Significado de Tofet
Ver Concordancia
(heb. Tôfeth, «altar»).
La palabra hebrea, de acuerdo con la pronunciación masorética, resulta de
asignarle a las consonantes t-f-th las vocales de bôsheth, «vergüenza», con lo
que el término adquiere el significado de «escupida» o «lugar aborrecible».
Pero muchos comentaristas creen que deriva de la raíz aramea, «arder»,
«quemar»; por tanto, significaría «lugar donde arde o se quema algo».
Lugar en el valle de Hinom donde, en los días de ciertos reyes de Judá, se
ofrecían sacrificios humanos consumidos por el fuego (especialmente de niños)
en los altares de Moloc (2 R. 23:10; Jer. 7:31). Isaías, mediante el empleo de
un lenguaje sumamente figurado, se refiere a Tofet como un símbolo de la
destrucción de un rey asirio (Is. 30:33), y Jeremías profetizó que ese lugar en
especial llegaría a ser escenario de una matanza, de manera que todo el valle
donde se encuentra Tofet recibiría el nombre de «valle de la Matanza» (Jer.
7:31, 32; 19:6) y se lo consideraría inmundo (19:13).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: TOFET
TOFET según la Biblia: Nombre de etimología incierta.
Un lugar alto construido en el valle de Hinom. En tiempos de Isaías y Jeremías había muchos habitantes de Jerusalén que inmolaban a sus propios hijos, quemándolos vivos (Jer. 7:31) en honor de Moloc (2 R. 23:10).
Nombre de etimología incierta.
Un lugar alto construido en el valle de Hinom. En tiempos de Isaías y Jeremías había muchos habitantes de Jerusalén que inmolaban a sus propios hijos, quemándolos vivos (Jer. 7:31) en honor de Moloc (2 R. 23:10).
Para impedir el retomo de estas abominables prácticas, el rey Josías profanó Tofet. Jeremías profetizó enérgicamente con estas palabras: «Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola.
Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón» (Jer. 7:30-31).
Profetizó a continuación que multitudes, azotadas por el Señor, perecerían en este lugar (Jer. 7:32, 33; 19:6; 32:35); un lugar similar sería dispuesto para el rey de Asiria (Is. 30:33).
Esta costumbre desapareció completamente de entre los judíos, que quedaron liberados del pecado nacional de idolatrías después del cautiverio babilónico. Sin embargo, no desapareció de la civilización fenicia hasta muy tarde en la historia.
Tertuliano (aprox. 160-225 d.C.) afirma que en sus propios días se seguían celebrando estos sacrificios en Cartago y en África en general, siguiendo el culto pagano a Baal.
Las recientes excavaciones del Tofet de Cartago dan una sobrecogedora ilustración de esta degeneración del espíritu humano.