Significado de Escudo
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Las figuras egipcias muestran que los sirios y los hititas usaban escudos
planos, alargados, cubiertos de cuero. Los mitanios, los filisteos y los
asirios aparecen representados con escudos redondos, aunque los asirios también
usaban uno largo y curvado. Los hebreos tenían 2 clases: uno pequeño y redondo
(heb. mâgên; 2 S. 22:31; 1 Cr. 5:18; 2 Cr. 14:8; Neh. 4:16), y otro largo (heb.
tsinnâh; 1 Cr. 12:8; 2 Cr. 9:15, B; 14:8; 25:5; Sal. 35:2; Ez. 23:24).
Comúnmente los escudos se hacían de madera, con un cuero extendido sobre su
superficie al que se aplicaba aceite (2 S. 1:21; Is. 21:5) para mantenerlo
flexible; durante las marchas lo protegía una cubierta (ls. 22:6, BJ). Los
escudos de bronce de 1 R. 14:27 quizás eran metálicos sólo en parte. Algunos
estaban recubiertos de oro con propósitos decorativos (10:16, 17). Para otros,
según Job 15:26, la palabra hebrea designaría las piezas metálicas (heb. gab)
adheridas a los escudos (tales ornamentos a menudo eran incrustaciones en forma
de uñas de bronce con cabezas redondeadas, amplias y planas). Los relieves
asirios de Laquis muestran a los defensores hebreos de la ciudad con pequeños
escudos redondos. En el NT se usa la palabra gr. thureós (Ef. 6:16; figs 11,
30, 262, 308).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: ESCUDO
ESCUDO según la Biblia: Los había de dos clases: el pequeño, redondo o bien ovalado («magen»: Pr. 6:11; 1 S. 17:7, 41; 1 R. 10:16; etc.), y el grande, alargado («sinna»), que al hombre bien armado le servía para la lucha cuerpo a cuerpo.
Los había de dos clases: el pequeño, redondo o bien ovalado («magen»: Pr. 6:11; 1 S. 17:7, 41; 1 R. 10:16; etc.), y el grande, alargado («sinna»), que al hombre bien armado le servía para la lucha cuerpo a cuerpo.
Este escudo grande tenía también aplicaciones de oro, y servía igualmente como pieza de adorno o equipo de parada (1 R. 10:16 s.), y podía ser de madera o tejido de caña, recubierto de cuero, untado con aceite (2 S. 1:21; Is. 21:5), a veces también repujado (Jb. 15:26), protegido durante la marcha por una funda (desenfundar el escudo, Is. 22:6).
Las personas distinguidas tenían su escudero (1 S. 17:7, 41). En el Antiguo Testamento la imagen del escudo (las más de las veces «magen») se aplica frecuentemente a Dios.
En el Nuevo Testamento se habla del escudo de la fe (Ef. 6:16). El creyente lo debe llevar, como lo lleva también Jehová (Sal. 35:2). Sobre esta fe rebotan las flechas incendiadas del diablo.