SIONISMO

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Movimiento internacional promocionado por los judí­os del mundo desde finales del siglo XIX e iniciado por Judá Ben Salomón (1788-1878) para tratar de reconquistar para el pueblo elegido el territorio que fue el Israel bí­blico.

Fue Teodoro Herzl (1860-1904) el primero en organizar el movimiento con pretensión de convertir la aspiración en realidad, como expuso en su obra «El Estado judí­o» de 1896. En 1897 se tuvo el primer congreso sionista en Basilea. La colonización judí­a de Palestina se intensificó en los comienzos del siglo XX, estableciendo una Oficina sionista en Jaffa a fin de ayudar en la compra de tierras por los emigrantes judí­os del mundo que solicitaban apoyo.

En 1917 el ministro británico Balfur (1848-1930) reconoció ese derecho judí­o. Y en 1922 los gobernantes británicos de Palestina, convertida en protectorado desde 1920, suprimieron los permisos de entrada a judí­os por el riesgo de enfrentamiento bélico entre ambas comunidades raciales y religiosas.

Y en 1948, como reacción a las matanzas nazis de judí­os en Alemania, se determinó en Europa dividir Palestina y crear un hogar judí­o. Se dio luz verde para que los judí­os que fueron llegando se levantaran contra los habitantes de la zona y provocaran la huida de los nativos, apoderándose de sus tierras y hogares. Los refugiados ascendieron a dos millones de palestinos, elevados con la natalidad a cuatro en poco tiempo.

Los conflictos posteriores de 1956, 1967 y 1973 no lograron para los palestinos otra cosa que debilitar sus aspiraciones y para los judí­os, ayudados por las naciones europeas y por USA, la posibilidad de consolidar polí­tica, militar y económicamente su Estado. El sionismo se transformó así­ en una ideologí­a polí­tica de tonalidades racistas, alimentado por una inmigración procedente de judí­os de todo el mundo que se fueron instalando en territorios usurpados y crearon una tonalidad agresiva y clasista en el sionismo que inicialmente no existió
Desde luego no es posible dar a estos hechos ningún significado religioso, ni el Estado de Israel bí­blicamente es la restauración de un pueblo elegido por Dios, aunque los integristas judí­os pretendan persuadirse de ello por el beneficio de contar con tierras usurpadas que en nada tienen que ver con las bendiciones de Dios. Es un simple hecho histórico que entra en las leyes sociológicas de los movimientos humanos. Podrí­a haber surgido en la Patagonia o en Australia. Como fenómeno histórico, es sólo el hecho de un grupo racial que se agrupa para defenderse o para conquistar y se rige por las leyes de los pueblos que tantas veces invadieron terrenos, se establecieron en zonas, crearon nuevas culturas y siguieron avanzando en la Historia. Sin embargo abundan los que interpretan el fenómeno judí­o en clave religiosa y ven un cambio cualitativo en la vida milenaria de los judí­os, que restauraron su pueblo en su antigua patria y se preparan ya para el último estadio de la historia humana: la llegada del Mesí­as triunfador.

Pero, desde la perspectiva cristiana, pretender ver en la lucha de palestinos y judí­os un asomo bí­blico es desconocer la esencia de la Biblia o soñar desde sociopatí­as religiosas.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(v. hebraí­smo, Israel)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización