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Forma expresiva, oral o escrita, en la que se formula el lenguaje con naturalidad mediante términos o conceptos, frases o juicios y argumentos o razonamientos, sin ninguna modulación en ritmo o en rima. Es la forma natural de hablar, a diferencia del verso en el que se modula el lenguaje mediante ritmos y rimas.
Los estilos prosísticos, no prosaicos, puede ser muchos y las formas en que se expresa quien escribe son tantas como escrituras. Pero hay normas mínimas que diferencian lo correcto de lo incorrecto y deben ser conocidas y sobre todo aplicadas.
Con frecuencia la prosa religiosa suele tener mala fama, porque se la tilda de aburrida y monótona, moralizante y piadosa, lenta y poco creativa. Pero esto no es exacto. Basta leer una novela religiosa, por ejemplo «Fabiola», del Cardenal Wisseman, o una autobiografía, como es la de Santa Teresa de Jesús, para entender que hay prosa altamente espiritual la cual resulta apasionante como las más bellas obras de la literatura.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa