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Parte o rama de la Filosofía que estudia los fines de las cosas en sentido general del término. Pero, en su entraña reflexiva, afecta a todo lo que tiene que ver en intenciones, objetivos, designios, ideales, empeños y procesos.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Teleología (discurso sobre el fin) indica en ética el tipo de fundamento que se da a la bondad de una acción o según otros, al carácter correcto de un acto. El término opuesto es «deontología» (discurso sobre la obligación, sobre el deber): se entiende con este término una forma de justificación del juicio de bondad moral que prescinde totalmente de las consecuencias del acto. La dificultad lógica de este planteamiento consiste en el hecho de que, si la bondad moral depende sólo de la intención de imparcialidad/generosidad y las consecuencias del acto mismo son evidentemente consecuencias extramorales, y por tanto cualidades empíricas descriptibles, entonces la bondad objetiva vendría a depender en definitiva de cualidades no morales que introducen en el mundo real o excluyen de él. Por otra parte, si no se acepta como relevante este hecho, habrá que presuponer que el mundo moral no se adecua al mundo real: sería en definitiva un mundo autosubsistente de intenciones, es decir, de estados mentales. Esta visión del hecho moral parece ser genéticamente una reacción de «retirada estratégica» frente al agnosticismo actual de las ciencias en lo que se refiere al realismo crítico en el conocimiento de lo real. La distinción entre la actitud (interior, buena/mala) y el comportamiento (exterior -o mejor dicho, realizado-, correcto/equivocado), si es verdad que resuelve los casos de ignorancia invencible sobre el carácter correcto del acto, renuncia, sin embargo, a reconocer que el hombre es capaz de verdad incluso moral, que las proposiciones normativas son por tanto verdaderas o falsas. Es como decir que no existe ninguna distinción entre el bien humano y el bien moral, que la racionalidad es única y que la naturaleza de las cosas es cognoscible en línea de máxima, Por consiguiente, la teoría se construve sobre la base de los casos extremos y excepcionales, no sobre la base de la normalidad en el estado de los conocimientos morales.
Lo que no quiere, sin embargo, la teoría teleológica es caer en el laxismo de la práctica o en el relativismo de las normas. La deontología o la teleología no tienen nada que ver con el rigorismo/laxismo: en este último caso se trata más bien de actitudes psicológicas del que da juicios morales en vez de métodos de producción o formulación de las mismas normas morales.
De todas formas, parecería más oportuno decir que la exigencia de tener en cuenta las condiciones del mundo empírico no se refiere a la fundamentación de los juicios morales, sino más bien a su aplicación. Las reflexiones sobre los deberes/derechos prima facie, que admiten excepciones en ciertos casos de prevalencia de otros derechos/deberes, pertenecen probablemente al mismo género. En el fondo, la teleología no es más que una forma de utilitarismo.
F Compagnioni
Bibl.: S. Privitera, Etica normativa, en NDTM, 706-713; M, Vidal, Moral de actitudes. Moral fundamenzat, PS, Madrid 6l 990; 447-483; AA. VV , Fundamentación de la ética cristiana, en Praxis cristiana, San Pablo, Madrid l980, 221ss; R, Flecha, Reflexión sobre las normas morales, en Salmanticensis 27 (1980) 193-210.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico
(Griego telos, «fin» y logos «palabra» o «discurso»). En oposición al mecanicismo que explica el presente y futuro en términos del pasado, la teleología explica todo en términos del futuro. Ésta es la teoría que todas las cosas tienen una causa final. Aristóteles usó tanto el mecanicismo (causa primera) como el teleologismo (causa final) para «probar» la existencia de Dios. El primero estaba subordinado al último.
Agustín desarrolló una teoría teleológica de la historia en su Ciudad de Dios. Siguiendo a Tomás de Aquino, la Teología Natural de Paley y Bridgewater Treatises usan el argumento teleológico como una «prueba teísta». La dificultad con el argumento teleológico para razonar de lo finito a lo infinito es que sólo representa aun Dios posible o, a lo más, un Dios probable, a menos que el argumento se base en un razonamiento presuposicional, por lo cual apunta definitivamente al Dios vivo y verdadero.
Véase también el artículo Dios.
Morton H. Smith
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (593). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología