DOGMATISMO

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Postura, actitud o sistema que impone las ideas como dogmas, y no como opiniones. Es decir impone, más que propone, las enseñanzas que es obligado creer sin vacilar.

Los dogmatismos implica la defensa del autoritarismo intelectual en todos los terrenos: en polí­tica se llama absolutismo, en sociologí­a despotismo, en pedagogí­a y psicologí­a autoritarismo.

Las posturas dogmáticas rehuyen la discusión, pues consideran sus defensores que los asertos que vienen de la autoridad son indiscutibles por sí­ mismo.

En sentido general se habla de dogmatismo cuando se aplican a las verdades cientí­ficas, sociales o filosóficas, los postulados de fe que rigen los planteamientos religiosos de tipo revelado, los cuales, por su propia naturaleza, se presentan como indiscutibles al considerar a Dios su fuente de comunicación.

Muy pocas cosas pueden ser amparadas, ni siquiera en los terrenos religiosos. Los mismos dogmas religiosos son indiscutibles en su esencia, pero variables en los lenguajes en los que se expresan, los cuales dependen de las culturas, hecha siempre por los hombres.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El procedimiento dogmático, que toma como base ciertas afirmaciones (dogmas) sin probarlas por sus razones internas, de suyo tiene un valor indiferente; sólo por su aplicación a un campo donde él es inadecuado se convierte en d., con un sentido peyorativo.

1. Tal procedimiento no puede aplicar se, p. ej., a la filosofí­a, que por esencia investiga sus objetos buscando las últimas razones de los mismos y sólo los afirmaba jo esta luz, de modo que no puede hacer suyas las afirmaciones dogmáticas. La significación originaria de «dogmatismo» (en DIí“GENES LAERCIO 9, 74), según la cual este término caracteriza toda afirmación de verdades, en contraposición al escepticismo de la antigüedad tardí­a, es demasiado amplia. También el uso del vocablo d. para designar los presupuestos ineludibles de las así­ llamadas verdades fundamentales (como la existencia del yo, el principio de no contradicción), que por obra de J.L. Balmes encontró entrada en la filosofí­a neoescolástica, pasa por alto que estos conocimientos básicos, no susceptibles de demostración, están fundamentados en y por sí­ mismos (o en una ostensión prerracional de su fundamento). Para Kant (Crí­tica de la razón pura, B xxxv) es d. toda metafí­sica que se desarrolla sin crí­tica de la capacidad de conocer. La filosofí­a poskantiana que no profundiza y complementa el antiguo método objetivo de la edad media mediante el método subjetivo-trascendental (-> filosofí­a trascendental), cae en la sospecha y el peligro de d. Las modernas investigaciones analí­ticas acerca del -> lenguaje y el pensamiento de Heidegger sobre el ser han incluido también el problema de la historicidad del pensar y del decir entre los fundamentos que la moderna filosofí­a no dogmática debe investigar ineludiblemente. Y la profunda función subterránea de la tradición y la autoridad (cf. J. PIEPER, Úber den Begrif f der Tradition, K8 1958) debe limitarse en la filosofí­a a estimular y orientar en orden al descubrimiento de la cosa en sí­.

2. En el ámbito de la teologí­a, por el contrario, el procedimiento dogmático es legí­timo y tiene una importancia fundamental.

La teologí­a dogmática saca de la –> revelación de Dios contenida en la sagrada Escritura los dogmas de la fe, que en sí­ no son evidentes para la razón humana. Pero también la teologí­a degenerarí­a en un mero positivismo dogmático si se contentara con basarse en posteriores fórmulas autoritarias, sin mostrar dentro de lo posible cómo éstas están contenidas en las fuentes originarias de la fe. La –> teologí­a fundamental (cf. también -> apologética) procura cumplir estas ineludibles exigencias crí­ticas y cientí­ficas mostrando los fundamentos, mayormente «externos» (no la misma verdad en sí­), en virtud de los cuales el hecho de la revelación es creí­ble.

3. En el ámbito de las ciencias particulares y concretamente en la transmisión del saber de las ciencias naturales, el estudiante debe aceptar muchas cosas por la autoridad del maestro (reconocida por otros especialistas). El calificar este hecho de d. denotarí­a una manera de aprender excesivamente fiada de la propia autoridad. Y se harí­a culpable de un deplorable d. sobre todo quien en forma poco crí­tica trasladara a otro campo del saber las exigencias cognoscitivas y los lí­mites de su propia ciencia. El logro del conocimiento de tipo no cientí­fico fundamentalmente tiene la misma estructura que el de las ciencias correspondientes; pero la necesidad de un estudio crí­tico, no dogmático, de los objetos conocidos se mide siempre según el grado de madurez del sujeto cognoscente (certeza relativa; -> conocimiento).

Walter Kern

K. Rahner (ed.), Sacramentum Mundi. Enciclopedia Teolσgica, Herder, Barcelona 1972

Fuente: Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica