Significado de Vida
Ver Concordancia
(heb. jayyîm [del verbo jâyâh, «vivir»]; gr. zÇe, bíos).
El fenómeno de la vida, en la Biblia, se presenta como un todo unitario, sin
que haya distinción entre la vida física, intelectual o espiritual. Cabe
destacar que, siempre dentro de este concepto, zÇe; se refiere a la vida en su
aspecto biológico, y bíos a la vida en sentido moral o ético (género de
vida). Pero aun así, la vida en el hombre se da como un todo y más bien se la
describe gráficamente en vez de conceptualizarla con rigor teórico. Así se
habla del aliento y de la sangre como manifestaciones de la vida (Gn. 2:7;
Lv.17:11); vida que se concreta con las imágenes del agua y de la luz (Gn. 2:5;
Is. 58:8). Dios es el Viviente por excelencia, la fuente de la vida (Ez.
17:19; 33:11; Dt. 33:15). La distancia que existe entre Dios y la vida creada
la cubre el Espíritu (heb. Rúaj; gr. Pnéuma); todo cuanto lleva vida en el
cosmos la tiene en virtud del Rúaj de Dios (Sal. 104:30).
El concepto cristiano de vida sostiene que Cristo, el prototipo de la vida
verdadera (1Co. 15:23), es la fuente de la misma (1 Co. 15:45; Jn. 14:6). En
Cristo es donde se opera para la humanidad el auténtico vivir ante Dios, la
verdadera dirección religiosa de la vida. Esta vida cristiana es una
penetración de vida en todas las esferas del ser humano: una nueva creación que
da impulso de nuevo a toda otra clase de vida (2 Co. 5:17; Gá. 2:20). Sobre el
futuro de la vida gravita la esperanza cristiana (Ti. 1:2; 3:7); vida eterna
que vencerá a la muerte* gracias a que Cristo, Dios, es la vida y la
resurrección (Jn. 11:25), la vida y la inmortalidad (He. 7:16; Ap. 20:14).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: VIDA
VIDA según la Biblia: Vida es aquello por lo cual un ser creado disfruta del lugar en el que el Creador lo ha puesto. Dios sopló en la nariz del hombre aliento de vida, «y fue el hombre un ser viviente» (Gn. 2:7).
Vida es aquello por lo cual un ser creado disfruta del lugar en el que el Creador lo ha puesto. Dios sopló en la nariz del hombre aliento de vida, «y fue el hombre un ser viviente» (Gn. 2:7).
Al entrar el pecado, el hombre pierde el derecho a esta vida, y Dios la reclama, diciendo: «Ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre» (Gn. 9:5) En ello se instituye la pena capital por el asesinato, nunca abrogada o alterada.
En las Escrituras se reconoce la diferencia entre la «vida» en un sentido moral y la «existencia». Ello se ve en este pasaje: «¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?» (Sal. 34:12).
Aquí se ve al hombre deseando vida, deseando gozarla. Ello responde a la objeción de los que intentan negar el castigo eterno, afirmando que «vivir para siempre» sólo se afirma de los creyentes, como en Jn. 6:51, 58.
Esto es cierto, pero muchos otros pasajes de las Escrituras demuestran que los malvados tendrán existencia eterna.
El hombre, en su estado natural, es considerado moralmente muerto en pecados, y necesitando ser vivificado por el poder de Dios; o como viviendo en pecados, y necesitando aceptar la muerte a fin de poder vivir en Cristo (cfr. Ef. 2:1; Ro. 6:2, 11).