LEGION DE MARIA

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Movimiento apostólico y bastante difundido en el mundo en el que desde la base del amor a Marí­a la Madre de Dios, se entrega el miembro del movimiento a un servicio audaz y comprometido por los demás.
1. Lo que es La Legión de Marí­a es una organización apostólica, formada preferentemente por laicos en la Iglesia Católica. Comenzó en Irlanda y cuenta con varios 30 millones de miembros en el mundo.

Comenzó en un hogar de Dublí­n (Irlanda), el 7 de septiembre de 1921, cuando un grupo de jóvenes se reuní­a con Frank Duff, piadoso cristiano que los juntaba para orar y para llevar el evangelio a todo el mundo. El fundador nació en Irlanda en el año 1890. Estudio y entró a trabajar en el Ministerio de Economí­a. Tení­a pues 31 años cuando fundó la Legión de Marí­a, como movimiento inspirado por Marí­a. En 1933 presentó la dimisión a su trabajo, para consagrarse a la Legión.

Vivió como intensa labor apostólica como Vicentino: visita a barrios pobres para ayudar, asistencia a enfermos y desamparados. Vio que no bastaba ayuda material. Pensó al fundar la Legión de Marí­a en un apostolado para atender las necesidades espirituales.

Viajó a Roma varias veces y todos los papas, desde Pí­o XI hasta Juan Pablo II, apoyaron la Obra y le recibieron en audiencias privadas. Fue auditor laico en el Concilio Vaticano II, y consejero en documento sobre el Apostolado de los Laicos. Entre sus libros, algunos fueron muy divulgados, como «Marí­a triunfará». Otros fueron «¿Santo, yo?¿ por qué no?» y sobre todo «Manual de la Legión de Marí­a».

En 1956, al recibir el premio de la Universidad Marianista de Dayton, agradeció el acto con estas palabras: «No podí­as haber dicho nada que llenara más de gozo mi corazón que el decirme que he servido a Nuestra Señora». Su vida discurrió entre escritos y mensajes a sus legionarios del mundo. Fue recibido en diversas ocasiones por Pí­o XII en 1955 y Juan XXIII lo nombró Gran Caballero de la Orden de San Gregorio.

La Universidad de Dublí­n le nombro Doctor Honoris Causa en Derecho y otros muchos honores que logró evitar. Fue memorable la visita a Juan Pablo II que lo habí­a llamado al Vaticano para conocer a un devoto mariano de como él.

Murió en 1980. El 7 de Noviembre de ese año, después de un encuentro con más de 400 legionarios, Frank se sintió agotado y se acostó. La legionaria que lo atendí­a, le llevó el té a la cama y lo encontró con las manos en posición de oración y los ojos fijos en una imagen de la Virgen que tení­a frente a él. Estaba muerto, o mejor dicho vivo, en el Reino.

Frank Duff amó la vida, la luz, el sol. Irradió siempre alegrí­a en el alma y espí­ritu de lucha. Sobre todo fue amante de Marí­a, de la que se sentí­a legionario. Quiso que la Legión tuviera como patrón a San Luis Marí­a Grignon de Montfort, por la devoción de este Santo a la Virgen 2. Espiritualidad y organización La misión de los legionarios es orar y trabajar apostólicamente. Se reúnen seriamente cada semana en grupo, donde se ora y revisar la actividad apostólica de la semana. Se estudian temas formativos para hacer eficaz el apostolado.

Los grupos son mixtos de unos 12 miembros si se trata de grupos juveniles. Entonces están animados por 4 seglares y un sacerdote. Existen grupos para adultos a partir de los 18 años. Para los niños se pueden hacer grupos de semilleros y de actividades preparatorias, sobre todo entre los 11 y 14 años.

Cada legionario tiene compromisos:

1. Asistir semanalmente a la junta de su grupo para dar cuenta al grupo de lo hecho, para revisar el trabajo hecho y para tratar algún punto de formación.

2. Rezar cada dí­a la «Catena», que es el Magní­ficat de la Virgen y, por supuesto, a llevar vida cristiana seria.

3. Realizar un trabajo apostólico concreto cada semana, que debe durar como unas dos horas, mejor si va acompañado de otro legionario.

Entre los trabajos los más propios de un legionario son las visitas a toda clase de personas, sobre todo si no son buenas cristianas.

Además de esta labor, hay dos tareas preferentes:
– Las catequesis, la enseñanza religiosa, los estudios bí­blicos, asambleas familiares, o el rezo con otros del rosario.

– la visita a enfermos, ancianos, discapacitados, encarcelados, marginados.

Los medios que se precisen para la Legión y sus obras tienen que salir de los miembros en colectas secretas. No se permite pedir fuera ni hacer colectas.

El alma de la Legión es la vida cristiana. Rezar, cumplir con el deber, vivir en amistad con Dios no está en el proyecto legionario. Eso se da por supuesto.

La espiritualidad legionaria es ante todo servir a los demás y sobre todo a los descarriados.

Los primeros legionarios abrieron en Dublí­n varios asilos para indigentes. Salvaron a prostitutas y recogieron a mendigos que dormí­an en la calle. Entregaron su vida a hacer el bien.

Los miembros de la Legión pueden ser de dos tipos: Activos y Auxiliares.

Los activos se comprometen a todas las obligaciones señaladas. Y añaden el deber de ser proselitistas, pues trabajar en la Legión es algo que merece la pena
Los Auxiliares en cambio prestan un servicio de oración y pueden ingresar sacerdotes, religiosos y seglares que no pueden o no quieren asumir los deberes del socio activo. Pero los Auxiliares deben rezar diariamente y llevar vida cristiana modélica.

A imitación de la Legión Romana, Frank decidió conservar términos en latí­n para uniformar el lenguaje de la Legión de Marí­a en todo el mundo. Habló del «vexillum» o estandarte de la Legión, y reemplazó el águila romana por la paloma sí­mbolo del Espí­ritu Santo. Y así­ con otros rasgos. Escribió la «Promesa Legionaria», en vez del juramento romano; y fijó las oraciones legionarias escritas en una Téssera o documento de contrato del luchador cristiano.

En 1928 fue escrito el Manual de la Legión de Marí­a, que es una especie de fotografí­a del Movimiento en la que se ve lo que se habí­a llevado a la práctica desde hací­a ya mucho tiempo.

3. Extensión
Tres meses después de escribir el manual Frank tuvo la intuición de que era un movimiento destinado a extenderse por el mundo. De hecho así­ fue. En algunos lugares, como en Europa durante la cruel dominación de los nazid, muchos legionarios fueron perseguidos, encarcelados y muertos.

Después de la guerra mundial de 1945, la Legión estuvo presente en los paí­ses del telón de acero. Recuerdo emocionado merecen los que quedaron o surgieron en China, donde el movimiento prendió en una forma sorprendente y se extendió rápidamente por todo el paí­s. En vida de catacumbas alentaron, ayudaron y vivieron la fe de los perseguidos. Se calcula que unos veinte mil legionarios fueron encarcelados y unos dos mil asesinados.

En Africa tomó forma misionera extraordinariamente eficaz. En todos los paí­ses de América del Sur y del Norte los legionarios vivieron el apostolado de la palabra de una forma maravillosa. Nombres como Edel Mary Quinn, Alfonso Lambe o, Véronique O’Brien son mitos que suenan en el corazón de todo legionario como modelos de heroí­smo.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa