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Desde antiguo se supo que los planetas no eran lo mismo que las estrellas. En la Biblia se conocían cinco: Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio, como reflejo de la cultura caldea tan dada a las observaciones astronómicas.
Pero evidentemente no se llegó a identificar el mundo de los cuerpos celestes que giran en torno al sol con la precisión actual.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa