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Temor exagerado a personas, acciones o situaciones. Suele ser distorsionante de la personalidad y del equilibro interior. Es fronterizo con patologías, por la influencia de la fantasía y el desajuste de la afectividad.
También en terrenos religiosos puede surgir el pánico: a la soledad, al abandono divino, al infierno. Ni que decir tiene que no es un valor religioso, sino un trastorno espiritual si se da en esos aspectos religiosos.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa