se asemeja la cabeza de la doncella sulamita al Carmelo, bien por lo frondoso de su cabello o por el modo majestuoso de elevarse sobre el cuello. La apariencia majestuosa del Carmelo, en particular el promontorio que se extiende desde la costa, así­ como el monte Tabor, que se eleva de manera impresionante en el valle de Jezreel, se usó para representar la figura imponente de Nabucodonosor cuando avanzaba hacia la conquista de Egipto. (Jer 46:18.)
Lógicamente, el Carmelo era uno de los lugares principales a los que huí­a la gente de Samaria cuando buscaba refugio. Aunque no es de ningún modo la cordillera más alta, su escasa población, su densa vegetación y también las numerosas cuevas que hay en la caliza blanda de sus laderas rocosas, la convertí­an en un lugar ideal para esconderse. No obstante, el profeta Amós mostró que tal refugio resultarí­a inútil para aquellos que huyeran del juicio justo de Jehová. (Am 9:3.)
El monte Carmelo se menciona sobre todo en relación con las actividades de los profetas Elí­as y Eliseo. (GRABADO, vol. 1, pág. 950.) Fue en este monte donde Elí­as hizo que el rey Acab reuniese al pueblo para presenciar la prueba entre Baal, representado por sus cuatrocientos cincuenta profetas, y el Dios verdadero Jehová, representado por Elí­as mismo. (1Re 18:19-39.) Después de la prueba, hizo que bajaran a los falsos profetas al valle torrencial de Cisón, que corre a lo largo de la base oriental del Carmelo antes de desembocar en la bahí­a de Akkó, y allí­ los degollaron. (1Re 18:40.) Desde la cima del Carmelo, Elí­as oró para que acabase la sequí­a que habí­a durado tres años y medio, y desde allí­ su servidor vio una nubecilla que anunciaba la gran tormenta que se avecinaba. (1Re 18:42-45; Snt 5:17.) También fue desde el Carmelo desde donde este profeta partió hacia Jezreel, corriendo con la ayuda de Jehová al menos 30 Km., y dejando atrás el carro de Acab. (1Re 18:46.)
Después de separarse de Elí­as en el rí­o Jordán, Eliseo, su sucesor, viajó hacia el Carmelo desde Jericó pasando por Betel. (2Re 2:15, 23, 25.) Cuando estaba de nuevo en el monte Carmelo, la mujer de Sunem (a poca distancia al N. de Jezreel) fue en su busca para que ayudara a su hijo, que habí­a muerto. (2Re 4:8, 20, 25.)

2. Ciudad de la región montañosa de Judá (Jos 15:1, 48, 55) que la mayorí­a de los geógrafos identifican con Khirbet el-Kirmil (Horvat Karmel), a unos 11 Km. al SSE. de Hebrón.
El rey Saúl erigió †œun monumento [heb. yadh]† en Carmelo, al parecer para conmemorar su victoria sobre los amalequitas. (1Sa 15:12.) Aunque la palabra hebrea yadh que aparece en este texto suele traducirse †œmano†, también puede referirse a un †œmonumento† o columna conmemorativa, como lo muestra el uso de la perí­frasis verbal †œestaba erigiéndose† con relación al acto de Saúl y el hecho de que años más tarde se llamara especí­ficamente columna al †œMonumento [yadh] de Absalón†. (2Sa 18:18.)
Cuando David huí­a de las iras de Saúl, †œNabal el carmelita† (aunque al parecer residí­a en la cercana Maón) apacentaba sus grandes rebaños en la región montañosa del Carmelo. (1Sa 25:2; 30:5; 2Sa 2:2; 3:3.) Después que Nabal rehusó compensar con merecidas provisiones a las fuerzas de David que le habí­an protegido, la iniciativa y sensatez de su esposa, †œAbigail la carmelita†, impidieron que David se hiciera culpable de derramamiento de sangre. (1Sa 25:2-35.) Más tarde, Abigail llegó a ser esposa de David. (1Sa 25:36-42; 27:3; 1Cr 3:1.)
†œHezró el carmelita† fue uno de los hombres poderosos de las fuerzas militares de David. (2Sa 23:8, 35; 1Cr 11:26, 37.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. karmel, ‘tierra de jardines’, ‘tierra fructífera’). En heb. esta palabra se utiliza como sustantivo común y con los significados indicados; tenemos ejemplos en Is. 16.10; Jer. 4.26; 2 R. 19.23; 2 Cr. 26.10. Incluso puede utilizarse con el significado de espigas frescas de granos, como en Lv. 2.14; 23.14. Así, los montes de piedra caliza que llevan el nombre de Carmelo se llaman así debido al exuberante monte bajo y los frondosos bosques que los cubrían.

Carmelo es el nombre de una cadena de sierras, de unos 50 km de largo, que se extiende en dirección NO a SE, desde el Mediterráneo (costa S de la bahía de Acre) hasta la llanura de Dotán. Estrictamente, el mte. Carmelo es la sierra principal (altura máxima unos 530 m) en el extremo NO, a una distancia de unos 19 km del mar, formando un límite de Aser (Jos. 19.26). Esta zona de vegetación densa y escasamente habitada constituía una barrera por la que penetraban dos pasos principales que se abrían en Jocneam y Meguido, y uno de menor importancia que se abría en Taanac; entre los dos pasos mencionados en primer término las sierras son más bajas y tienen menos vegetación, pero existen pronunciados declives. El camino principal, sin embargo, que corre en dirección N-S, pasa a un lado del Carmelo por la llanura de Dotán en el E. La exuberante vegetación del Carmelo se describe en Am. 1.2; 9.3; Mi. 7.14, °vm; Nah. 1.4; tamb. en Cnt. 7.5 en un símil muy apto para describir una cabellera tupida y abundante. La amenazante figura de Nabucodonosor de Babilonia cuando marchaba contra Egipto fue comparada una vez con los picos rocosos del Carmelo y el Tabor (Jer. 46.18).

Los enemigos vencidos de Josué incluían al “rey de Jocneam del Carmelo” (Jos. 12.22). Fue allí donde Elías, en el nombre de su Dios, desafió a los profetas de Baal y de Asera, los dioses apoyados por Jezabel, logrando una notable victona sobre ellos (1 R. 18; 19.1–2). El texto pone en claro que fueron los dioses de Jezabel los que fueron desacreditados de este modo; como ella era oriunda de Tiro, seguramente el Baal de referencia era Baal-melcart, el dios principal de esa ciudad. Este dios también se introdujo en Aram; véase *Ben-adad para una referencia a una estela dedicada a este dios. A *Baal todavía se lo adoraba en el Carmelo con la designación de “Zeus Heliopolites Carmel” en el año 200 d.C. (Ap-Thomas, PEQ 92, 1960, pp. 146). Alt consideraba que este Baal era puramente local, punto de vista refutado por el texto bíblico, y Eissfeldt prefería Baal-samem, menos apropiado que Baal-melcart (este último tamb. apoyado por de Vaux). (* Carmel )

Bibliografía. L. Grollenberg, Panorama del mundo bíblico, 1966; S. Herrmann, Historia de Israel, 1979, pp. 25ss.

D. Baly, Geography of the Bible, 1974, pp. 149 (mapa 51), 172s.

K.A.K.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

(Hebreo Karmel, «jardín» or «tierra de jardines»).
Carmelo designa en el Antiguo Testamento cierta ciudad y su territorio adyacente en la tribu de Judá. La ciudad estaba en el terreno montañoso de Judá, y su territorio era contiguo al de Maón, Zif y Yuttá (cf. Jos. 12,22; 15,55). Fue en Carmelo que Saúl levantó el trofeo de su victoria sobre Amalec (1 Sam. 15,12). Cuando Nabal, un hombre de Maón, estaba esquilando su rebaño en la tierra de pastos de Carmelo, allí ocurrió entre él y David, entonces fugitivo de la ira de Saúl, el episodio en el cual Abigail, la esposa de Nabal, jugó un papel tan conspicuo (1 Sam. 25,2.5.7.40). Fue aparentemente en el Carmelo de Judá que el rey Osías, hijo de Amasías, tuvo tierras cultivables y viñedos (2 Cron. 26,10). Esta simple información bíblica nos capacita para entender por qué esta ciudad y su distrito eran realmente llamados “Carmelo”; en contraste con el desierto un poco más al sureste, la región aparecía como un “jardín” a los hebreos de antaño, y la ciudad naturalmente tomó su nombre del territorio adyacente. En el siglo IV d.C. San Jerónimo describe el pueblo de Carmelo como una villa con una guarnición romana y habla del distrito como una montaña. En el tiempo de las Cruzadas, la ciudad fue tomada por el Rey Amalrich contra Saladino, y entonces pasó al olvido hasta el siglo XIX, cuando fue organizada por viajeros bajo el nombre de Kurmul. El lugar está actualmente completamente desolado, pero sus ruinas—entre las cuales se puede ver tres iglesias y un fuerte castillo con piedras biseladas—indica un pueblo de considerable extensión e importancia. Las ruinas del pueblo están cerca de diez millas al sureste de Hebrón, y cerca de las de Maón.
Fuente: Robinson, Biblical Researches, II, 193-196 (Boston, 1841); Stanley, Sinai and Palestine, 100, 479, 484 (New York, 1859); Smith, Historical Geography of the Holy Land (New York, 1897, 306, 317, note.
Gigot, Francis. «Carmel.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908.
http://www.newadvent.org/cathen/03351a.htm
Transcrito por Mary B. Wingfield. Traducción de Patricia Reyes
Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina

Fuente: Enciclopedia Católica