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Ideas básicas que se convierte en motor del comportamiento al ser eje del pensamiento.
Se suele denominar así en la ascética y en la psicología al modelo general que se presenta como alcanzable en el saber, en el obrar y en el relacionarse y que conforma el objeto al que se aspira, aunque con la conciencia que nuca se alcanza del todo.
Los ideales se valoran siempre como positivos y éticamente bueno: justicia, amor, libertad, paz, etc. En ese sentido los ideales tienen cierta dimensión trascendente y superior, ya sean éticos, estéticos o espirituales. Por eso, sobre todo en las épocas de la vida en que por naturaleza se pretende mejorar, crecer, alcanzar, el cultivo de los ideales es una energía pedagógica imprescindible para una buena educación.
Si los ideales son ruines y materiales (gozar, tener, dominar, poder) la capacidad de trascendencia se aminora e incluso se atrofia.
El educador en general, y el de la fe en particular, deben mirar el cultivo de los ideales superiores como uno de los grandes desafíos pedagógicos y hacer lo posible por orientar adecuadamente a sus educandos.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa