SEMEN

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En latí­n, semilla, se usa con frecuencia para aludir a la descendencia de un Patriarca o de un personaje.

En castellano alude a la sustancia generatriz producida en los órganos genitales del varón, constituido por las secreciones de la próstata y de las glándulas bulbouretrales y que sirve de soporte alimenticio a los espermatozoides generados en los canales seminí­feros de los testí­culos, mediante el proceso madurativo de la espermatohistogénesis (40 millones por cm. cúbico).

Con frecuencia se asocia este elemento orgánico a referencias mí­ticas o mí­sticas, como si el solo fluido seminal fuera el portador de la vida humana y cada espermatozoide fuera un ser humano en pequeño. Incluso se corre, o corrió, el riesgo de identificar la vida con los espermatozoides y dar carácter criminal a la eliminación o manipulación de los mismos, presuponiendo la existencia de un humúnculo en su estructura.

Ni tal mitificación es correcta ni se puede considerar el lí­quido seminal como un fluido orgánico igual que los jugos gástricos o la saliva. La ética sexual debe apoyarse en visiones más globales y no sólo fisiológicas, sobre todo a la luz de las manipulaciones genéticas posibles en la actualidad.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa