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La cualidad negativa más significativa y contraproducente para la tarea docente o educadora, que supone por su naturaleza previsión, orden, programación y control de resultados.
Con todo, en sentido positivo, se debe tener en cuenta que la improvisación es un gesto de creatividad impuesto por las circunstancias.
Y el educador debe tener una capacidad grande de adaptación rápida y acomodada cuando, habiendo realizado la adecuada programación y preparación, las circunstancias le exigen variar su plan y atender más personalmente a los educandos.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa