Significado de Serpiente
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Este artículo incluye las culebras (reptiles ofidios, en especial los de
pequeño y mediano tamaños), las serpientes (ofidios de gran tamaño) y las
víboras (serpientes venenosas). En Palestina existen unas 35 clases de ofidios
(desgraciadamente, ninguna se puede identificar con certeza); unas 20 son
sumamente venenosas. Para referirse a ellas la Biblia emplea 10 términos
hebreos y 4 griegos (tanto genéricos como específicos):
1. Heb. nâjâsh (LXX ófis, drákÇn), término genérico usado con frecuencia.
Cuando se refiere a un reptil, la RVR siempre traduce «serpiente». 2. Heb.
tannîn, que también se vierte, en sentido general, con el mismo significado
(Ex. 7:9, 10, 12, BJ; Dt. 32:33; Sal. 91:13, DHH). No se debe confundir este
término hebreo, que puede significar «monstruo marino» o «serpiente», con
tannim, «chacal» o «lobo». Algunos eruditos hacen notar esta confusión en el
texto original (cf Lm. 4:3). 3. Heb. pethen (LXX aspís, basilískos, éjis,
drákÇn), traducido por «áspid» (Dt. 32:33; Job 20:14, 16; Sal. 58:4; 91:13; Is.
11:8); se trata de una serpiente venenosa de fiero aspecto, tal vez la cobra,
de la cual existen varias clases en Palestina (Naja haje es la más conocida).
4. Heb. shefîfôn (LXX egkathemenos), usado para «víbora» en la RVR (Gn. 49:17);
generalmente se cree que se refiere a una serpiente con cuernos. 5. Heb.
{akshûb (LXX aspís), que la DHH emplea para «víbora», aparentemente con cuernos
(Sal. 140:3). Algunos comentadores sostienen que el término hebreo también
puede significar «araña».* 6. Heb. tsefa{ y tsifônî, 2 palabras traducidas por
«áspid» en la RVR, y por «cobra» y «víbora» 1084 en la DHH (Pr. 23:32; Is.
11:8; 14:29; 59:5, Jer. 8:17); es el nombre de cierta clase venenosa (podría
ser la cobra; de lo contrario se proponen la Daboia xanthina y la Ailurophis
vivax). 7. Heb. ef{eh (LXX aspídes, basilískos), vertido como «áspides» (RVR)
y «serpiente» (DHH); otra venenosa no identificada. Se la encontraba en el sur
(ls. 30:6), era mortal (Job. 20:16) y era un reptil que nacía de huevos (ls.
59:5). Según Bodenheimer sería una víbora ponzoñosa muy común en las planicies
de Jericó. 8. Heb. sârâf (LXX ófis), que en una expresión combinada, sârâf
me{ôfêf, se traduce por «serpiente voladora» (Is. 14:29; 30:6); asimismo la
combinación nâjâsh sârâf, «serpientes ardientes», en Nm. 21:6 y Dt. 8:15, pero
no se sabe a ciencia cierta de qué clase se trata. Además, una forma del verbo
heb. 5âjal («arrastrarse [reptar]»), vertida como «veneno de serpientes» (RVR)
y «serpientes venenosas» (DHH), se refiere al mismo ofidio. 9. Heb. 5ôjeleth
(1 R. 1:9). {Eben ha-zôjeleth, «peña de Zohelet» (RVR; «Piedra de la Culebra»,
NBE) es el nombre de un lugar en las inmediaciones de Jerusalén. Lo de
serpiente, víbora o culebra sería por derivar el término hebreo de la raíz 5jl
(cf Dt. 32:24; Mi.7:17). 10. Heb. liwyâthân (ls. 27:1; etc.). 11. Gr. ófis,
la palabra más comúnmente usada por la RVR para serpiente. Aparece 14 veces
(Mt. 7:10; Jn. 3:14; Ap. 12:9; etc.). 12. Gr. éjidna, posiblemente la víbora
común. Cristo dijo que los dirigentes judíos eran una «generación de víboras»
(Mt. 3:7; 12:34; 23:33; Lc. 3:7). A Pablo lo mordió esta clase de víbora en
Malta después del naufragio rumbo a Roma (Hch. 28:3). 13. Gr. aspís, «áspid»,
que sólo aparece en Ro. 3:13. 14. Gr. herpetón, que se usa con el sentido
genérico de «reptil» (Hch. 10:12; 11:6; Ro. 1:23).
460. Serpiente sobre una estela (izquierda) encontrada Tell Beit Mirsim, la
antigua Debir; el dibujo (derecha) facilita el reconocimiento de los detalles.
461. Monumento a la serpiente en Petra.
Las serpientes suelen vivir entre las rocas (Pr. 30:19), en los intersticios de
la pared de una casa (Am. 5:19) o en las cálidas arenas del desierto (Nm.
21:6). Algunas buscan las zonas húmedas, como las cercanías de cisternas, lo
que tal vez explique por qué los semitas les pusieran nombres de ofidios a
muchos pozos. Temidas por su veneno (Sal. 140:3), a menudo se las presenta
como instrumentos de la ira divina (Dt. 32:24; Jer. 8:17), como símbolos de
deshonestidad y maledicencia (Gn. 49:17), malignidad (Mt. 3:7), de los efectos
de la embriaguez (Pr. 23:32), y también de 1085 sabiduría, astucia y prudencia
(Mt. 10:16). Sirvieron para representar a los impíos (Sal. 58:4, 5), los
enemigos de Israel (Dt. 32:33), los filisteos (Is. 14:29), a ciertos escribas y
fariseos (Mt. 23:33) y los peligros en general (Sal. 91:13). Satanás usó una
serpiente para provocar la caída del hombre (Gn. 3:2; 2 Co. 11:3); de allí que
a menudo se lo llame con ese nombre (Ap. 12:9; 20:2; etc.).
Se ha argumentado que los antiguos creían que las serpientes comían polvo, y
que esa idea equivocada encuentra su origen en la maldición profética
pronunciada por Dios sobre ella (Gn. 3:14). Pero la literatura de ese tiempo,
recientemente descubierta, revela, por el contrario, que ellos le daban un
sentido figurado a esas declaraciones, puesto que añadían a sus maldiciones el
deseo de que el maldito comiera el polvo (véase CBA 1:244).
Las serpientes eran objetos de adoración en las religiones cananeas, aunque no
se sabe si se las consideraba dioses. Se han descubierto estelas en diversos
lugares de Palestina y Siria en las que figuran ciertos individuos,
presumiblemente dioses, con ofidios enrollados en torno de sus cuerpos (fig
460). Algunos dioses y diosas aparecen llevándolos en las manos (fig 459).
Diversos monumentos en los que figuran, como el de Petra (fig 46 l),
ciertamente fueron erigidos como objetos de culto. Cuando los judíos
comenzaron a imitarlo, e hicieron, un ídolo de la serpiente de bronce hecha por
Moisés, el piadoso rey Ezequías la destruyó (Nm. 21:8, 9; 2 R. 18:4).
Encantadores de serpientes, como los que se mencionan en la Biblia (Ec. 10:11;
Jer. 8:17; Stg. 3:7), todavía se encuentran en Egipto, Palestina y la India.
Son capaces de paralizarlas, incluso a las más venenosas, al apretar su cuello
hasta que se queden rígidas. Véase Animales mitológicos (Dragón; Leviatán).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: SERPIENTE
SERPIENTE según la Biblia: Reptil (Gn. 3:1, 14) provisto de cabeza, cola y cuerpo (Gn. 3:15; Éx. 4:4), pero sin miembros. Su nombre genérico heb. es «nãhãsh», en gr. «ophis» (Gn. 3:13, cfr. 2 Co. 11:3; Nm. 21:9; cfr. Jn. 3:14).
Reptil (Gn. 3:1, 14) provisto de cabeza, cola y cuerpo (Gn. 3:15; Éx. 4:4), pero sin miembros. Su nombre genérico heb. es «nãhãsh», en gr. «ophis» (Gn. 3:13, cfr. 2 Co. 11:3; Nm. 21:9; cfr. Jn. 3:14).
Al reptar, se arrastra frecuentemente por el polvo (Mi. 7:17; cfr. Gn. 3:14; Is. 65:25). La mordedura de ciertas serpientes inyecta en la herida un veneno mortal (Nm. 21:6; Sal. 58:5; Pr. 23:32). Hay encantadores de serpientes (Ec. 10:11).
La serpiente se halla en los desiertos, en los lugares habitados, cerca de los caminos, en las peñas, en los muros (Gn. 49:17; Nm. 21:6; Pr. 30:19; Ec. 10:8; Am. 5:19). La especie de serpientes ardientes que se menciona en Nm. 21:6 está extendida por Arabia y otros países. (Véase SERPIENTE DE BRONCE más abajo.)
En heb. hay ocho términos diferentes que designan a serpientes, y no es posible precisar en cada caso la especie de que se trata. Las serpientes son numerosas en Egipto y en la península del Sinaí. En Palestina hay 33 variedades conocidas.
La mayor parte de ellas son inofensivas, pero algunas son muy peligrosas, como la terrible cobra egipcia («naja haje»), la víbora amarilla («daboia xanthina»), la «echis arenicola», la «vipera euphratica» y la «vipera ammodystes», el cerastes o víbora de África («Cerastes Hasselquistii»).
La víbora que mordió a Pablo en Chipre es generalmente identificada con la «vipera aspis».
Al haber sido la serpiente el instrumento de la tentación, fue maldita entre todos los animales (Gn. 3:1, 14).
De la misma manera que hay posesión demoníaca en hombres y animales (Lc. 22:3; Mr. 5:13), el mismo Satanás se sirvió de la serpiente para seducir a Eva (2 Co. 11:3; Ap. 12:9; Ro. 16:20; Sab. 2:24). (Véase DIABLO.)
La maldición de Gn. 3:14-15 es doble: recae sobre la serpiente, animal que viene a ser objeto de honor particular para la mujer y para el hombre; recae también en el diablo, la «serpiente antigua» cuya cabeza será aplastada por la posteridad prometida a la mujer, Cristo (Col. 2:15; He. 2:14).
La adoración a la serpiente se da en multitud de religiones paganas en el mundo. De esta manera ha conseguido Satanás la adoración de multitudes de este mundo caído.
El Señor recomendó a Sus discípulos que fueran «prudentes como serpientes» (Mt. 10:16), probablemente una alusión a Gn. 3, donde el término «astuta» se traduce en la LXX con el mismo término gr. que en este pasaje se traduce «prudente».