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También llamado cristífero, fue el miembro de un movimiento armado mexicano que luchó contra el gobierno anticatólico entre 1926 y 1929. El sectario y masónico presidente Plutarco Elías Calles desencadenó la opresión de la Iglesia, cada vez más despiadada a medida que se hizo fuerte en el gobierno. Ello originó una guerrilla sangrienta con bandera religiosa.
Se les llamó cristeros por llevar en su uniforme crucifijos a modo de enseña. Comenzó en Agosto de 1926 y se generalizó en Enero del año siguiente en los Estados de Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas. Los protagonistas apresados fueron fusilados y normalmente morían gritando «Viva Cristo Rey».
Elías Calles intentó sofocar todo signo de educación cristiana y redujo el culto católico, incautándose de las iglesias y aboliendo el culto público. La jerarquía alentó en parte el movimiento, discrepando los Obispos entre el apoyo claro y el aliento tolerante.
Estuvo nutrido de peones rurales, dirigidos por antiguos revolucionarios sucesores de figuras como Francisco (Pancho) Villa y Emiliano Zapata, e incluso por sacerdotes.
El sucesor de Calles, Emilio Portes Gil, terminó el conflicto con negociaciones y firmó un pacto el 21 de Junio de 1929 en el que se comprometió la jerarquía católica. La muerte del principal cabecilla en 1936, Lauro Rocha, puso fin al movimiento.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa