ERIUGENA, JUAN ESCOTO

[942] (810-877)

Fue un escritor y pensador inteligente y sereno, iniciador de las formas docentes y del espí­ritu de la época escolástica. Dirigió un tiempo la escuela palatina de Parí­s. Marchó a Inglaterra y regentó una escuela monástica en Malmesbury. Fue asesinado por un discí­pulo.

En sus escritos manifiesta piedad ardiente y gran amor a la fe iluminada por la filosofí­a. El valor del razonamiento filosófico lo centralizó en cuatro realidades existentes o naturalezas:

– «naturaleza que crea y no es creada», que es Dios como autor del mundo;

– «naturaleza creada que crea», que es la inteligencia que origina ideas producidas por inspiración de Dios;

– «naturaleza que es creada y no crea», que son los seres generados por Dios;

– y «naturaleza que ni crea ni es creada», Dios en cuanto fin último de la creación.

Reflejó con sus escritos un fuerte estilo platónico, al mismo tiempo que agustiniano. Y por ello se le consideró el primer escolástico, o creador de una escuela o estilo del pensar en la época medieval. Sus ideas sobre la predestinación, considerando al hombre como prefijado en su destino por Dios; y sobre la Eucaristí­a, que reflejaban vacilación al afirmar lpresencia real de Cristo en el pan y en el vino, fueron condenadas por el III Concilio del Valence el año 855.

Entre sus escritos destacan «De la división de la naturaleza» y «De la predestinación». Tradujo por encargo del rey Carlos el Calvo el «Corpus aeropagiticum» del entonces llamado Dionisio y también «De hominis opoficio» de Gregorio de Nisa.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa