Introducción
Tesalónica era una de las ciudades en Macedonia (la parte norte de la Grecia moderna) visitada por Pablo y sus compañeros, Silas y Timoteo, durante su segunda campaña misionera (Hech. 16–18). La ciudad era la capital de la provincia romana, un centro comercial situado en la ruta más importante, la Vía Ignatia, con una población heterogénea que incluía a los judíos. Después de ser forzado a dejar Filipos, Pablo pasó un breve tiempo aquí, ganando un número de convertidos de judíos y griegos que asistían a la sinagoga y estableció una iglesia. La oposición de los judíos que no respondieron al men saje forzó a los misioneros a dejar el lugar más pronto de lo que ellos hubieran deseado (Hech. 17:1–9). Pablo fue hacia el sur a Acaya y permaneció brevemente en Atenas y luego por un período más largo en Corinto. Desde Atenas envió a Timoteo de regreso para visitar a la iglesia (1 Tes. 3: 1–6), y es probable que les escribiera desde Corinto. La carta de 1 Tes., por lo tanto, se escribió en cuestión de pocos meses, o sea, desde el tiempo cuando los lectores habían oído el evangelio por primera vez, y se debe leer como la carta de seguimiento a los nuevos convertidos.
Nada se sabe sobre la iglesia durante el breve período entre su fundación y la composición de la carta aparte de las alusiones que contiene. La impresión que se da es la de una iglesia que era libre de grupos que predicaban una versión diferente del evangelio (contrastar con Galacia) y que estaba progresando bien en el desarrollo de la fe y el amor. La preocupación de Pablo era si la iglesia podría resistir los ataques de afuera, no tanto por debilidades básicas entre ellos, sino porque era una congregación joven.
El área mayor en la que Pablo sintió la necesidad de dar instrucciones era en cuanto al advenimiento futuro (o parousia) del Señor Jesús. No era que hubiera alguna falsa enseñanza, sino que los tesalonicenses habían fallado en apreciar debidamente el significado de la enseñanza paulina sobre la Segunda Venida y sobre la resurrección de la muerte.
Los problemas y necesidades que subyacen en la carta son los de una iglesia en su infancia, enfrentando la oposición de afuera y la falta de una detallada enseñanza que Pablo les habría dado si hubiera podido permanecer más tiempo con ellos. La carta sugiere que la futura venida del Señor había jugado un papel significativamente prominente en la predicación de Pablo, y se refiere a ello con notable frecuencia (1:9, 10; 2:19; 3:13; 4:13–5:11; 5:23). Por otro lado, la carta refleja las características típicas del pensamiento de Pablo, incluyendo el uso distintivo de la frase †œen Cristo† (y frases similares) para describir la naturaleza de la vida cristia na. Algunas de las ideas más características, notablemente la doctrina de la justificación por la fe, están ausentes, pero esto puede ser simplemente en función de que nada en la situación requería el uso de la enseñanza la cual está asociada en particular con la polémica contra un énfasis judío en las obras de la ley.
La carta se acepta en general como genuina. Se ha dicho que tiene una forma particular, y se han hecho intentos para explicar este fenómeno como una combinación de dos o más documentos, o como un documento que ha sido sometido a interpo laciones, pero estas teorías son sin duda más ingeniosas que convincentes. La carta produce un sentido admirable en su forma actual.
La epístola tiene la estructura usual de las cartas paulinas en que comienza con un saludo (1:1), seguido por un informe de cómo Pablo recuerda a la iglesia en sus oraciones. Agradece a Dios por la for ma en la que la vida cristiana perdurable y el testimonio de la iglesia certifican la realidad de una respuesta positiva de sus miembros a su predicación inicial del evangelio (1:2–10). Este infor me tiene el efecto de confirmar que la iglesia tiene buena salud y así de proveer a los lectores con aliento suficiente para proseguir en el camino tal como ellos lo están haciendo. Luego Pablo comenta acerca del carácter de su obra misionera en la ciudad, afirmando que tanto él como sus compañeros habían actuado justa y amorosamente en toda relación (2:1–12). Esto puede sugerir que los oponentes de la iglesia estaban ocupados en calumniar a los misioneros. A pesar de esta oposición, la iglesia le había dado una cálida respuesta al evangelio (2:13–16). La continuación de la hostilidad a la iglesia desde su partida, lo había preocupado a Pablo de tal manera que había deseado regresar para ver cómo estaban las cosas. En su lugar él había enviado a Timoteo como su representante, y éste había retornado lleno de entusiasmo por el estado de salud de la iglesia (2:17–3:13). Así, la primera parte de la carta se ocupa del progreso de la iglesia a pesar de la oposición, y ayuda a fortalecer los la zos entre el escritor ausente y sus lectores.
En lo que resta de la carta Pablo da a la iglesia la clase de enseñanza y consejo práctico que a él le habría gustado compartir con ellos en persona. Primero, anima a los lectores a que vivan vidas santas —con especial referencia a evitar la inmoralidad sexual— y a continuar creciendo en el amor (4:1–12). Segundo, conforta a aquellos que estaban temerosos sobre la suerte de los que habían muerto diciéndoles que cuando el Señor regrese tendrá lugar la resurrección de los muertos, de modo que los que †œdurmieron† en Cristo vendrán con él y se reunirán con aquellos que todavía están vivos. Los creyentes no necesitan preocuparse acerca de cuándo esto tendrá lugar; si están verdaderamente †œdes-piertos† como cristianos, no serán sorprendidos como el mundo incrédulo (4:13–5:11). Finalmente, Pablo anima a la vida común de la iglesia recomendándoles amor fraternal y el uso de los dones espirituales (5:12–24), y cierra la carta con saludos personales (5:25–28).
BOSQUEJO DEL CONTENIDO
1:1 Saludos iniciales
1:2-10 Agradecimientos iniciales
2:1-16 La conducta de los misioneros en Tesalónica
2:17—3:13 El continuo interés de Pablo por la iglesia
4:1-12 Estímulo para el progreso ético
4:13 —5:11Instrucción y ánimo sobre la segunda venida de Jesús
5:12-24 Instrucciones para la vida en la iglesia
5:25-28 Pedidos y saludos finales
Comentario
1:1 SALUDOS INICIALES
Pablo se nombra a sí mismo y a los dos amigos que habían compartido con él la fundación de la iglesia en Tesalónica, y que ahora estaban con él. Silas, o †œSilvano† (la forma larga del mismo nombre) era un miembro judío de la iglesia en Jerusalén y un ciudadano romano (ver Hech. 15:22–31). Timoteo se unió a Pablo y Silas cuando pasaron por Listra en Asia Menor al principio de la primera obra misionera (Hech. 16:1–5). A pesar del uso de la forma †œnosotros† en la mayor parte de la carta (contrastar 2:18; 3:5; 5:27), se piensa en general que Pablo mismo fue el autor, escribiendo de parte del grupo de misioneros.
La iglesia era un pequeño grupo de creyentes que se reunía en una casa o quizás en un puñado de casas. Pablo frecuentemente dice que los cristianos están †œen Cristo† o †œen el Señor† o que hacen ciertas cosas †œen él†. Esta expresión quiere decir que ellos están en una estrecha relación con Jesús y que su conducta está determinada por él como su Señor crucificado y resucitado. Aquí Pablo agrega el nombre de Dios Padre (cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Tes. 1:1), indicando que los cristianos están también estrechamente relacionados con él y permanecen bajo su autoridad. La forma espontánea en la cual el Padre y Jesucristo se nombran juntos muestra cómo Pablo vio a Jesús como el Hijo que era con el Padre la fuente de las bendiciones espirituales.
Gracia †¦ y paz vienen del Padre y del Señor Jesucristo (2 Tes. 1:2) (ver también el artículo †œLeyendo las epístolas†).
1:2-10 AGRADECIMIENTOS INICIALES
Pablo comienza la mayoría de sus cartas informando de cómo él expresa gratitud a Dios por lo que está haciendo en la vida de los lectores. Esta oración-informe deja claro su propio amor e interés por sus amigos y también sirve para animarlos en sus vidas cristianas. Su tema es la constancia y energía con las que los lectores han mantenido su fe original y así llegan a ser testigos a otra gente. Las tres virtudes cristianas fundamentales, fe, amor y esperanza (cf.cf. Confer (lat.), compare 5:8; 1 Cor. 13:13; Col. 1:4, 5), habían producido denodados esfuerzos y perseverancia a pesar de una situación adversa.
4, 5 Esta evidencia confirmó el hecho de que Dios había elegido a los lectores. Elección indica que no sólo Dios los había llamado por la predicación del evangelio (2:12), sino que ellos habían respondido a él con fe (2:13). Las palabras humanas expresando el evangelio hubieran sido inútiles si no hubieran ido acompañadas por el poder del Espíritu y por un sentido consecuente de convicción y seguridad de parte de los predicadores. Estos factores habían convencido a los oyentes de la verdad del evangelio y les capacitaron a aceptarlo y vivirlo hasta sus últimas consecuencias, como lo demostró su conducta subsecuente.
6–8 Los misioneros, como Jesús mismo, habían sido fuertemente atacados, pero resistieron firmes la oposición sin darse por vencidos. Del mismo modo también los lectores habían dado la bienve nida al mensaje, a pesar de la adversidad, con la clase de gozo que se debía sólo al obrar del Espíritu Santo en sus vidas (cf.cf. Confer (lat.), compare Rom. 5:5; 14:17; Gál. 5:22). Esto hizo de ellos un ejemplo a otros cristianos en las dos provincias romanas de Macedonia y Acaya que cubrió más o menos el área de la Grecia moderna. Noticias sobre sus conversiones se habían difundido en esta área, en parte a través de la obra evangelística de los lectores mismos, y en parte por otras personas hablando acerca de ellos. A todo lugar es un término extranjero para todos los lugares donde podían hallarse cristianos. Pablo, obviamente, diría en un lugar lo que estaba sucediendo a los creyentes de otro lugar (parte de la confirmación de la verdad de las buenas noticias [3:6] era el decir cómo Dios estaba cambiando las vidas de la gente en muchos lugares diferentes), pero en este caso no necesitaba hacerlo.
9, 10 La respuesta de los tesalonicenses al evangelio está resumida en tres frases que sin duda reflejan el lenguaje de la predicación inicial. Primera, habían abandonado a los ídolos. La apelación a hacerlo así fue una parte necesaria del mensaje a los gentiles como opuesto al de los judíos (cf.cf. Confer (lat.), compare Hech. 14:15; 17:22–31). Segunda, se habían vuelto al Dios vivo y verdadero para servirlo. Ya que algunas personas habían abandonado la idolatría meramente a base de una creencia que, o no había dioses, o que ellos no estaban interesados en la humanidad, es que el mensaje cristiano tuvo que subrayar una alternativa positiva. Tercera, ellos habían fijado su esperanza en Jesús como el único y solo salvador del juicio futuro. Jesús, sin embargo, no fue meramente hombre para tener tal función. El había sido levantado de entre los muertos por el poder de Dios, y por este hecho Dios estaba declarando que era su Hijo (cf.cf. Confer (lat.), compare Hech. 17:31; Rom. 1:3, 4). La predicación de los judíos a los gentiles (responsabilidad que los cristianos naturalmente asumieron) cubrió los dos puntos previos; esta era la característica distintiva del mensaje cristiano.
2:1-16 LA CONDUCTA DE LOS MISIONEROS EN TESALONICA
La parte principal de la carta comienza considerando el tema mencionado en 1:5, 6. Los misioneros, y ciertamente todos los testigos cristianos, son particularmente vulnerables a la crítica y, por lo tanto, deben hacer el mayor esfuerzo de vivir y de verse viviendo en público, en una forma que no esté abierta a la crítica. La conducta de Pablo como un misionero en Tesalónica parece haber sido criticada durante su ausencia, aparentemente por gente de fuera de la congregación, y él ahora se defiende a sí mismo de varias posibles acusaciones.
Tantos filósofos y hombres religiosos con enseñanzas extravagantes viajaban por el mundo romano explotando hasta donde era posible a sus oyen tes, al punto que fue necesario que los misioneros cristianos subrayaran que sus motivos y métodos eran muy diferentes de los de sus menos escrupulosos rivales. Las críticas y la respuesta a ellas que se hacía aquí pueden ser paralelas a los escritos de algunos filósofos antiguos que se sintieron también injustamente acusados. Básicamente los misioneros eran acusados de explotar a sus seguidores y de vivir a sus expensas. Toda su apelación a los nuevos convertidos se consideraba como una manera de engañarlos y llevarlos a pagar a los misioneros un elevado respeto, y altos honorarios o regalos.
1, 2 Pablo apela al recuerdo de sus propios lectores relacionado con la visita de los misioneros (†œvosotros mismos sabéis†, o †œcomo sabéis†, u †œos acordáis† son frases clave: 1, 2, 5, 9, 11). Podían ver por sí mismos que el trabajo misionero no había sido en vano (lit.lit. Literalmente †œvacío†), en el sentido de que el mismo había sido hueco y carente de contenido o que no los había conducido a resultados profundos; en cambio había sido un acto de valor el enfrentar la oposición en Filipos (Hech. 16:19–40) y en Tesalónica misma (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:6; 2:14–16; 3:3, 4).
3–6 Una demostración más de la verdadera naturaleza del evangelismo descansaba en el hecho de que no estaba basada en el error referente al evangelio. Tampoco surgió de motivos impuros, tal como una ambición o avaricia (en lugar de, pero no excluyendo, la inmoralidad sexual), o procurar engañar a los oyentes para que aceptasen el mensaje (cf.cf. Confer (lat.), compare los misioneros falsos de 2 Cor. 11:13). Por el contrario, los misioneros habían sido probados por Dios antes de ser aprobados para su equipo, y sus motivaciones estuvieron continuamente bajo su escrutinio. Por lo tanto, eran muy conscientes de la necesidad de guardar las normas de Dios y por eso rechazaron métodos dudosos de persuasión (p. ej.p. ej. Por ejemplo alterar el evangelio para hacerlo más aceptable).
Su propósito era el de agradar a Dios y no a su audiencia, no porque fueran indiferentes a su audiencia y sus necesidades, sino porque su criterio no era para ellos el éxito a un nivel humano. Por lo tanto, no emplearon palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para encubrir la verdadera motivación de avaricia, con el fin de sacar dinero de sus convertidos. Otra posible acusación es que estaban buscando gloria de la gente dentro y fuera de la iglesia. Es verdad que los apóstoles o misioneros podrían haber reclamado ciertos privilegios por una cuestión de derechos, tal como el derecho a ser obedecido por sus convertidos y ser sostenidos por las iglesias en sus necesidades materiales. Aquí probablemente el primero de estos derechos sea el que esté en juego (Para el repudio de Pablo del último, ver 2 Tes. 3:9; 1 Cor. 9:4–14; 2 Cor. 11:7–12). Los misioneros podían haber hecho valer su autoridad (aunque de haberlo hecho habrían estado en contra del principio enunciado por Jesús, Luc. 22:24–27), pero no lo hicieron.
7 En realidad habían sido tiernos (gr. epioi; los mejores mss.mss. Manuscritos tienen nepioi, †œbebés†, pero la duplicación accidental de la letra †œn† del final de la palabra previa probablemente condujo a la inserción de esta palabra menos apropiada). Los misioneros o pastores deben ser como un padre en el cuidado de sus convertidos (11), pero aquí la figura de la nodriza (en realidad la idea es de una madre) exhibe más fuertemente el elemento de cuidado tierno que se requiere en una actitud paternal.
8 Esta actitud se describe en términos de un afecto que se expresa en un deseo de dar regalos. El regalo más grande desde el punto de vista cristiano es el evangelio de Dios, pero desde un punto de vis ta humano es el compartir su ser más íntimo con alguien, como sólo dos que se aman podrían anhelar hacerlo.
9 El deseo de mostrar amor en lugar de ser una carga a los convertidos era lo que se debía ver en la ardua tarea realizada por los misioneros. Ellos habían trabajado no sólo durante el día sino también de noche (sin duda relacionado con el hacer carpas o trabajar el cuero; Hech. 18:3) con el fin de ganar dinero para su mantenimiento mientras se dedicaban también a predicar. La ayuda de Filipos (Fil. 4:16) no fue suficiente en sí misma. Aquí Pablo relaciona su política de trabajar con sus manos (cf.cf. Confer (lat.), compare 4:11; 2 Tes. 3: 7–10; Hech. 18:3; 20:34) principalmente con su deseo de no depender de sus convertidos o de explotarlos en vez de aprovechar sus oportunidades para encontrarse con gente en el trabajo, o mostrar que él no se avergonzaba de tener un trabajo honesto (sin embargo ver 2 Tes. 3:8).
10-12 Pablo resume su argumento apelando a la propia experiencia de sus lectores de cómo los misioneros habían vivido rectamente y cómo los habían tratado en manera paternal. Su principal interés había sido el de animar a un estilo de vida que fuera digno de gente llamada por Dios a su reino y a la esperanza de compartir su gloria.
13 Que la visita de los misioneros no había sido un fracaso (1) fue también algo para ser tomado en cuenta en la manera en que los oyentes recibieron el mensaje. El mensaje de Pablo fue frecuentemente denunciado como siendo de su propia creación, ideas humanas, por lo que se mostró agradecido cuando la gente reconocía que él estaba realmente enseñando un mensaje que venía de Dios mismo (cf.cf. Confer (lat.), compare Gál. 1:11, 12). Este mensaje tenía un inherente poder para cambiar las vidas de los oyentes.
14–16 La prueba de esto sería observada en la manera en la cual los convertidos habían mostrado el mismo espíritu que los primeros cristianos en Judea que habían sufrido violentos ataques de sus compatriotas, los judíos. En la misma manera los tesalonicenses habían sufrido a manos de sus propios compatriotas, tanto gentiles como judíos (Hech. 17:5). Pablo mismo era judío y, por lo tanto, sentía un lazo especial con su propia gente, anhe lando que ellos se volvieran de su ceguera y aceptaran a Jesús como el Mesías. Pero sabía también que el rechazo de Jesús los conduciría al rechazo de parte de Dios de aquellos que lo rechazaban a él, y por eso habla aquí de la ira de Dios viniendo plena y finalmente sobre los judíos por el último y más agravante pecado en una larga historia del rechazo de los mensajeros de Dios. Es de notar que Pablo está escribiendo aquí referente a un grupo es pecífico de judíos, y no contradice la esperanza expresada en Rom. 9–11 que el pueblo judío se volverá a Dios; la respuesta al evangelio salva al pueblo de la ira de Dios.
2:17-3:13 EL CONTINUO INTERES DE PABLO POR LA IGLESIA
Habiendo dejado Tesalónica antes de lo que el había deseado, Pablo quiso regresar tan pronto como fuera posible, pero le fue impedido por lo que él llama oposición satánica (cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Cor. 12:7). Una posiblidad es que en vista del problema habido con los gobernadores de la ciudad se le prohibió a Pablo regresar a ese lugar, y nada había sucedido para cambiar la situación. Parece que fue difundida alguna crítica injustificada acerca de Pablo, y por eso subraya la intensidad de su deseo de visitarlos de nuevo y animarlos. Pablo se concibe a sí mismo como apareciendo delante de Cristo en el día del jui cio, trayendo consigo esta iglesia como la prueba de que había sido fiel en su llamado como misionero. La iglesia sería como su corona simbolizando su eficaz trabajo misionero, y por lo tanto su con tinua existencia era vital. Igualmente, sus convertidos eran la fuente de su gozo por causa del testimonio de ellos. Así como un maestro puede tener un genuino placer en el éxito de un alumno no meramente porque él o ella haya tenido una participación en ese éxito sino sobre todo a causa de lo que esto significa para el alumno.
3:1–2 Habiendo fracasado todos los esfuerzos para ir personalmente, Pablo acepta el plan de permanecer en Atenas (a unos 500 km.km. Kilómetro(s) de Tesalónica) y enviar a uno de sus colegas en su lugar. (Quedarnos solos probablemente implica que Silas también lo dejó en este punto.) De esta manera Timoteo fue en viado en lugar de Pablo del mismo modo en que fuera antes a otras iglesias. Pablo enfatiza —de nuevo quizás en defensa propia en contra de cualquier detractor—que Timoteo era su hermano o colega, un hombre de probada confianza. La descripción de él como colaborador de Dios, es decir, una persona que es un colega de Dios en el trabajo del evangelio (cf.cf. Confer (lat.), compare 1 Cor. 3:9), les causó problemas a los escribas, y algunos de ellos cambiaron el texto a †œsiervos de Dios†. Pablo quiere decir que Dios mismo se ve como cooperador con los obreros cristianos en difundir el evangelio de Cristo, una frase que incluye tanto la evangelización inicial como la nutrición de la iglesia. La visita de Timoteo había tenido el efecto de fortalecer a la iglesia para que ellos pudieran resisitir la tentación y la presión hostil más firmemente. (Nótese como el mismo efecto se atribuye al Señor mismo en el v. 13.) Afirmaros implica tanto el sentido de estimular a los hermanos a la acción como darles al mismo tiempo ánimo.
3, 4 Saber de antemano que alguna circunstancia difícil espera en el camino puede ayudarnos a enfrentarla con mayor fortaleza. Los lectores sabían que les esperaban presiones de los de afuera porque Pablo había ya reiterado ese punto, sin duda por referirse a su propia experiencia y a la de las iglesias de Judea (2:14).
5 Habiendo enviado a Timoteo, Pablo estaba profundamente interesado en saber si ellos estaban manteniendo su fe. Era posible que Satanás los hubiera tentado de tal manera que la iglesia hubiera sido destruida, y todo el trabajo que había realizado hubiera sido en vano. Aunque ninguna tentación es tan grande que pueda ser irresistible (1 Cor. 10:13), los creyentes no siempre la resisten con éxi to. El creer en el poder de Dios para preservar a su pueblo no libró a Pablo de preocuparse y orar por ellos.
6–8 Las buenas noticias de Timoteo (una palabra utilizada en otros lugares para la predicación del evangelio) disiparon todos los temores de Pablo. Estaba tan lleno de gozo que escribió esta carta tan pronto como fue posible después del regreso de Timoteo. Las dos características cristianas fundamentales de fe y amor eran vivas y sanas en Tesalónica (y continuaron desarrollándose en 2 Tes. 1:3). La iglesia estaba llena de deseo de ver a Pablo. Esto mostró que los lectores no habían dejado de lado el evangelio y en realidad pertenecían al pueblo elegido de Dios (1:4). Estaban firmes en su dependencia del Señor y así podían enfrentar toda oposición (cf.cf. Confer (lat.), compare Ef. 6:10). El informe de Timoteo había venido cuando Pablo mismo se sentía oprimido por sus propias circunstancias difíciles y por las presiones sobre él, y no estaba plenamente †œvi vo†. El misionero cuya tarea era la de animar a otros (2) era él mismo animado y revivido por las noticias de la iglesia.
9 Pablo escribe acerca de los sentimientos de gozo, expresados delante de nuestro Dios, tal como cuando los israelitas celebraban sus fiestas en la presencia del Señor (Deut. 12:12, 18). El gozo puede ser simplemente una expresión de nuestros sentimientos de felicidad; para Pablo era una ocasión para dar gracias a Dios, quien era su fuente.
10 Pablo imploró con mucha instancia (una expresión gr. particularmente fuerte) que pudiera visitar de nuevo a la iglesia. Tenía simplemente un de seo muy humano de querer estar con ellos, y anhelaba ayudarlos a superar cualquier debilidad que hubiera quedado en la fe. Aunque habían perma necido firmes, no eran perfectos, ni en conocimiento cristiano ni en conducta. Esta carta es un intento de Pablo para suplir por escrito lo que no podía darles en persona. Enviando esta carta, por supuesto, trató sólo con la segunda de las razones de Pablo por desear visitar a la iglesia. Al tiempo que estaba escribiendo, por lo tanto, él todavía es taba deseando y orando por la posibilidad de una visita a la iglesia. Su ruego fue finalmente contestado (Hech. 20:1).
11, 12 Luego de contarles a sus lectores acerca de sus oraciones, Pablo comienza a orar. En lugar de dirigírsela a Dios directamente en la segunda persona, p. ej.p. ej. Por ejemplo †œOh Dios, clarifica el camino para que vayamos a Tesalónica†, Pablo expresa su oración en la tercera persona: ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús, nos abra el camino hacia vosotros! (cf.cf. Confer (lat.), compare Núm. 6:24–26; Sal. 20:1–5). La oración enlaza a Dios como Padre y al Señor Jesucristo (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:1, y en orden al inverso; 2 Tes. 2:16). En la primera petición Pablo manifiesta deseos de volver a visitar a la iglesia, y la segunda expresa su anhelo por su crecimiento en amor y santidad, el tema desarrollado en la instrucción que sigue directamente en la oración (4:1–12). Su amor debe expandirse más allá de la iglesia e incluir a todos (cf.cf. Confer (lat.), compare Gál. 6:10 en orden invertido). Pablo se cita a sí mismo como ejemplo (cf.cf. Confer (lat.), compare 1:6; 2 Tes. 3:7–9; Hech. 20:35) no para dar información al Señor, sino porque esta oración también funciona como una manera de instruir a los lectores respecto a cómo deberían orar y cómo deberían vivir.
13 Pablo desea que los lectores sean irreprensibles en santidad delante del Señor cuando él venga en juicio. No está orando para que crezcan y se desarrollen para ser irreprensibles en algún punto futuro cuando el Señor venga. A cambio, él cree que el Señor puede venir muy pronto (no inmediatamente, por supuesto, como indica 2 Tes. 2) y por lo tanto ruega que Dios afirme sus corazones en estas cualidades ahora y que ellos continuarán en este buen estado hasta que el Señor venga (2:19; cf.cf. Confer (lat.), compare 1:10), no necesitan temer la ira de Dios (1:10), pero será, sin embargo, un tiempo de evaluación y recompensa o pérdida. La solemnidad de la ocasión se enfatiza por la descripción de Jesús con todos sus santos. Estos son también creyentes que han muerto y que vienen con los creyentes vivos al encuentro del Señor (4:16, 17), o los ángeles que acompañan la venida final de Dios (Zac. 14:5), o el Hijo del Hombre. (Mar. 8:38 agrega: en la gloria; 2 Tes. 1:7 sostiene esta segunda interpretación.)
4:1-12 ESTIMULO PARA EL PROGRESO ETICO
En la primera de las tres secciones de instrucción Pablo trata de la conducta ética, en particular la santidad (4:1–8) y el amor fraternal (4:9–12).
1, 2 El motivo para el vivir cristiano es para agradar a Dios (cf.cf. Confer (lat.), compare 2:4) al hacer su voluntad. Los lectores están ya haciendo esto, y así el propósito de Pablo es simplemente animarlos a hacer lo que ya están haciendo cada vez mejor. Para en el Señor Jesús ver la nota sobre 1:1. Instrucciones tiene un sentido militar; había un definido estilo de vida asociado con el evangelio, y a los cristianos se les demanda vivir por él.
3 Hacer la voluntad de Dios involucra, entre otras cosas, la santificación. Esta peculiar palabra cristiana se refiere al proceso continuo de estar cada vez más libre de todo pecado y lleno con amor. Ser santificado quiere decir pertenecer a Dios y mostrar el mismo carácter de Dios. Su opuesto es la impureza (7), conducta que es inmoral y corrupta.
Un aspecto de la santidad (hay muchos otros de igual importancia) necesitó ser subrayado, que os apartéis de inmoralidad sexual. Esta frase se refiere a toda clase de relación sexual que no sea la de la relación matrimonial.
4, 5 La RVARVA Reina-Valera Actualizada ha interpretado el v. 4 en términos de dominio propio sexual. Considera a la palabra gr. skeuos, lit.lit. Literalmente un †œcontenedor†, como una metáfora para el cuerpo de una persona, aquí en su aspecto se xual (posiblemente como un eufemismo para el órgano sexual), y el verbo ktasthai para signi ficar †œtener dominio sobre† (un uso raro pero comprobado). Algunas otras traducciones interpetan el verbo como †œtomar† y el †œcontenedor† como una mujer, de modo que la instrucción es para †œaprender a ob tener una esposa†. Aunque †œcontenedor† se usa para seres humanos (tanto masculino como femenino) en 1 Ped. 3:7, no es probable que sea su sentido aquí y, en cualquier caso, tal concepto se acerca al de considerar a una mujer como simplemente un objeto sexual. En todo caso, la vida sexual debe ser conducida honorablemente. La santidad no excluye actividad sexual sino que controla su carácter. La forma opuesta de vivir se caracteriza por la lujuria, un deseo físico que no toma en cuenta a la persona como tal y busca complacerse sin control.
6 La inmoralidad sexual se considera incorrecta en que puede involucrar aprovecharse de otra gente. Cometer adulterio es intentar romper una relación matrimonial existente y el lazo de amor que existe en un matrimonio, y se puede describir justamente como hacer daño al hermano. Otra perspectiva menos probable del versículo es que Pablo introdujo el tema nue vo, el de aprovecharse de un hermano en los negocios (una traducción alternativa de en todas estas cosas).
La perversidad de tal conducta se hace ver por el recordatorio de Pablo de que el juicio por el Señor (eso es, Jesús, cumpliendo la función de Dios en el Sal. 94:1) enfrenta a los pecadores.
7, 8 Pero el juicio no es el único motivo para un vivir correcto. Dios no nos llamó a base de lo impuro, como si éste fuera un estado a mantenerse, sino que nos llamó a un camino que involucra su ac tividad en hacernos santos. Por lo tanto, el hacer caso omiso de esta particular instrucción es desatender a Dios mismo quien nos da su Espíritu para hacernos santos.
9, 10 Ahora Pablo vuelve a una instrucción positiva sobre la necesidad de fortalecer e incrementar los lazos fraternales los unos con los otros (gr. filadelfia; €cf.cf. Confer (lat.), compare€ 3:12), en la manera como Dios les había instruido e impulsado a realizarlo. El amor de ellos en realidad ya se extendía más allá de su propia iglesia a cristianos en otros lugares, probablemente en dar hospitalidad y ayuda material a otros.
11, 12 Algunas personas en la iglesia estaban abusando de este amor fraternal al vivir de la caridad sin hacer algún trabajo ellos mismos (cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Tes. 3:6–15). Estos holgazanes pueden haber sido influen ciados por su creencia de que la segunda venida de Jesús estaba cerca; si ello era así, razonaban ellos, ¿por qué molestarse en trabajar? Pablo los instruye a hacerlo asunto de honor el evitar ser entrometidos, el cuidar de sus propios asuntos en una forma responsable, y el estar preparados para trabajar honestamente. Esto les garantizaría el no perder el respeto de otras personas.
4:13-5:11 INSTRUCCION Y ANIMO SOBRE LA SEGUNDA VENIDA DE JESUS
La segunda venida de Jesús formó una parte importante de la enseñanza de Pablo durante su visita, pero había conducido a malentendidos. Ti moteo trajo dos preguntas a Pablo. La primera se relacionaba con la suerte de los cristianos que ya habrían muerto cuando el Señor regresara (4:13–18), y la segunda tenía que ver con el peligro de que los vivientes fueran tomados desprevenidos por el Señor y de alguna manera no participasen en el evento (5:1–11).
4:13 Evidentemente los lectores pensaron que las personas que duermen (eso es, aquellas de su grupo que ya habían muerto y otras que podrían mo rirse) antes de la segunda venida, permanecerían en sus tumbas y no participarían del evento. Esto sugeriría que ellos no habían oído de la resurrección de los muertos (lo cual no es muy probable, ya que la resurrección de Jesús fue parte del evangelio primitivo), o que ellos no habían comprendido correctamente lo que les había sido enseñado. Faltándoles este conocimiento pleno de la esperanza cristiana, ellos eran como los incrédulos, †œsin esperanza y sin Dios† (Ef. 2:12).
14 La contestación básica al problema es la doctrina fundamental de la enseñanza cristiana de que Jesús murió y resucitó. Se sigue que el Dios que levantó a Jesús de entre los muertos traerá con él a las personas por quienes murió, y que murieron creyendo en él. Pablo no dice nada aún sobre la resurrección de los muertos para compartir este evento, pero es obvio que, si ellos han de compartirlo, de ben ser resucitados en función de ese propósito. En realidad, lejos de ser dejado fuera de los gloriosos eventos asociados con la segunda venida del Señor, ellos tendrán precedencia sobre aquellos que están vivos aún. (Pablo habla de nosotros que vivimos; este uso de palabras indica que él consideró la posibilidad de que el Señor vendría durante su vida, pero no necesariamente pensaba que fuese una conclusión asegurada de antemano.)
15–18 La confirmación de esta declaración está dada por la referencia a la palabra del Señor, la cual se entiende mejor como la enseñanza de Jesús semejante a Mat. 24:30, 31 en vez de una revelación del Señor resucitado a un profeta o a Pablo mismo (Pablo también se refiere a esto en 1 Cor. 15:52). El mandato, la voz angélica y la trompeta se interpretan como el medio de despertar a aquellos que habían muerto y levantarlos para estar con el Señor (Juan 5:25–29). Ellos se levantan primero, es decir, antes de que aquellos que están todavía vivos sean arrebatados †¦ para el encuentro con el Señor en el aire. El cuadro es el de un grupo de ciudadanos saliendo de una ciudad a encontrar a un dignatario visitante y a acompañarlo de regreso. Esto implica que el Señor regresa con su pueblo a la tierra. (¡Ellos ciertamente no se quedarán permanentemente en las nubes tocando el arpa!) Este lenguaje probablemente nunca tuvo la intención de ser comprendido en forma absolutamente lit.lit. Literalmente; más bien describe cosas que van más allá de las palabras. Lo importante es que esos cre yentes, sea que estén muertos o vivos, están desde entonces siempre con el Señor.
5:1–5 La otra pregunta sobre la segunda venida surgió de la preocupación de los lectores en el sentido de que ellos pudieran no estar preparados para el evento cuando este suceda: ¿podría encontrarlos desprevenidos? ¿Sería posible que Pablo pudiera decir algo de cuándo ocurrirían éste y otros eventos asociados? Pablo replicó que no necesitaba escribirles nada más que lo que ya les había enseñado, concretamente que el día del Señor (cf.cf. Confer (lat.), compare el día del Hijo del Hombre, Luc. 17:24, 30) se parecería a la llegada de un ladrón inesperado y no bienvenido, tal como Jesús había dicho (Mat. 24:43; Luc. 12:39, 40). La gente podría pensar que estaba viviendo en la seguridad de que no había nada que molestara su existencia terrenal, pero entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos (cf.cf. Confer (lat.), compare Luc. 21:34). Aquí Pablo está siguiendo lo que Jesús dijo al advertir a la gente. Pero el punto particular que él necesitaba subrayar aquí era que este lenguaje de advertencia sobre un evento amenazador era para los incrédulos, no para los creyen tes. El pensamiento del día del Señor está asociado no sólo con el juicio sino también con el amanecer de la luz, lo cual simboliza la revelación divina y su justicia. Los creyentes son los que ya viven en la luz; ya no están en la oscuridad del pecado y la ignorancia. Por lo tanto, para ellos el día del Señor no vendrá como una luz brillante que escudriña y revela los pecados cometidos en la oscuridad, y que hace que los incrédulos deseen es conderse o huir. Al contrario, le darán la bienvenida a la plena luz de ese día, y no serán como personas tomadas de improviso porque no estarán haciendo la clase de cosas que conducen a juicio.
6–11 Sin embargo, es posible que aun los creyentes puedan ser tentados a vivir como incrédulos. Lo que necesitan en este caso no es información sobre cuándo vendrá el día (en la esperanza ingenua de que puedan rápidamente poner sus vidas en orden en el último minuto) pero sí necesitan instrucciones fuertes para vivir como personas que pertenecen al día. Ellos no deben hacer lo que otras personas hacen de noche, sea durmiendo o emborrachándose, sino que deben estar alertas y listos para el Señor. Que sean en realidad como soldados de guardia, y que se armen (Pablo aquí amplía más la comparación) con las tres características cristianas básicas (ver 1:3). La más importante de estas que está en el contexto actual es la esperanza de la salvación, y descansa en la convicción de que los creyentes no han sido destinados por Dios para la ira que enfrenta a los pecadores sino para recibir la salvación, aquí comprendida primariamente como la experiencia futura de liberación de la ira divina. Esta liberación es posible a causa de la muerte de Jesús por ellos. Pablo no explica cómo se produce este efecto, pero en otros lugares es claro que Jesús ha cargado con sus pecados y ha soportado el juicio a favor de ellos (Rom. 3:24–26; 2 Cor. 5:19–21). Consecuentemente, ellos compartirán su vida y esto será cierto tanto para los creyentes que todavía viven cuando él venga, como para aquellos que murieron confiando en Cristo. Con esta esperanza delante de ellos los lectores deberán ayudarse unos a otros, ofreciendo ánimo mutuo y haciendo cualquier otra cosa que contribuya a fortalecer su fe.
5:12-24 INSTRUCCIONES PARA LA VIDA EN LA IGLESIA
Hay una tercera sección de enseñanza que parece ser a primera vista una serie de instrucciones generales para la vida conjunta en la iglesia. Pablo dio una enseñanza similar a otras congregaciones (ver especialmente Rom. 12), pero aquí está dirigida particularmente a la situación en Tesalónica. La enseñanza puede ser dividida en términos gene rales en cinco secciones (12, 13, 14, 15, 16–18, 19–22) seguida por una oración (23, 24).
12, 13 La primera sección trata de la actitud en general de la iglesia para con sus líderes. Ningún título específico se usa para ellos (más tarde pala bras como ancianos, obispos y diáconos se hicieron más comunes), y se describen en función de las cosas que hacían. Estaban involucrados en lo que era trabajo duro (un término usado generalmente por Pablo mismo y por los misioneros para el trabajo cristiano, pero también por los líderes locales), presidían la congregación, una frase que puede referirse a ejercer autoridad o mostrar interés y cuidado (especialmente si eran personas más pudientes que daban de sus recursos a la congregación, cf.cf. Confer (lat.), compare Rom. 16:1, 2), y advertían a las personas que necesitaban dirección. De este modo ejercían autoridad en la iglesia; y era necesa rio a aquellos sujetos a su autoridad que reconocieran la posición de los líderes y les mostraran la debida estima unida con amor. Vivid en paz puede sugerir algún peligro de división entre los líderes y otros creyentes.
14 Esto puede estar conectado con el próximo punto, la necesidad de dirección espiritual para algunas personas en la iglesia. Es digno de mención el hecho de que Pablo inste a la iglesia en general y no sólo a los líderes a cuidar del resto de la congregación. Pablo puede haber tenido especialmente en mente un grupo en la iglesia que necesitaba dirección, pero que se negaba a prestar atención. Estos eran creyentes desordenados (la palabra ge neralmente significa †œdesordenadamente†, pero puede referirse específicamente a estar desocupado y en el contexto este significado es más probable; ver 4:11; 2 Tes. 3:6–13). Los de poco ánimo o †œabatidos de corazón† pueden ser los tristes y desalentados en el 4-13–5:11. Los débiles pueden ser aquellos que fueron atacados por la opresión y tentación y encuentran que era difícil resistir; ellos necesitaban personas que se pondrán a su lado y los sostendrán. Los que dan tal ayuda necesitan tener paciencia para tolerar a las personas y sus torpezas y aun su oposición a ser ayudados.
15 Que existía en la iglesia un espíritu de represalia se indica por el próximo mandato: no devolver mal por mal, sino mostrar siempre benevolencia aun cuando uno haya sido tratado con aspereza. Nótese que esto no era exclusivo del grupo de creyentes, sino que era para ser manifestado para con todos también. Esta actitud iba más allá de la moralidad de la época y era típicamente cristiana (Rom. 12:17, 19–21; 1 Ped. 3:9; cf.cf. Confer (lat.), compare Mat. 5:38–42, 43–48).
16-18 Una serie de recomendaciones breves e incisivas indica la base del vivir cristiano. Son muy generales y podrían aplicarse a cualquier grupo de creyentes. Los cristianos tienen buena base para el gozo tanto en su experiencia de salvación como en su esperanza de lo que Dios hará en el futuro, pero necesitan expresar ese gozo. Hay un justo y adecuado lugar para la expresión de una emoción alegre. Los cristianos deben también orar; aquí proba blemente en el sentido de hacer peticiones a Dios, ya que el próximo mandato tiene que ver con la necesidad de ser agradecido. Común a los tres mandatos es el énfasis sobre el cumplimiento de ellos todo el tiempo y en todas las circunstancias; esto no quiere decir, p. ej.p. ej. Por ejemplo que uno ora ininterrumpidamente, sino que uno ora regular y frecuentemente. Tal estilo de vida es posible, Pablo agrega que es el propósito de Dios; él quiere que su pueblo esté gozoso, fiel en la adoración y agradecido, y él lo posibilita para que así sea.
19–22 Otra breve serie de declaraciones está relacionada con el Espíritu y sus dones. Lo que aparece en detalle en 1 Cor. 12–14 está declarado aquí resumidamente. El Espíritu es poderoso y activo co mo fuego en la congregación (cf.cf. Confer (lat.), compare Rom. 12:11; 2 Tim. 1:6 para la metáfora). Los dones para el ministerio estaban siendo ejercitados, pero algunas personas estaban tratando de suprimirlos (no sabemos exactamente cómo), pero es malo intentarlo. En particular Pablo subrayó la necesidad de valorar las declaraciones de los profetas. Posiblemente la iglesia había tenido una mala experiencia con ellos (cf.cf. Confer (lat.), compare 1 Jn. 4:1–3), y en lugar de ejercitar discernimiento entre las verdaderas y falsas profecías, estaban limitando toda la actividad. La iglesia debería más bien examinarlo todo, es decir, evaluar las declaraciones de los profetas (1 Cor. 12:10; 14:29). Se debería retener lo bueno y rechazar cualquier cosa que fuera incorrecta en las enseñanzas proféticas. (Los vv. 21, 22 se pueden entender de una manera más general, pero tienen una aplicación más estrecha en este contexto.)
23, 24 Finalmente, Pablo eleva una oración por sus lectores (cf.cf. Confer (lat.), compare 3:11–13) y el mismo Dios está personalmente interesado por ellos. El es la fuente de las bendiciones espirituales, aquí resumidas como paz, y por lo tanto es correcto orar para que él capacite a los que son llamados †œsantos† a llegar a ser cada vez más santos en todo su ser. Pablo está pensando en un proceso continuo, y el resultado ideal será que en cualquier momento que el Señor regrese encontrará a su pueblo completamente sin mancha en todo vuestro ser. Tanto espíritu, como alma y cuerpo es una manera de decir †œcompletamente† en referencia a los tres aspectos del ser hu mano: la vida en relación con Dios, la personalidad humana y el cuerpo a través del cual uno actúa y se expresa a sí mismo. Aunque la vida cristiana demanda un esfuerzo humano, en el análisis final todo depende de Dios mismo que es fiel. Los que confían en él están confiando en que él los preservará hasta el fin, y tienen todas las razones para creer que él es digno de confianza.
5:25-28 PEDIDOS Y SALUDOS FINALES
Una carta en la antigüedad concluía naturalmente con saludos y pedidos personales. Aquí están muy relacionados con la vida cristiana y el testimonio del escritor y sus destinatarios. Pablo pide a sus lectores frecuentemente que oren por sus colegas y por él mismo (2 Tes. 3:1, 2); ésta era una forma en la que ellos compartían su misión, y los misioneros por su lado dependían de tal sostén. Los lectores habían de saludarse unos a otros con una señal cristiana de afecto. Al dar esta instrucción, Pablo estaba indicando que, a pesar de su ausencia de ellos, él estaría asociado con ellos en sus saludos. El beso funcionaba como una señal de afecto y respeto y la palabra no necesariamente tiene implicación sexual.
27 En este punto Pablo mismo probablemente tomó la pluma de su secretario y remarcó que la carta debía ser leída a todos en la congregación. Fue presumiblemente leída (¿en lugar de un sermón?) cuando todos estaban allí, de modo que sustituyó a Pablo en su ausencia. Pablo quería estar seguro de que su mensaje llegara a todos aquellos para quienes estaba destinado.
28 Pablo siempre cerró sus cartas con una bendición, similar en palabras a los saludos iniciales. El saludo secular normal (Hech. 15:29) fue reemplazado por un deseo cristiano que nos lleva al corazón del evangelio, a la persona de Jesús como el Señor y como la fuente del favor divino.
I. Howard Marshall
Fuente: Introducción a los Libros de la Biblia